Política y Derechos Humanos
Politique et droits de la personne
Politics and Human Rights
Tlahui-Politic No. 1, I/1996 


EL CASO LUIS DONALDO COLOSIO. I/II 

Mario Rojas Alba

Dudas, incertitudes e impunidad en el caso Luis Donaldo Colosio

Mario Rojas Alba. Montreal, Qc. Canadá, a 10 de enero de 1996. I/II. El asesinato de quien fuera candidato a la Presidencia de México, Luis Donaldo Colosio (ocurrido el 23 de marzo de 1994) manifiesta de manera nítida el nivel de violencia política alcanzada en los procesos electorales mexicanos. Las dudas, las contradicciones y las insuficiencias de la investigación del magnicidio, reflejan por su parte las graves carencias en la impartición de la justicia al mismo tiempo que la dependencia casi absoluta del poder judicial de parte del ejecutivo federal, una de las deformidades que caracterizan al presidencialismo mexicano fuertemente centralizado.

La televisión comercial cómplice en el clima de histeria y cacería de brujas

 A diferencia de la población de los EUA que se conmocionó hace tres décadas con los magnicidios de los hermanos Kenedy, el pueblo mexicano apenas recordaba el asesinato del Presidente Alvaro Obregón hacía ya siete décadas. El asesinato de dirigentes o militantes de la oposición, es un fenómeno no menos grave pero común en la vida cotidiana de la sociedad mexicana, no obstante esta vez la gente sentía que el peligro tocaba la puerta, eran los momentos de "encomendarse al santo de devoción" por que la violencia estaba suelta y no reconocía amigos o enemigos.

En una situación como esa, los medios de información deberían hacer gala de prudencia, nada más lejos que eso ocurrió y sigue ocurriendo en México. Los estudiosos del régimen mexicano conocen perfectamente que los medios de información, particularmente la televisión comercial, forman parte de una unidad indisoluble con el poder gubernamental, en ese sentido, el asesinato de Colosio era otra vez más una nueva y maravillosa oportunidad para agredir a la oposición política de centroizquierda. Sin embargo, la energía del temor desatado escapó del control de los "desinformadores" de la televisión, para revertirse finalmente en contra de los altos dirigentes del PRI-gobierno.

Dos días después del crimen y como resultado de las opiniones tendenciosas de Jacobo Zabludowsky, que intentaba involucrar a la oposición cardenista, la incertidumbre y el temor se generalizaron en diferentes partes de la república. El ambiente de tensión en algunos casos alcanzó el nivel de la histeria, los sentimiento de persecución y temor causaron numerosos incidentes, basta recordar la agresividad de los priístas en contra de Manuel Camacho Solís en su visita de condolencias, menos violenta contra Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas. Durante los funerales los mismos priístas le gritaron a Carlos Salinas de Gortari, ¿Quién fue, Quién fue, Quién fue....?al tiempo que tiraban con estruendo las butacas del recinto.

Todavía un mes después del asesinato la histeria continuaba, el 23 de abril, al momento en que se realizaba una misa en la Basílica de la Guadalupe, el abad Guillermo Schulemburg interrumpió su homilía, cuando un hombre que sacó un cuchillo de entre sus ropas y se hirió a sí mismo en los brazos, al tiempo que gritaba -¡Me quieren matar!, el personal de seguridad tuvo que intervenir para detenerlo y sacarlo de la Basílica, el hombre insistía en que lo querían involucrar en el asesinato de Colosio [1].

 El Subprocurador Montes: pieza clave para encubrir el crimen

 El asesinato de quien fuera candidato a la Presidencia de México, Luis Donaldo Colosio [2], manifiesta de manera nítida el nivel de violencia política alcanzada en los procesos electorales mexicanos. Los antecedentes de Miguel Montes nos permiten entender de cierta forma, las posible razones por la que Salinas lo nombró Subprocurador especial para la investigación del caso Colosio.

Antecedentes de un higienista jurídico

 Era un día turbulento como todos los del Colegio Electoral de 1988, desesperados ante la imposibilidad de impedir el fraude electoral, los diputados federales del Frente Democrático Nacional decidimos tomar una vez más la tribuna. Demacrados por la tensión y el agotamiento de las prolongadas cesiones, los frentistas ocupamos todo el espacio de la tribuna de los debates.

