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Tlahui-Medic. No. 2, II/1996
I/III. CLASIFICACIÓN TRADICIONAL DE LOS ALIMENTOS
FRÍO-CALIENTE EN UN PUEBLO DE ORIGEN NÁHUATL
Dr. Mario Rojas Alba
Instituto Mexicano de Medicinas Tradicionales Tlahuilli A.C.
Notas y Bibliografía
Primera de tres partes I/III.
Discusión de los resultados de una encuesta en el
pueblo de Xoxocotla, Morelos, México, y las referencias comparativas
con la dieta polarizante y la macrobiótica.
1. RESUMEN
Se realizó una encuesta sobre la clasificación tradicional
de los alimentos en cincuenta indígenas nahuas de Xoxocotla, Morelos,
México. La edad promedio fue de 42.7 años, todos nativos
del lugar. Se encontraron coincidencias estadísticas en la clasificación
tradicional frío-caliente de los alimentos, sin diferencias de opinión
importantes en el conocimiento de los alimentos de origen prehispánico
y los introducidos con los colonizadores españoles después
de la conquista.
La clasificación frío-caliente es un sistema tradicional
que ha existido en diversas culturas del mundo, la encuesta apoya la hipótesis
de que la dicotomía tiene como base la sensibilidad gustativa de
los pueblos mesoamericanos a las cualidades químico-físicas
de los alimentos, en interacción dinámica a su propia concepción
filosófica de la dualidad divina (Ometeotl) del mundo primero, y
al pensamiento ideológico de la medicina hipocrática después
de la conquista española.
Los resultados de la encuesta tienen puntos de convergencia con sistemas
como el de la macrobiótica y la dieta polarizante de Sodi Pallares,
esta última con su enfoque termodinámico de sistemas abiertos.
Las posibilidades de la aplicación clínica y terapéutica
de la clasificación tradicional pueden ser amplios. El estudio que
aquí se presenta, es un trabajo preliminar que hace hincapié
en la necesidad de ampliar y profundizar la investigación médica
en ese campo.
2. INTRODUCCIÓN
En México, especialmente en la provincia y en el campo,
es muy común escuchar las opiniones de la gente en relación
a los alimentos considerados "fríos" o "calientes". "No comas tal
o cual alimento por que es caliente", suelen aconsejar; "debes comer tal
alimento por que es frío" pueden sugerir. La gente acepta la existencia
de padecimientos "calientes" como los excesos alimenticios, la intoxicación
digestiva y su conocido "hervor de sangre"; los de origen "frío"
como "la entrada de aire frío" en alguna parte del cuerpo. El lego
mexicano por lo general recomienda comer alimentos fríos en las
enfermedades calientes, y calientes en los padecimientos fríos.
En contraste con el abundante conocimiento común de los alimentos
frío-calientes, son muy escasos los trabajos de investigación
científica en el campo de la clínica médica. La mayor
parte de los investigadores se han dirigido a dilucidar los aspectos históricos,
antropológicos, e ideológicos del problema. El presente trabajo
intenta contribuir modestamente al conocimiento de la dicotomía
frío-caliente de los alimentos, desde un punto de vista médico,
sin soslayar otros aspectos que puedan contribuir de manera importante,
en la realización de un análisis más integrador.
Los antropólogos e historiadores no han logrado ponerse de acuerdo
en el origen de la clasificación tradicional. Para George M. Foster
(1 y 2), la dicotomía frío-caliente de la medicina popular,
es un legado hipocrático de su doctrina humoral, que penetró
a los pueblos latinoamericanos con la conquista para constituir la patología
humoral folk de la actualidad, especialmente entre los aztecas que manejaban
un sistema médico indígena muy sofisticado y que hacían
uso de cientos de plantas medicinales. Según Foster, La concepción
hipocrática se enraizó en la población a través
de la práctica médica popular que realizaron los primeros
misioneros españoles y por quienes los procedieron. En opinión
de Alfredo López Austin (3), la dualidad frío-caliente es
un elemento de la de la concepción médica indígena
anterior a la conquista española; el sistema hipocrático
viene a incorporarse posteriormente en mayor o menor medida. "El resultado
no es una suma de factores. Se trata de un proceso dinámico que
se proyectó, (...) sobre esta dualidad frío-caliente", que
existía antes de la conquista (4).
