Tlahui-Medic. No. 17, I/2004


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V. INFRAESTRUCTURA HIDRÁHULICA DE LOS PUEBLOS DE LA REGIÓN DE LOS VOLCANES.

 

5.1 Algunos cuerpos de agua conocidos en los municipios: Tlalmanalco, Amecameca, Ozumba, Atlautla, Ecatzíngo y Tepetlixpa.

Trabajo presentado por Marcela Valencia Martínez.

            En la actualidad, en las faldas de los volcanes existen pocos cuerpos de agua conocidos por nosotros, algunos han sido afectados tanto directa como indirectamente hasta llegar a desaparecer, debido al crecimiento de la población; por lo tanto, se mencionen solo los más conocidos.

            El Municipio de Tlalmanalco, particularmente San Rafael es el que goza de una gran cantidad de agua del deshielo de los volcanes, pues gracias a la topografía que presenta su territorio, permite que por sus barrancas corra agua durante todo el año; estas aguas no sólo la aprovechan las industrias papeleras y los habitantes del pueblo en todos sus usos, si no que, en las delegaciones de Chalco, y Chalco mismo que, se encuentran en las partes mas bajas, son  beneficiados con esta agua. Otras barrancas solamente corre agua en ella durante la época de lluvias.

            Amecameca también cuenta con algunos afluentes de agua que corren desde las partes mas altas de las montañas y que son producto de los deshielos, por lo tanto son permanentes, tal es el caso de " Agua Viva" y  "Las Palomas" cuyas aguas llegan a los centros de población por medio de tuberías y después de los tanques de almacenamiento. Estos lugares han servido de entretenimiento para muchos visitantes que acudan a recrearse durante los días festivos o los fines de semana.

            Por su parte, Ozumba contaba con algunos cuerpos de agua para uso público en la parte norte del centro de la cabecera municipal, conocido como "Las Pozas" que consistían en un conjunto de pocitos de diferentes tamaños a flor de la tierra, ubicándolo a las orillas de la barranca, a la altura del paraje Necuatepacholoya y que suministraron agua por mucho tiempo tanto a los lugareños, así como a otros pueblos vecinos, quienes se hacían cargo del mantenimiento con el fin de tenerlas en buenas condiciones. Esta agua se aprovechaban para los distintos usos domésticos y para el ganado.

            Actualmente, y debido a que cada hogar cuenta con agua doméstica entubada, Las Pozas que quedaron se abandonaron.

Otro factor que influyó para abandonarlas, y es que uno de los vecinos cercanos a este lugar aprovecho gran parte del suelo disponible al extremo norte estableciendo sus limites a orilla de la barranca, no permitiendo con esto el libre acceso a otras personas para cuidarlos; estos y otros vecinos del lugar comenzaron a arrojar desechos a esta área, contaminando así el agua; pero aun hay dos pozos que resisten ha secarse y existe una gran posibilidad de recuperarlos si los intentamos (la poza de Necuate y la poza Alvarezco.

 

Poza de Necuate, Ozumba, Méx.

            En Ozumba, no son estos los únicos cuerpos de agua existentes, pues tal parece que a lo largo de esta barranca se podían encontrar pequeños pocitos con gran cantidad de agua a flor de tierra y a una profundidad mínima, algunos están protegidos por los usuarios.

Pozo Alvarezco, Ozumba, Méx.

            Antes de la red de agua “Los volcanes”, en Ozumba había pequeños pozos domésticos en muchos de los hogares, tenían agua desde una profundidad de 2.5  hasta 4 o 5 metros. El agua que proveen estos pozos satisface las necesidades de sus dueños.

            Una vez que Ozumba fue beneficiada con agua entubada de los sistemas “Los volcanes “ y “Sureste”, algunas personas taparon su pozo, pero algunos conservan este patrimonio y se sienten orgullosos de no depender al 100% de los servicios de agua municipales.

