Política y Derechos Humanos
Politique et droits de la personne
Politics and Human Rights
Tlahui-Politic No. 2, II/1996 



INDICADORES SOCIOECONÓMICOS DE LA RIQUEZA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
Arnulfo Embriz Osorio. Subdirector de Investigación del INI
Presidente del Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales A. C.



Situación Socioeconómica de los Pueblos Indígenas y su aporte a la Nación Mexicana

Las condiciones socioeconómicas en las que viven los pueblos indígenas de México, son la prueba palpable y cuantificable de cómo un modelo de sociedad excluyente los ha colocado en esa situación. ¿Por qué el 46% de sus integrantes es analfabeta, y el 76% no tiene la primaria completa? ¿por qué sus viviendas no tienen agua, drenaje, ni electricidad? Esta situación es un fenómeno estructural e histórico, que no ha sido producido por la falta de integración, sino derivado de un modelo asimétrico y desventajoso en todos niveles que se refleja en la injusticia y la pobreza en que están los pueblos indígenas.

Pero entonces, ¿cuál es el futuro de la nación mexicana y de los pueblos indígenas y no indígenas? ¿Qué tiene cada uno de ellos y con qué colabora? Guillermo Bonfil decía que los años recientes han dejado una pérdida de esperanza y que el acercamiento a las culturas indígenas nos puede dar la capacidad de imaginar nuevas utopías, de imaginar un futuro mejor, y que si no lo hacíamos nos rendiríamos a la pérdida de nuestro futuro, y que tendríamos un futuro impuesto. Si el pasado nos fue impuesto, no podemos aceptar que el futuro también nos sea impuesto.

México, en el fin del segundo milenio, presenta un panorama social altamente diversificado, dentro del cual los pueblos indígenas son los que más aportan su patrimonio a la nación. Estos pueblos mexicanos están integrados, cuando menos, por 10 millones de personas y son más del 10% de la población mexicana; constituyen lo más rico que tenemos como nación y son los que más aportan recursos humanos, naturales, territoriales y culturales, pero también son los más pobres de los mexicanos.

México ocupa el octavo lugar en el mundo con mayor cantidad de pueblos indígenas. En México se hablan más de 60 lenguas, los pueblos indios aportan a esta riqueza cuando menos 56; esto significa, cuando menos, un número igual de diferentes maneras de pensar las alternativas de solución a nuestros problemas. La desaparición de alguno de estos pueblos indígenas significa también la pérdida de una gran herencia que en la actualidad la nación mexicana reconoce como su sustento primordial. Todos estos pueblos demandan una atención diferenciada y acorde con su cultura.

Nuestro país tiene una superficie de 1'958,201 kilómetros cuadrados. Los mexicanos indígenas poseen, en las regiones en las que viven, una superficie que abarca la quinta parte del territorio.

De los 2,403 municipios que había en 1990, la tercera parte eran municipios indígenas. Más del 80% de estos asentamientos tienen menos de 500 habitantes. Esto nos plantea a todas las instituciones un tipo diferente de atención que ya no privilegie a grandes poblaciones, porque entonces dejaríamos fuera a muchos pueblos indígenas.

Los pueblos indígenas aportan el 75% de su población ocupada a las actividades agrícolas, mientras que el resto de la nación sólo colabora con el 22% de ella. La producción en zonas indígenas posee un carácter diversificado, lo que constituye una importante estrategia económica para la obtención de los recursos que los grupos indígenas requieren para su subsistencia, así como para la conservación de su hábitat. En algunos productos agrocomerciales importantes como el café, las dos terceras partes de los productores son indígenas. Otros productos de gran importancia comercial, cultivados principalmente por indígenas son, entre otros, el cacao, la vainilla, el amaranto, el nopal, el maguey, la miel.

La producción de caña de azúcar, tabaco y hortalizas en muchos casos no se podría mantener sin la participación de estos mexicanos.

La segunda actividad económica la ocupa el trabajo artesanal. Su producción es especializada y en muchos casos se realiza con un manejo adecuado de los recursos naturales. La artesanía es, además, un patrimonio cultural de primer nivel.

En nuestro país la explotación de los recursos petroleros es una de las ramas de alta rentabilidad. Del total del crudo explotado por PEMEX, que para 1994 ascendió a 6,072 millones de dólares, el 70% fue extraído de los yacimientos marinos y terrestres del trópico. De estos últimos, los más importantes corresponden a los estados de Campeche, Tabasco y Chiapas, en municipios con una fuerte presencia indígena. La riqueza generada ha beneficiado sin duda a la nación mexicana, pero las comunidades indígenas, en su mayoría, han visto afectados sus campos y, si acaso, la política de indemnizaciones ha sido solamente un paliativo y no se ha logrado el desarrollo adecuado de los indígenas.