Independientemente del origen de la concepción "frío-caliente",
en el campo de la clínica médica interesa sobremanera saber
sí la clasificación tradicional tiene alguna base de sustentación
física, alguna utilidad terapéutica eficiente para el mundo
moderno o sí es simplemente una concepción simpática
del mundo de la fantasía y del folklore nacional, como dice George
M. Foster: "hoy en día, en una era de búsqueda e investigación
se maravilla uno de que una teoría tan poco relacionada con el mundo
real, como es el caso de la patología humoral, pudiera haber sobrevivido
inalterada tanto tiempo (5)". Es un error científico prejuzgar a
la concepción tradicional de irreal sin tener las pruebas suficientes
al respecto, sin embargo Foster se sorprende de que haya podido sobrevivir
tanto tiempo inalterado. En efecto, la resistencia de una ideología
al paso del tiempo, no es suficiente argumento para demostrar que tenga
un sustento real, pero si es un aspecto de peso a considerar para que se
investigue con mayor profundidad, máxime hoy en día que aparecen
magníficas teorías que se desechan a la mañana siguiente
por otras más sofisticadas; en la medicina muy pocas concepciones
soportan el paso de la historia.
En diversas partes del mundo, los pueblos y culturas antiguas desarrollaron
en forma "natural" o "inducida" de sensibilidad gustativa la clasificación
de los alimentos de acuerdo a sus cualidades químico-físicas.
Se podría explicar así porque diferentes sistemas de dualidad
frío-caliente se desarrollaron en lugares tan distantes como China
y México, entre otros. Se dice "natural" por que parece indudable
que los pueblos primitivos hayan sabido identificar los sabores y cualidades
de los alimentos en relación a sus características químicas
-desde luego sin conocer nada de la química moderna- de esta forma
lograron identificar a los alimentos en las dicotomías: "ácido-alcalino",
"dulce-amargo", "seco-húmedo" y "proteico-hipoproteico", etc.
Los botones gustativos nos permiten seleccionar los alimentos según
los deseos y también según las necesidades nutricionales
tisulares. Existen cuando menos cuatro sensaciones sápidas primarias:
ácido, salado, dulce y amargo; pero se sabe que una persona puede
percibir cientos de miles de sabores diferentes y se supone que son el
resultado de la combinación de las cuatro sensaciones gustativas
primarias (6). Las sensaciones sápidas primarias tienen relación
con los agentes químicos dominantes o a sus combinaciones: el sabor
salado depende de las sales ionizadas; el ácido de la proporción
de los iones hidrógeno (ácidos), el dulce depende de varios
agentes, entre los que mencionamos a los azúcares, glicoles, alcoholes,
aldehidos, etc.; el amargo de las substancias orgánicas de cadena
muy larga y de los alcaloides. Con un poco de sensibilidad gustativa nuestros
antepasados pudieron haber logrado cuantificar empíricamente la
cantidad de carbohidratos, proteínas, electrolitos y vitaminas existentes
en un alimento o yerba determinada. Nos pudiera parecer aventurado afirmarlo,
de no ser porque los modernos catadores de vinos pueden realizar proezas
gustativas superiores a las que referimos y a los mismos análisis
químicos con los mejores equipos. Por dar otra referencia, en la
lengua náhuatl los nombres de hongos tienen la terminación
"nanacatl" que significa en español "carne", ¿qué
otro parecido pueden tener los hongos con la carne que no sea exclusivamente
su importante contenido de proteínas?.