            Hacia el lado poniente de la cabecera municipal, existe otro venero conocido como “Achinco”, este es un ojo de agua que se resiste a desaparecer, pues gracias a la ayuda de quienes utilizan su agua, se ha conservado casi íntegra. Alrededor de ella se respira un aire agradable y acogedor, tanto que quién lo visita no quiere retirarse de ahí, pues además cuenta con un enorme árbol de sabino que hace gala de sus años vividos y un árbol de fresno, también enorme y con apariencia de ser el guardián del agua; los dos permanecen como mudos testigos del trato que ha recibido este lugar.

Venero Achinco, Ozumba, Méx.

En Ecatzingo, a pesar de estar cerca del volcán Popocatepetl, se conocen pocos lugares con agua, pero el agua que satisface las necesidades de sus habitantes proviene del deshielo del volcán y del agua del pozo profundo que fue perforado en San Juan Tlacotompa, que es agua filtrada desde lo alto de las montañas.

En Tepetlixpa no se sabe de algún cuerpo de agua dentro de su territorio, lo único que se conoce es que en alguna ocasión trataron de buscar agua en el subsuelo perforando un pozo profundo sin tener suerte, así que su suministro de agua ha sido por la red de agua de deshielo y, ahora también cuenta con agua del Sistema Sureste.

La Delegación Municipal de Cuecuecuautitla cuenta con la red de distribución del Agua del Volcán. Hace aproximadamente 15 años, los ejidatarios de esta comunidad decidieron reacondicionar el "aljibe" de la ex-hacienda de Atlapango que estuvo al abandono por mucho tiempo, tanto que llegó a llenarse totalmente de tierra, pues nadie se interesaba en su uso. Ahora aprovechan el agua de lluvias para captarla en él, misma que les sirve para múltiples usos.

Bibliografía

1.      Burns, E. Atlas Municipal de recursos naturales de Amecameca. Programa de Manejo de Recursos Naturales de la Sierra Nevada. Consejo Social Iztaccihuatl. Proyecto UAM-Comunidad Sierra Nevada, 2000. 100 páginas.

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5.2 El agua de Cuijingo

Recopiló: Ema Galván Contreras y
María de los ángeles González del Rosario

El municipio carece en lo absoluto de corrientes de agua y únicamente se habla de la existencia de tres pequeños ríos de temporal que ocupan las barrancas de Arena Prieta, la Corona y el Espino, por lo que sus habitantes reciben el sobre nombre de tripa seca, debido a la falta de agua en la comunidad. Los pobladores de Cuijingo (pertenecientes al municipio de Juchitepec)tenían que acarrearla del río. Según platican los abuelos, salían muy de madrugada con sus mulas o burros a traer agua en castañas de madera; los de Juchitepec, al escuchar el tropel de los animales, decían: “son los de Cuijis que van por el agua”.

La falta de agua que se padeció desde tiempos remotos según cuentan los abuelos del pueblo, hacia contemplar el panorama desolador para los habitantes de la comunidad, atribuyendo a esto una pobreza aún más pesada que todos los días tenían que cargar sobre sus hombros.

            Sin embargo la naturaleza es sabia y bondadosa con los hombres y sin ninguna explicación se forman depósitos que aparecen ante los ojos humanos, ayudando de todas las maneras posibles a hacer una vida más llevadera, al mismo tiempo que contribuyen al avance y progreso del lugar. Es así como en Cuijingo los pobladores encontraron un sitio donde se almacena agua en tiempos de lluvia, localizado en los cerros llamados “el cerro del águila” y “el cerro del Niolo”. El declive de ambos formaba un depósito donde en temporadas de agua se juntaba este valioso liquido. Cabe mencionar que en esa época las lluvias eran constantes y torrenciales debido principalmente a la gran cantidad de vegetación que predominaba; el agua era acarreada con cántaros traídos principalmente por mujeres, quienes al amanecer partían con sus pies descalzos hacia el lugar indicado. El camino era obstaculizado por matorrales o piedras cortantes que lastimaban el lento caminar; ellas subían con cuidado a los cerros y cuando llegaban buscaban el agua más transparente que pudieran encontrar, tomaban la que querían y hacían su descenso nuevamente a sus hogares. Poco a poco se fue agotando este abastecimiento debido probablemente al crecimiento de la población, hasta que finalmente se seco.