Mientras tanto Miguel Montes desde lo alto, en el puesto de la Presidencia de la Cámara, nos veía con una falsa tranquilidad, al mismo tiempo miraba insistentemente a los diputados priístas y agentes de seguridad que se encontraban al fondo y costados del recinto parlamentario, con los ojos, Montes daba las indicaciones para la respuesta preparada con anticipación. De los mismos lugares salieron entonces rápidamente decenas de policías vestidos de civil que se mezclaron con los diputados priístas. Un numeroso grupo de agentes protegió de inmediato la espalda del mismo Montes, mientras que más de un centenar de diputados del PRI apoyados por otro tanto de policías nos desalojaban por la fuerza de la tribuna. Finalmente el dictamen que reconocería a Carlos Salinas de Gortari como Presidente de México sería únicamente firmado por los diputados del PRI.

En julio de 1988 el mismo Miguel Montes García había sido electo diputado federal por la ciudad de Guanajuato (I Distrito), en un proceso electoral ampliamente señalado como fraudulento. Poco después Montes sería designado Presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados y tres años más tarde Procurador de Justicia del Distrito Federal, cargos que desempeñaría de manera poco brillante.

En el último tercio de 1988, en la oficina de la Representación Morelense de la Torre Latinoamericana, en el Distrito Federal, Montes había tenido cuando menos dos sospechosas reuniones con el Gobernador Rivapalacio, reuniones que ocurrieron coincidentemente en los momentos en que Rivapalacio inició las detenciones arbitrarias, la persecución policiaca, la tortura, el crimen y la desaparición política, particularmente contra los cardenistas de la región oriente de Morelos.

El mismo Miguel Montes fue nombrado por Carlos Salinas de Gortari, como Subprocurador Especial para "esclarecer" el caso del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta. En realidad, Montes había recibido una vez más, la difícil tarea de limpiar el rostro del sistema con el agua bendita de la "ley" hecha a imagen y semejanza del poder.

La designación del Subprocurador violentó el federalismo

 La estructura jurídica mexicana corresponde a una federación de estados libres y soberanos. De acuerdo con la legislación penal, el homicidio es un delito del fuero común que sólo existe en los códigos penales de los estados y del Distrito Federal. El delito de homicidio es pues competencia exclusiva de los tribunales locales de los Estados y no de los de la Federación. Por lo tanto correspondía a los tribunales del Estado de Baja California Norte y a nadie más, instaurar el juicio contra Mario Aburto Martínez y coprocesados por el homicidio de Luis Donaldo Colosio. La substitución de los tribunales de Baja California Norte, por una Subprocuraduría Especial de carácter federal, Colosio, contravino el marco constitucional. Es evidente que el ejecutivo federal buscaba el control absoluto de la investigación.

El Subprocurador y la demostración del complot criminal

 Se puede suponer que al principio Salinas de Gortari dio las indicaciones necesarias para que Montes realizara una investigación amplia, profunda y eficiente, Montes se la creyó. Es por eso que entonces, una cantidad impresionante de elementos del poder judicial federal se movilizaron en el juicio y esclarecimiento del homicidio, entre ellos, más de 500 expertos y agentes de investigación fueron destinados al caso.

Los resultados fueron estimulantes, según el primer reporte que Miguel Montes presentó a la opinión pública: el asesinato de Colosio había sido producto de un complot con la implicación de varios individuos, incluidos algunos de los propios agentes de seguridad del candidato presidencial, así como de elementos relacionados con el Partido Revolucionario Institucional de Tijuana. Se afirmó también que dos personas desde ángulos diferentes habían disparado contra la víctima: la trayectoria del proyectil que perforó el cráneo fue de derecha a izquierda y de izquierda a derecha el que penetró en el abdomen. Como consecuencia fueron detenidos además de Mario Aburto, Tranquilino Sánchez, Rodolfo Rivapalacio, Vicente Mayoral Valenzuela y Rodolfo Mayoral, los que según las propias autoridades, habían actuado coordinadamente en el homicidio del candidato.