Conforme los pueblos fueron adquiriendo una cultura y desarrollando
sus concepciones filosóficas del mundo y de la vida, encontraron
la existencia de contrarios, de opuestos o de polaridades universales que
se repetían también en el mundo pequeño, en el mundo
de la naturaleza circundante. Esta dualidad que se manifestaba en las leyes
de del cielo y de la tierra tenía que actuar también al interior
de los alimentos, entonces las culturas antiguas establecieron un sistema
de clasificación de los alimentos dentro de la dualidad de las cualidades
que se aparean, como entre otras, en frías y calientes. De la suma
de esos factores frío-calientes se obtiene una dominante o vector
dominante que les hace ser finalmente o fríos o calientes. En el
mundo náhuatl es muy probable que la capacidad gustativa se hay
establecido en base a sus concepciones filosóficas del universo,
entre ellas la existencia de un mundo dual: "Mientras en México
Tenochtitlan y en todos sus vastos dominios se había impuesto, gracias
a Tlacaelel, esa visión mística guerrera del mundo que hacía
de los aztecas el pueblo elegido del Sol-Huitzilopochtli, en varias de
las ciudades vecinas vivían pensadores profundos, cuyas ideas se
orientaban por rumbos distintos (7)". Estos sabios, poetas y filósofos
indígenas intentaban continuar o reencontrar la antigua doctrina
heredada de los Toltecas. Los Toltecas concebían a Dios como un
principio ambivalente, dos rostros (masculino-femenino) en un solo Dios
Ometeotl, el Dios de la dualidad (8).
"Ometeotl, el In Nelli Teotl, el verdadero Dios, el cimentado, el
firme. Ometeotl, el Ilhuicateotl, el Dios celestial, el principio cósmico
en el que se genera y coincibe cuanto existe. Ometeotl, el que alienta
más allá del tiempo y el espacio, el que vive por encima
de todo. Ometeotl, razón y apoyo de cuanto existe y habita en lo
más alto del universo (9)".
Las antiguas escuelas filosóficas creían en el origen dual
de todas las cosas, de un principio masculino y otro femenino que habían
engendrado todas las cosas que existen en el universo. Ometeotl es la síntesis
de los opuestos. Posteriormente a una de las partes de la dualidad la llamaron
Ometecutli, el masculino y Omecihuatl la mujer (10). El indígena
se sentía parte integral del cosmos y como tal estaba sujeto a la
polaridad del universo. El hombre era parte del Ometeotl principio que
regía la existencia. La noche se transformaba en día y el
día en la noche; dos fases que son contrarias (luz-sombra) se transformaban
una en la otra, Ollin (el movimiento) producía el cambio, los opuestos
no eran pues estáticos o metafísicos, sino dialécticos,
dinámicos.
En opinión de los autores de la obra "Psicotrónica de
los Mayas" (11), un libro interesante pero nada clásico en la antropología,
el principio positivo recibe el nombre de "Hia" y el negativo de "Hiu".
"Hia" representa la claridad del sol, el sol, el macho, el verano, el calor
y la luz. "Hiu" la sombra, el reposo, lo femenino, la luna, la hembra,
el invierno y el frío. De acuerdo con los principios de la dualidad
y del movimiento, los alimentos pudieron haberse clasificado no sólo
en su polaridad frío-caliente, sino también en los diversos
tipos de polaridad y de su mutabilidad. Es sorprendente la similitud del
pensamiento náhuatl con el de la antigua India y el Taoísmo
Chino con sus principios femeninos y masculinos o Yin-Yang de los alimentos,
resaltando las cualidades: frío (Yin) y caliente (Yang); es en realidad
un sistema réplica del pensamiento dual del Ometeol.
Sin menospreciar la influencia española en la traducción
y elaboración de las fuentes antiguas de medicina indígena,
ni el mestizaje ideológico prematuro de la medicina hipocrática
con la indígena, las referencias escritas por los indígenas
o por sus cronistas españoles, dejan sentir en el contexto de las
ideas de la medicina tradicional, la existencia de la dualidad frío-caliente
de los alimentos, plantas y alimentos. Para muestras pueden servir los
siguientes ejemplos:
Los indígenas recomendaban para la curación de la cabeza:
Tallos de xiuhenecapahtli, iztac ocoxoxtli, teamoxtli y piedras
preciosas tetlahuotl, iztac tlalli, estel, temamatlaltzin. Todo molido
junto con agua fría. Calma el calor de la cabeza. Y en agua caliente,
su frialdad.
