Política y Derechos Humanos
Politique et droits de la personne
Politics and Human Rights
Tlahui-Politic No. 1, I/1996 


LA REFORMA DE LA SEGURIDAD SOCIAL MEXICANA. IV/V 

Análisis, testimonios y comentarios
In memoriam de Don Eduardo Alonso Escárcega RIP
 

A pesar de los embates del neoliberalismo
Considerar las experiencias de vanguardia a nivel mundial

Mario Rojas Alba. Montreal, Qc. Canadá, a 1 de enero de 1996. IV/V. Todo parece indicar que la oleada neoliberal que azota la economía mundial, alcanzó ya la cima, hay signos que anuncian su descenso, mientras tanto nos deja la resaca que generó al vaciar los recursos y posibilidades de los Estados. No obstante del deterioro mundial de los programas sociales y reconociendo sus altibajos, la mayoría de los países han sostenido una corriente constante de desarrollo de la Seguridad Social y de los regímenes de pensión.

El procesos de desarrollo de la Seguridad Social ha persistido desde mediados del siglo pasado, cuando se inició gracias sobre todo a la presión de las luchas de las organizaciones gremiales mutualistas y de las primeras organizaciones sindicales un poco después. El impulso continuó con la fuerza de los movimientos obreros internacionalistas y se mantiene gracias a la persistencias del movimiento sindical moderno. En otras palabras, han sido los trabajadores el motor impulsor de la Seguridad Social. En mayor o menor medida, los diferentes gobiernos no han hecho más que escuchar e implementar los programas que respondan a las necesidades de los grupos de presión que representen las aspiraciones más sentidas de la sociedad entera.

En los países desarrollados los gobiernos han tenido la oportunidad de disponer de enormes presupuestos de orígenes muy variados, pero de manera significativa del expolio del trabajo, de los recursos ecológicos y de la especulación de mercados y capitales. Gracias a esa disposición de recursos (tanto propios, como producto del colonialismo), los gobiernos de los países desarrollados han logrado satisfacer de mejor manera las principales demandas de los movimientos sociales internos, incluido los sistemas de pensión y jubilación.

En los países desarrollados se han generado diferentes regímenes de pensión: social, cooperativo, privado, mixto y otros, sin importar su orientación ideológica, los diferentes regímenes de seguridad y de pensión han incidido de manera determinante en el mejoramiento de los niveles de vida, son pues experiencias que merecen ser consideradas de manera abierta y sin prejuicios ideológicos.

Considerando la disparidad económica como limitante, México puede sacar provecho de los avances sociales y tecnológicos que en materia de Seguridad Social y de sistemas de pensión, se han establecido en los países desarrollados.

El imperativo de la modernización y el peligro del rezago

 En México, el Sistema de Seguridad Social tendrá que actualizarse eficientemente en dos sentidos: asegurar la satisfacción de la demanda de servicios de jubilación que aumenta de manera crítica cada año y mejorar la calidad de los servicios. De no hacerlo, el país enfrentará grandes rezagos en materia de desarrollo humano. Las dificultades han comenzado a manifestarse, en 1992 el Índice de Desarrollo Humano (IDH en adelante) le otorgó a México el lugar 52 de un total de 173 países estudiados. Con un índice de DH de 0.804, México se encuentra atrás de España (0.888, lugar 23), de Uruguay (0.859, lugar 33), de Argentina (0.853, lugar 37), de Chile (0.848, lugar 38), de Costa Rica (0.848, lugar 39), de Venezuela (0.820, lugar 46), de Panamá (0.816, lugar 47) y de Colombia (0.813, lugar 50).

Breve comparación sobre el desarrollo humano

 A partir de 1990, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) calcula cada año el nuevo "Indicador de Desarrollo Humano" (IDH). Las enormes limitantes de las cifras del PIB en la evaluación del nivel de bienestar social, son cubierta por el IDH que incluye en su determinación: el nivel de salud representado por la esperanza de vida al nacimiento; el nivel de instrucción representado por la tasa de alfabetización de los adultos y la media de años de estudio; y el ingreso representado por el PIB por habitante después de una doble transformación que toma en cuenta las diferencias del poder de compra de un país al otro y del hecho de que los ingresos no aumentan el bienestar de una manera lineal.

Canadá ha mantenido el primer lugar mundial en desarrollo humano, EUA ocupa el octavo lugar, y México el lugar 52, muy por abajo de las naciones del primer mundo e incluso detrás de muchos de los países en vías de desarrollo. En la Gráfica 6 se presenta el IDH y la esperanza de vida en México, se hace también una comparación con algunos de los países industrializados. Puede notarse el rezago importante del desarrollo humano en México.