[Mensajes para nuestros amigos]

Valadés entendió mejor las verdaderas intenciones de Salinas

 Las afirmaciones de Montes contradecían las opiniones externadas por el Procurador General de la República, Diego Valadés. El Procurador informó que Aburto Martínez había hecho dos disparos, uno en la cabeza y otro en la región abdominal. Según el Procurador, Aburto había caminado unos 10 metros entre la multitud, hasta quedar al lado derecho del candidato, y entonces: acercó un revolver hasta colocarlo en su sien derecha, y lo accionó produciéndole en ese instante la herida que lo privó de la vida, al caer el candidato alcanzó a girar a su izquierda cuando el mismo Aburto disparó el segundo tiro en el abdomen, decía el procurador olvidando que todo individuo que recibe un tiro en la cabeza, estando de pie, se desploma de manera automática, la posibilidad de que Colosio realizara un giro era casi imposible, menos uno de 180 grados como el que supuestamente ocurrió según la imaginación del procurador Valadés.

En la conclusión del procurador, no había rastro de complot, únicamente la acción de un magnicida solitario que buscaba obtener notoriedad. Por consecuencia, a excepción de Mario Aburto, los presuntos implicados en el homicidio fueron puestos en libertad. Los medios de información ligados al gobierno coincidieron con la posición oficial del procurador Valadés. En los días siguientes, los medios informativos progubernamentales dejaron de insinuar la responsabilidad cardenista para insistir ahora en la hipótesis del magnicidio cometido por un asesino solitario "con ideas pacifistas y defensor de los derechos humanos".

[Mensajes relacionados con el contenido del artículo]

 Silencio y cambio de posición del Subprocurador Montes

 El subprocurador especial se quedó solo con la hipótesis del complot. Después de algunos días de silencio, tiempo que posiblemente fue empleado para consultar con Salinas de Gortari, Montes cambió de posición, para adoptar la misma línea del Procurador General y de los medios controlados por el gobierno, es decir que el asesinato de Colosio había sido el resultado del plan y acción individual de Mario Aburto.

Diana Laura Riojas: lealtad, dudas y desengaños

 La primer información que Diana Laura Riojas recibió fue que su marido, Luis Donaldo, había sido golpeado en la cabeza, con un palo. A su llegada al hospital en donde se encontraba su esposo, el periodista Federico Arreola, amigo cercano del candidato, le informó finalmente la verdad, no fue un palo, fue un balazo y le atravesó la cabeza [3].

 Independientemente de todas las irregularidades del proceso y de la actitud encubridora de los responsables de la investigación, Diana Laura Riojas mantuvo siempre una actitud extraordinariamente prudente y un aplomo admirable, sin la menor traza de resentimiento, Diana Laura habló y dio la cara al público, a la prensa y a su partido, manifestando siempre una actitud noble y responsable en sus palabras y gestos. Diana Laura Riojas se ganó, sin buscarlo, el reconocimiento, la solidaridad, el apreció, y el cariños del pueblo mexicano. Alcanzó tal grado de popularidad, que uno podía escuchar en los corrillos de la calle, en las pláticas de café, y en diferentes medios, el interés que la población tenía para que Diana Laura Riojas pudiera continuar la campaña de su marido, es decir que ella misma debería asumir la candidatura a la Presidencia de la República.

Para obtener justicia no bastó la enorme manifestación de lealtad de Diana Laura para con su partido. El cambio de actitud del Suprocurador que abandonó la hipótesis del complot y fortaleció de la hipótesis del asesino solitario representó un revés al rumbo que llevaba la investigación, eso hizo que Diana Laura pensara en seguir más de cerca la investigación [4], pasó entonces a la sospecha de que el asesinato de su marido podía haber sido planeado por un director intelectual. El 5 de junio de 1994, Diana Laura le solicitó al Subprocurador Miguel Montes que no descartara la hipótesis de que la conducta criminal de Mario Aburto, podía haber sido coadyuvada por influencias de terceros y que el acto homicida podía haber sido planeado por un director intelectual [5].

 Diana Laura Riojas: la búsqueda de la verdad

 A pesar de que la economista Diana Laura Riojas de Colosio, practicó regularmente la gimnasia y el Hata-Yoga, no pudo superar el padecimiento pancreático que le afecto por varios años, el cual le hizo crisis después del asesinato de su esposo [6]. Después de ser hospitalizada por varios días, Diana Laura finalmente falleció el viernes 18 de noviembre de 1994, víctima de un adenocarcinoma pancreático, diagnosticado desde el 14 de marzo de 1990 [7]. En las últimas actividades de Diana Laura se manifestó el desaliento. El sábado 9 de julio, Diana Laura salió de gira por Europa, en la entrevista concedida al diario El País en España, afirmó que sería muy difícil saber la verdad sobre la muerte de su marido [8].