Se pondrá tres veces al día: en la mañana,
al medio día y en la tarde. Se atarán en cuello y la garganta
con nervio de pata de cuello de águila.
El que sufra de la cabeza comerá cebollas en miel, no se
sentará al sol, ni trabajará ni entrará a los baños
(12).
Para el calor:
En los ojos que se calientan mucho por enfermedades se destila la
raíz de esta planta molida. La cara se baña con el jugo de
estas plantas: ocoxochitl, huacalxochitl, matlalxochitl, tlacoizquixochitl.
Cuando la irritación de los ojos es leve, se aplican hojas de mizquitl
y de xoxouhqui matalxochitl, bien molidas y en leche de mujer o con rocío
o agua muy limpia. Esta mixtura se destila en los ojos. Quien sufra de
los ojos ha de abstenerse del trato carnal, del ardor del sol, del humo
y del viento. No debe tomar como condimento el chilimolli, ni ha de comer
alimentos calientes, debe llevar junto al cuello un cristal rojo, no ha
de ver cosas blancas, sino negras (13).
Las indicaciones anteriores se escribieron alrededor de 1552, por el indígena
nahua Martín de la Cruz y podríamos citar muchas otras de
él y de otros escritores de medicina indígena, en donde se
puede notar con claridad el fondo ideológico de la dualidad frío-caliente,
tanto en los alimentos como en los padecimientos y tratamientos. Resulta
casi increíble que sus traductores e intérpretes españoles
hayan logrado alterar en lo fundamental el pensamiento indígena
de los escritores. En el caso de Martín de la Cruz resulta mucho
más increíble, puesto que fue traducido del náhuatl
original al latín, por otro indígena en el siglo XVI, Juan
Badiano.
Regresando a la sensibilidad gustativa, hay un tipo de sensibilidad
"inducida o educativa" que se obtiene a través de un sistema metódico
o empírico para el desarrollo de la sensibilidad del gusto, tal
como ocurría dentro del Taoísmo Chino, en el Lamaísmo,
en la Medicina Ayurvédica y también en la Azteca. Los Sacerdotes
y Médicos de la antigüedad, recibían una educación
especial para desarrollar las cualidades gustativas, particularmente para
la identificación de las cualidades curativas de las plantas y alimentos.
Los botones gustativos se encuentran en las papilas de la lengua y responden
a los sabores primarios de acuerdo a un umbral específico. Cuando
la concentración de un agente químico es suficiente, produce
una estimulación nerviosa que se transmite hasta la zona gustativa
en la región operculoinsular pasando por el tálamo. El área
cortical del gusto estás situada en la región sensitiva facial,
en la superficie opercular de la Cisura de Silvio (14).
Los botones gustativos tienen una especialización para identificar
cada uno de los sabores, pero pueden sentir otros sabores de menor intensidad
de manera simultánea. Se piensa que alguna zona del cerebro es capaz
de descubrir los diferentes grados de estimulación de los alimentos
en los respectivos botones gustativos (15). Combinando el sentido del gusto
con el del olfato, las posibilidades de identificación de las diferentes
cualidades de los elementos pueden alcanzar el infinito, eso sugiere que
cualquier ser humano podría dedicar toda su vida a desarrollar el
sentido del gusto, sin lograr agotar sus posibilidades sensitivas. Es triste
que la educación moderna enseñe tan poco a desarrollar ese
tesoro natural. Por el contrario, en las culturas mesoamericanas en general
y en la cultura náhuatl en particular, se tenía como importante
desarrollar el sentido del gusto. El tipo de estructura social y la forma
de producción del mundo mesoamericano determinaron una forma de
relación del hombre con la naturaleza, una relación que destacaba
por su fraternidad con el medio y el desarrollo profundo de la percepción
sensorial del hombre con su entorno. Tenía que ser así en
una sociedad que carecía de aparatos tecnológicamente sofisticados
para el conocimiento de la naturaleza.