           

Cuijingo, Méx: El nombre del pueblo originalmente fue Cuixinco del nahuatl: Cuixin = Milano o gavilán y Co = lugar. Lugar de gavilanes

Para los habitantes de la comunidad de Cuijingo era ya acostumbrado no contar con una red de agua potable, acaso sólo con la recolección de agua de lluvias y los depósitos que los mismos habitantes se daban a la tarea de elaborar rústicamente, haciendo pequeños caminos en calles que tenían conexión con las laderas de los cerros (águila y Niolo) para conducir el agua hasta unos lugares llamados jagueyes.

            El “jaguey” de la comunidad está ubicado en la salida del pueblo y en las faldas del cerro denominado Texcalixco, donde llegaba el agua de las calles aledañas. Para esto los pobladores se preparaban con sus escobas barriendo perfectamente estos caminos de tierra  y piedra. Cuando la lluvia era abundante  (principalmente en los meses de mayo, junio, julio y agosto) los vecinos salían a observar en las puertas de sus casas las enormes “venidas” de agua que abarcaban todo lo ancho de la calle. Se podía ver el alboroto de todos y principalmente de los niños, quienes se animaban a meterse al agua y sentir la enorme fuerza que llevaba, teniendo como destino el “jaguey”.

            Este depósito natural tiene forma redonda en marcándola por el contorno matorrales de jarilla y magueyes, además de otras hierbas típicas de la comunidad.

            Cuentan que en una parte de este lugar era propiedad del Sr. Félix Rivera. El terreno era propicio para sembrar magueyes y de él se aprovechaba su producto.

            Al juntarse el agua se podía observar un liquido amarillento; los del pueblo acudían acarrearla en botellas o en otros utensilios, esperaban a que se reposara o se asentara y tomaban de ella la más limpia.

            Este depósito también era utilizado para llevar al ganado (vacas, caballos y borregos) a beber agua.

            Aún así la gente, viendo la carencia de agua, tenía por necesidad compartirla con los animales, exponiéndose a grandes enfermedades, ya que se mezclaba con el excremento del ganado.

            Actualmente el “jaguey” es un campo deportivo y se conserva su forma aunque su extensión sea mayor. Ha desaparecido todo tipo de hierbas y se puede ver un color amarillo de la tierra que lo forma, la vegetación sea extinguido de los cerros que en un principio sirvieron de almacenamiento de agua y ahora sólo se ve un camino hecho por la mano del hombre, deslavando la forma natural de éstos.

            Otra forma de recolección era la de hacer pequeños depósitos en las calles; pasada la lluvia o aguacero salían a recogerlas con una latas hasta llenar una cubeta. Este liquido servía para tomar, lavar y para el aseo personal.

            El agua se utilizaba con medida debido a su carencia y no se desperdiciaba, puesto que cuando no había tenían que comprarla con las pocas personas que contaban con un aljibe, el agua de estos lugares también era llevada de las calles en épocas de lluvias, para posteriormente venderla al precio que fuera.

            Viendo todos los cotratiempos  por los cuales tenían que pasar, las comunidades se unieron para hacer trabajos colectivos, construyéndose de esa manera las piletas o aljibes, éstas fueron las primeras obras comunales. Cuijingo fue pionero en este tipo de construcciones, gracias a la unidad de los habitantes.

            Posteriormente a esto la población de Juchitepec, cabecera municipal, hizo una pila o tanque en 1850, ubicada en el cerro de este lugar.

            En 1897 se empezó la obra de un aljibe de forma circular situado en un paraje denominado “el Zacatan”, que se inauguró en 1899 siendo gobernador  el general Vicente Villada. Fue hasta el 2 de abril de 1953 cuando se extendió la red de agua potable, en el periodo del Lic. Gabriel Ramos Millán.

            De estos depósitos ambas poblaciones se abastecían de agua, aunque tiempo después fe insuficiente debido al gran desarrollo del lugar.