A manera de acotación sobre la esperanza de vida, se puede afirmar que el mejor régimen de Seguridad Social es la paz. En la medida de sus posibilidades y habilidades, en época de paz, cualquier país mejora sus niveles de vida. En los escenarios de conflicto político, de violencia y de guerra, la esperanza de vida puede descender de manera drástica.

Canadá se encuentra en la primer plaza en el IDH (0.932, primer lugar), gracias en buena medida a sus programas sociales de vanguardia, tanto como por las condiciones generales de vida alcanzadas en el presente siglo. Los indicadores considerados en el DH canadiense son los siguientes: 19 320.00 Dólares USA de PIB real anual por habitante (1991); 77.2 años de esperanza de vida al nacimiento; una tasa de 99.0 de alfabetización de los adultos; una media de escolarización de 12.2 años (1992); y el sexto lugar mundial del PIB por habitante.

El segundo lugar mundial del IDH lo ocupa Suiza (0.931), seguida por Japón con 0.929 (tercer lugar), Suecia con 0.928 (cuarto lugar), Noruega con 0.928 (quinto lugar) y Francia con 0.927 (sexto lugar). Es de destacarse que los primeros lugares en el IDH, los ocupan los países que cuentan con los mejores programas de Salud y Seguridad Social. Algunos de los programas canadienses, incluso, han sido tomados como modelo por otros países desarrollados, tal es el caso del régimen único y universal de carta de salud, copiado casi a la línea en el proyecto de Clinton en los EUA. En el mismo sentido, varios de los programas de Seguridad Social desarrollados en Suecia y Noruega, han sido tomados como modelos a importar y a adaptar en numerosos países industrializados y en vías de desarrollo.

México ocupa el lugar 52, con un IDH de 0.804, obtenido de los siguientes indicadores: 7 170.00 Dólares anuales de PIB real por habitante (1991); 69.9 años de esperanza de vida al nacimiento; una tasa de 88.6 de alfabetización de adultos; una media de 4.9 años de escolaridad; y el lugar 68 según el PIB por habitante.

En el mismo sentido la tasa de mortalidad infantil manifiesta de nueva cuenta el atraso mexicano en comparación a las cifras de los países desarrollados (Gráfica 7).

El neoliberalismo económico en México

 Durante los sexenios de Miguel de la Madrid y de Salinas de Gortari se consolidó la política neoliberal en el campo de la Seguridad Social, en esos doce años varios programas del Instituto Mexicano del Seguro Social, del ISSSTE, de la Secretaría de Salud, del DIF y de otros relacionados con la seguridad y bienestar social, sufrieron un notable deterioro presupuestal que redujo sus alcances y posibilidades.

El gobierno de Salinas de Gortari abandonó los programas sociales de fondo, a cambió introdujo el programa de Solidaridad, al que numerosos analistas le atribuyeron ciertos fines de propaganda electoral. Una vez agotados los recursos de la venta de las paraestatales, el programa de Solidaridad redujo también sus posibilidades presupuestales.

La carencia de un proyecto global de fondo en el área social, las dificultades económicas y la devaluación de la moneda, han conducido al país a una grave crisis económica y social, que ha empujado a la extrema miseria a 23 millones de mexicanos, que ha dejado en el desempleo a más 8 millones de trabajadores, que ha reducido el salario y el poder adquisitivo, que ha castigado con la desnutrición clínica a más del 35 por ciento de la población infantil y que ha lesionado substancialmente los servicios médico-sanitarios.

Revalorizar la importancia de la Seguridad Social

 Los servicios públicos mexicanos han representado siempre una herramienta primordial para el desarrollo económico y social del país, particularmente en torno a la accesibilidad a los servicios de salud, la seguridad social y la educación. Sin duda que el desarrollo de los programas sociales ha tenido un impacto determinante sobre la calidad de vida de la población.

En un contexto donde la política neoliberal mete en cuestión las herramientas colectivas y que recorta el presupuesto que se destina a la seguridad social, la calidad de vida alcanzada corre serios peligros de deterioro. Debería ser lo opuesto, en condiciones de crisis es necesario proteger el empleo, mantener la calidad, la accesibilidad e incluso mejorar y desarrollar los servicios sociales.

La necesidad de una Reforma progresista y revolucionaria
Un proyecto que retome el cause histórico y que actualice el espíritu social de la salud y la seguridad social

 Para mantener y avanzar los programas históricos de la seguridad social mexicana, el SIVCM incluido, es necesario el establecimiento de un escenario global que les sea favorable, un escenario en el que tendría un peso de primer orden, el establecimiento de un nuevo marco legislativo general, la modernización de las finanzas de la Seguridad Social, el mejoramiento y la ampliación de los servicios médicos, todo ello requiere en resumen, de la realización de una reforma integral de la Seguridad Social en México.


La Reforma del SIVCM 
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