En cuando el sentido del gusto, es rarísimo encontrar en las
descripciones de las plantas medicinales alguna que no tenga las especificaciones
de su sabor: "ilacatziuhqui" es quemosa y dulce; la "ixnexton" tiene una
raíz amarga, el "tlatlayotli" tiene una raíz entre dulce
y amarga, la raíz de la "tepeamalacotl" es quemosa (16).
Entre los aztecas había diversos tipos de médicos, especialistas
y practicantes de las medicinas. Para Gordon, los "tisitl" practicaban
la antigua brujería clásica y el chamanismo; los "tepati"
que hacían uso empírico de las plantas medicinales y para
ellos el emperador azteca había establecido los magníficos
jardines botánicos (17). La clasificación de Gordon resulta
relativamente arbitraria y esquemática, sin embargo es muy ilustrativa.
El aprendizaje de la medicina se hacia por lo general bajo la tutela de
los maestros. El profesores era con frecuencia el padre del alumno mismo,
quien lo empleaba como asistente desde la infancia, cuando se enseñaba
a reconocer la cualidades de las plantas y alimentos, sus sabores y sus
relaciones con el mundo mágico-filosófico heredado fundamentalmente
de los toltecas.
Tenían mucha experiencia y conocimiento los toltecas, que
sabían y conocían las cualidades y virtudes de las hierbas,
que sabían las que eran de provecho y las que eran dañosas
y mortíferas y las que eran simples: y por la gran experiencia que
tenían de ellas dejaron señaladas y conocidas las que ahora
se usan para curar porque también eran médicos. (18)
Los aztecas tomaron la experiencia de los toltecas y la desarrollaron empíricamente.
El médico azteca se iniciaba desde niño -como lo hemos dicho-
a conocer las cualidades y propiedades curativas de la yerbas; el desarrollo
del gusto se adquiría por necesidad natural. No tengo certeza, aunque
lo intuyo, de que la sociedad azteca haya tenido un sistema específico
y metódico para el desarrollo de los sentidos, tal como se puede
encontrar en otras culturas antiguas. El sistema mejor conocido y sorprendente
para el desarrollo de la sensibilidad gustativa -entre otras- lo podemos
encontrar en el "Yoga" antiguo y moderno (19,20,21). Pero existía
también en la antigua China, donde se tenía la costumbre
de educar la sensibilidad racional e intuitiva de los sentidos:
"El hombre ama todas las partes de su cuerpo y por esto cuida
y alimenta a todas. Sí ama hasta la menor partícula de su
cuerpo, no dejará de alimentarla y cuidarla. Para determinar lo
que es bueno para su cuerpo y lo que le perjudica, no necesita consultar
a nadie: su propio instinto se lo dice" (Libro Cuarto Hia-Meng, Cap.V)
(22).
Hay un tipo de sensibilidad gustativa "natural" o "sensibilidad
gustativa intuitivo-primitiva". Es primitiva (?) por que se puede encontrar
en los animales superiores y en las tribus humanas más rudimentarias.
A través de ella los animales y el hombre primitivo desarrollaron
la capacidad intuitiva para reconocer o distinguir los alimentos y plantas
favorables de los peligros, tóxicos y venenosos. En la actualidad,
el apetito selectivo de la mujer embarazada bien pudiera ser una reminiscencia
del pasado. Otro ejemplo lo sería el apetito selectivo que suele
presentarse en muchos pacientes enfermos: frecuentemente los pacientes
convalecientes desean comer únicamente ciertos alimentos. En el
mismo sentido, tanto el hombre como los animales enfermos, a veces suelen
imponerse un período de autoayuno.