            Hoy existen cuatro pozos “Tlachiques”, los cuales requieren de mantenimiento constante, puesto que dan servicio a 11 municipios, entre ellos Juchitepec y su delegación.

            “Los tlachiques” se llenan de agua de ríos subterráneos, pero en tiempos de seca no hay suficiente para abastecerlos. Cada periodo administrativo invierte en la restauración y mantenimiento de estos pozos.

            Dado el crecimiento de la población se han tenido que buscar nuevos mantos acuíferos para perforar en busca de ese vital liquido.

            En el trienio del Sr. Jesús López se realizaron algunos estudios que llevaron a la perforación de un lugar conocido como Retana.

            En el centro de la comunidad, al lado derecho de la delegación municipal, se encuentra un tubo como especie de bomba y cuenta la leyenda que en ese lugar hace muchos años los habitantes de la comunidad trataron de perforar para hacer un pozo y a varios metros de profundidad encontraron agua, pues al meter un pañuelo o pañito como ellos le decían, salía mojado. Siguieron perforando, pero se encontraron con una roca enorme y le pusieron dinamita para romperla. A uno de ellos, el que se atrevió a descender, no le dio tiempo de salir y murió.

            Según sus creencias decían que la madre tierra se había enojado con ellos y que era señal para desistir de su propósito.

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5.3    El agua de Atlautla.

Recopiló: Yolanda Adaya Vidales.
Narradores: Sr. David Baz y el
Sr. Pioquinto Hernández
.

Durante la época de la Revolución los habitantes de Atlautla dejaron sus casas y se fueron a vivir al monte, pues protegían a sus mujeres, ya que si llegaban los Zapatistas o los Federales se llevaban a los hombres y abusaban de las mujeres viejas y jóvenes.

En el monte había varios veneros y ojos de agua de ahí tomaban la que necesitaban, pero cuando podían salir del lugar donde se hallaban escondidos, tomaban los orines de los caballos o de los burros.

De estos veneros algunos se han secado, otros han disminuido la cantidad de agua. El señor David Baz, conocedor de estos lugares, me dio algunos de sus nombres: Tecamacapa, Aticpa, Tatacoya, Santo Domingo, La Pila, Tepeite, Tlaxolco, Tezclcintla, Tlachaloni, Cuazxole, Tepeyolo, Ixacliltle, Pilolo o Pilolcoconi, Cuatlaco, Mitlalce, Cargadero, Amalacaxco, El Salto, Cuauihualula, Tecuancalce, Aclihiaco, Cuizintla, Clapanto, Cuiloyo, Yancucocle, Memecextla y Nexpayantla.

Cuando hubo paz y los pobladores pudieron regresar a sus casas, seguían sufriendo por la carencia del agua.

Por los años veinte, tendieron la vía del ferrocarril que venía de Morelos y de Ozumba, pasaba a Atlautla y de aquí iba cruzando hacia Amecameca para llegar a la cuidad de México. En un lugar que toman como el centro del pueblo, ahí construyeron la estación del ferrocarril y así se le conocía a este lugar, que estaba en el barrio de San Lorenzo (Atlautla está formado por nueve barrios).

El tren se abastecía de agua en este lugar, la almacenaba acarreándola en cuero de chivo. A finales de los años veinte dejó de pasar el ferrocarril e inició su recorrido un autovía. Este constaba de un solo carro que comunicaba  la cuidad de México  con Cuautla.

            Años más tarde se introdujo el agua del venero de Cuauxolo y se construyó un pilancón en la estación, al cual acudían todos los pobladores por agua. Se acarreaba el agua en botes cargándolos con el aguantador y los que podían con sus animales. Construían con madera unas cajas que colgaban sobre el fuste, en el lomo de los animales y colocaban los botes con el agua, que tapaban con totomachtle, que eran varias hojas del maíz dobladas, formando un tapón, el tamaño de las cajas variaba pues si era un burro, sólo cuatro botes cargaban, pero si era un caballo, cargaba seis botes.

            La fila era larga y los señores acarreaban muy de madrugada, pues deberían pasar a dejar agua para el uso doméstico y para los animales que estaban en la casa.