La explotación de los yacimientos minerales en zonas indígenas es muy importante: el estado de Chihuahua, el mayor productor de metales, produjo 484,600 kilogramos de oro, los municipios de Guazapares y Urique aportaron la décima parte de la producción estatal de ese metal. El municipio indígena de Huajicori, en el estado de Nayarit, aporta el 98% de la producción estatal de plomo, el 97% de cobre, el 68% de oro.

Por si lo anterior fuera poco, las cinco principales presas hidroeléctricas del país: La Angostura, Malpaso, Chicoacén, Infiernillo y Presidente Alemán se ubican y abastecen de agua de los territorios indígenas. La aportación de la riqueza biológica de los territorios indígenas ha hecho que México ocupe el tercer lugar en importancia en el panorama ambiental mundial por su megadiversidad biológica. México ocupa el primer lugar en el mundo en variedad de reptiles, el segundo en mamíferos, el cuarto en anfibios y plantas vasculares, el décimo en mariposas y el vigésimo en aves.

De acuerdo con el inventario de aves de México de la Comisión Nacional de Biodiversidad, en las regiones indígenas del país se han detectado 103 especies endémicas, en su mayoría en el trópico húmedo y seco. De las 925 especies animales registradas a nivel nacional según categorías especiales, 620 están en territorios indígenas; de éstas, 155 están en peligro de extinción, 295 amenazadas, 25 con protección especial y 145 se consideran raras; es decir, casi dos terceras partes viven y se protegen en territorios indígenas. Una situación similar pasa con las especies endémicas.

Con relación a la riqueza vegetal, los ejidos y comunidades agrarias en municipios indígenas tienen en propiedad el 60% de la vegetación arbolada, principalmente de bosques templados y selvas húmedas y subhúmedas.

Es importante señalar que los territorios indígenas corren un inminente riesgo de perder la mayor parte de la vegetación arbórea, principalmente en la Sierra Tarahumara, el Lago de Pátzcuaro y la Selva Lacandona.

El 12% de las 51 áreas naturales protegidas se encuentran en municipios indígenas. Destacan su importancia las reservas de la biosfera Pantanos de Centla, Tabasco; Montes Azules (Selva Lacandona), Chiapas; Sian Ka'an, Quintana Roo; la reserva de la biosfera Sierra del Pinacate y el Gran Desierto de Altar (To'ono Ot'tham); la reserva especial de la biosfera Isla Tiburón (de los seris); la reserva de la biosfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, entre otras. Muchas de las áreas protegidas, además de ser territorios tradicionales son sagrados y ceremoniales, con fuerte presencia de zonas arqueológicas que los pueblos indígenas reclaman como suyas.

Las condiciones de salud en zonas indígenas son lamentables y para solucionar en parte esto, los indígenas tienen que atenderse con su propio patrimonio: la medicina indígena tradicional.

La aportación de los pueblos indígenas a la nación como vemos no es poca, ni radica solamente en sus costumbres y tradiciones, sino que es el fundamento de la diversidad cultural, política, social y biológica de los mexicanos; sus territorios son estratégicos y de referencia obligada para el desarrollo económico nacional y para un futuro digno, no como inquilinos sino como partícipes de la riqueza que genera la explotación de sus recursos.

Los pueblos indígenas contemporáneos, constituyen una de las vertientes sociales destinadas a jugar un importante papel en la recomposición del país en su conjunto, de modo que las grandes distancias que existen entre la marginalidad y la riqueza se reduzcan, dando lugar así a nuevos modelos de desarrollo en los que la participación indígena permita encontrar caminos alternativos, acordes con sus expectativas culturales, sociales, económicas y de justicia.

Sin duda, la nueva relación que se requiere entre el Estado y los pueblos indígenas debe fundamentar sus contenidos y acciones en un amplio conocimiento de las condiciones del desarrollo económico y social de los pueblos indígenas de México, el cual durante largos años ha estado insuficientemente presente en los procesos de planificación y ejecución de las políticas sociales y culturales de orden nacional.

Información y conocimiento son hoy instrumentos fundamentales para un nuevo acercamiento entre la población indígena y los demás sectores de la sociedad.

Los indicadores que hoy comentamos, son el esfuerzo de un gran equipo de investigadores que cree que su contribución al mejoramiento de los pueblos indígenas es su trabajo cotidiano.


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