Las posibilidades terapéuticas de la dicotomía frío-caliente
aplicada en la dietética moderna son indeterminadas. Los médicos
modernos han preferido el camino fácil de combatir los conocimientos
tradicionales acusándolos de "acientíficos" y como paradoja,
no existen en México los estudios científicos serios que
hayan demostrado la inutilidad y la falacias de la etnodietética
tradicional.
Pasar a la Segunda Parte: Alimentos Frío-Caliente
Cursos de Etnomedicina y Herbolaria Mexicana
NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA
*El artículo fue publicado en el No. 2 de Medicina
Alternativa, del Instituto Mexicano de Medicina Tradicionales "Tlahuilli"
A.C, en Abril de 1986. La encuesta también se presentó en
el I CONGRESO INTERNACIONAL DE MEDICINA TRADICIONAL Y FOLKLÓRICA,
en Cuernavaca, Mor., Méx. 1983. Se presentó y discutió
también en el PRIMER CONGRESO LATINOAMERICANO DE MEDICINAS TRADICIONALES
Y ALTERNATIVAS, en La Paz, Bolivia, evento auspiciado, entre otras instituciones,
por la Sociedad Boliviana de Medicina Tradicional, del 1° al 5 de agosto
de 1987.
1. Foster, George M.: El legado hipocrático
latinoamericano "Caliente-frío" en la medicina popular contemporánea.
Medicina Tradicional (México), 1979, Vol. II, No. 6 pp. 5-21
2. Foster, George M.: Tzintzuntzan. Cap.
IX. La salud y el equilibrio. Fondo de Cultura Económica (México),
1972, pp. 182-191
3. Med. Tradicional: La dualidad 'frío-caliente',
como elemento de la concepción médica prehispánica.
Medicina Tradicional (México), 1979, Vol. II, No. 6 pp. 22-23
4. Med. Tradicional: Entrevista a Alfredo López
Austin. Medicina Tradicional (México), 1979, Vol. II, No. 6
pp. 23
5. Ref. No. 1, p. 12
6. Guyton, Artur G.: Tratado de fisiología
médica (cuarta edición). Interamericana (México),
1971, p. 1084
7. León-Portilla, Miguel: Los antiguos
mexicanos. Fondo de Cultura Económica (México), 1981,
p. 198
8. Ref. No. 7, p. 134
9. Meza, Otilia: El Mundo Mágico de los
Dioses del Anáhuac. Tomo I. Ed. Universo (México), 1981,
p 154
10. Ref. No. 9, p. 25
11. Asociación Mexicana Naturista e Hipernaturista
A.C. y Escuela de Homo Cultura Integral Unificada Kultmex: Psicotrónica
de los Mayas. Orión (México), 1981. pp. 161-162
12. Treviño, Herlinda Vda. de Sáenz:
Primer Herbario Azteca y Mestizaje Agrícola. Siglo XI al XX (México),
1979, p. 230
13. Ref. No. 12, p. 51
14. Chusid, Joseph G.: Neuroanatomía
Correlativa y Neurología Funcional. El Manual Moderno (México),
1980, pp 4-7
15. Ref. No. 6, p. 681
16. IMSS: Testimonios sobre medicina de los
antiguos mexicanos(México), 1980, s.n.p.
17. Gordon Schendel: La Medicina en México,
de la Herbolaria Azteca a la Medicina Nuclear. IMSS (México),
1980, p. 71
18. Ref. No. 16, s.n.p.
19. Raynaud de la Ferrière, Serge: Yug.
Yoga. Yoghismo. Una mátesis de la Psicología. Diana (México)
1974, p. 229
20. A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada: El
Bhagavad-gita, tal como es. The Bhaktivedanta Book Trust (EUA), 1975,
pp. 935
21. Fernández, Fiz A.: La India Milenaria
y su Medicina Tradicional. Kier (Argentina), 1973, pp. 134
22. Confucio: Los cuatro libros clásicos.
Bruguera (España), 1974, p. 35
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