 Aparece el segundo tirador

 El nuevo subprocurador especial designado por el gobierno de Zedillo, Pablo Chapa Bezanilla, retomó la investigación del caso Colosio, para informar, el 19 de diciembre, que la dependencia a su cargo investigaba la posible relación entre el asesinato de Colosio Murrieta y del director de la Seguridad Pública en Tijuana, Federico Benítez, por darse en circunstancias más o menos cercanas [9]. Después de revisar ocho declaraciones de testigos presenciales, la Procuraduría General llegaba a la conclusión de que había un segundo asesino, es hasta 1995 que las autoridades arrestaron al segundo tirador, Othón Cortés Vázquez. Los testigos Jorge Romero Romero y Jorge Amaral Muñoz, afirmaron en sus declaraciones ministeriales, que lo habían visto disparar [10].

 El Búho insiste: fueron los narcopolíticos

 De acuerdo a la declaración y a los documentos que Eduardo Valle Espinosa El Búho presentó ante la PGR, en el consulado de México en Washington, Colosio fue enterado de que había habido una invitación de empresarios regiomontanos para una comida, a la que fue invitado "un miserable individuo de nombre Mario García, quien a su vez invitó a un arquitecto lavadólares de García Abrego, de apellidos Gamboa Bertrau, y que en esa mesa iba a estar Humberto, hermano de Juan García Abrego", presunto jefe de la organización que mayor cantidad de cocaína colombiana introduce en Estados Unidos [11].

 Eduardo Valle aseguró que el entonces candidato a la Presidencia fue alertado de la personalidad de su coordinador de Eventos Especiales, Raúl Zorrilla Cosío, exsubsecretario de Comunicaciones y Transportes. "Los encargados de esta averiguación previa deberían conocer si efectivamente Raúl Zorrilla iba a ser lanzado fuera del equipo de Colosio, porque todos sabemos que Colosio iba a realizar cambios muy importantes en su equipo" [12]. La nueva subprocuradora especial encargada del esclarecimiento del homicidio de Colosio, Olga Islas, afirmó que ninguna hipótesis había sido descartada, incluida la de que el asesinato pudo ser planeado por narcopolíticos.

[Mensajes para nuestros amigos]

Muchos cabos sueltos

 La investigación oficial dejaba muchos cabos sueltos. Siendo su tierra natal y coordinador de la campaña de Colosio, ¿por qué Zedillo no se presentó en las actividades electorales el día del asesinato?. ¿Cuáles eran los verdaderos móviles del asesinato del Director de la Policía Municipal de Tijuana, el jueves 28 de abril?, es de recordar que el director fue acribillado por un grupo de individuos desconocidos cuando realizaba una investigación independiente sobre el trágico asesinato de Colosio.

¿Qué tenía que ver el narcotráfico en todo eso?. En la detención del subprocurador de Justicia del Estado de Baja California, Sergio Ortiz Lara, se le relacionaba junto a Tranquilino Sánchez, con la matanza de la discoteca Cristine de Puerto Vallarta, en noviembre de 1992, cuando ocurrió la balacera en la que murieron seis personas, en un aparente ajuste de cuentas entre narcotraficantes.

¿Y los dinosaurios?. Es curioso que el Secretario de Agricultura, Carlos Hank González, violando la ley al utilizar papel membretado y fax de la SARH, haya sido el primero en destapar a Ernesto Zedillo. La familia Hank participaba desde antes en el financiamiento de la campaña priístas, uno de sus hijos, Carlos Hank Rohn había estado en la histórica reunión con el presidente Salinas, el 23 de febrero de 1993, cuando donde los 30 magnates de mayor peso económico decidieron financiar al PRI. Otro de sus hijos, Jorge Hank, había sido relacionado con el asesinato del periodista Héctor Félix Miranda, del semanario Zeta de Tijuna, ocurrido en esa ciudad el 20 de abril de 1988.
 


Al igual que Montes, Bezanilla en el mutismo
Referencias, siglas y glosario
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