Por la tarde dejaban de acarrear cuando la luz del sol se terminaba, pues no se contaba con luz eléctrica en las calles.

Las casas tenían terrenos y estaban alejadas unas de otras, por lo que había mucha vegetación y los árboles daban mucha sombra. Las calles eran más anchas y los callejones eran más angostos.

En este tiempo se hablaba de los espantos, los más comunes eran el “Muerto”, la “Llorona”. Dicen que cuando se les aparecía o los veían pasar junto a las personas, lloraban o sentían como que un escalofrío invadía su cuerpo, y los cabellos sentían que se los jalaban, no podían hablar y los perros aullaban o ladraban de una forma especial, los burros rebuznaban, por estos motivos ya de noche no podían acarrear agua.

Al inicio de los años 50´s, se creó una red de distribución de agua potable, que por primera vez llevaba agua al pueblo, se llamó  Sistema Atlautla-Ozumba-Tepetlixpa.

Construido en cooperación por la Secretaría de Recursos Hidráulicos, el Gobierno del Estado de México, el presidente del municipio, el Señor Cipriano Tufiño y vecinos de la población, siendo inaugurado el 18 de septiembre de 1954 por el Secretario de Recursos Hidráulicos, C. Eduardo Chávez y el Gobernador Constitucional del Estado de México C. Ing. Salvador Sánchez Colín.

Al funcionar este Sistema se introdujo el agua a las casas en tomas domiciliarias y se construyeron hidrantes en puntos estratégicos de la población. Desde ese tiempo, al pueblo llegan dos suministros de agua, la del Sistema que le llaman agua potable y a la de los deshielos del Popocatepetl que le llaman agua limpia.

Como el agua no era suficiente, las señoras tenían que ir a lavar fuera de la población, unas buscaban agua en las barrancas, otras se trasladaban a Cuautla y otras más a los lavaderos de Amecameca.

En los años setenta se organizó el pueblo y por faenas y cooperación entubaron el agua de Amalacaxco hasta la población, creando cajas captadoras que se distribuyeron por barrios dentro de la población. Un señor del barrio donaba el terreno y los demás se cooperaban para la construcción de la caja.

Entubación del agua de Amalacaxco (Foto de Balbina Lima)

Los sistemas de agua en Atlautla tradicionalmente han dependido de los deshielos del Popocatepetl, con distribución por gravedad. Estos Sistemas son fácilmente manejados por las poblaciones locales. En los últimos años, por el aumento en la población y cambios en el estilo de vida, la demanda de agua ha empezado a rebasar la capacidad de estas fuentes. En estás últimas décadas, se empezó a suplementar con agua de acuíferos bombeada desde Tenango del Aire.

El Sistema Amalacaxco capta 6 litros por segundo de agua cristalina del venero Amalacaxco. Distribución por gravedad a pilas y fuentes en la cabecera.

El Sistema Cuauxolo capta 4 litros por segundo de agua del venero Cuauxolo, se distribuye por gravedad a hidrantes públicos en la cabecera.

Los Sistemas Amalacaxco y Cuauxolo son manejados por los comuneros; contando con el apoyo de los usuarios para las faenas requeridas.

 

Cajas captadoras de agua del Sistema Amalacaxco

El Sistema Sureste extrae 270 litros por segundo de dos pozos en Tenango del Aire, "Los tlachiques", y se bombea a San Pedro Nexapa desde donde se distribuye por gravedad. Provee 18 litros por segundo a los habitantes de Popo Park, Las Delicias, la cabecera municipal, San Juan Tehuixtitlan y Col. Guadalupe en Atlautla. Este Sistema está manejado por la Comisión de Agua del Estado de México, el cual cobra el agua en bloque a los municipios y ellos a los usuarios.

 

Caja captadora de agua del Sistema Cuaxolo.

Bibliografía

1             Burns, E. Atlas Municipal de recursos naturales de Amecameca. Programa de Manejo de Recursos Naturales de la Sierra Nevada. Consejo Social Iztaccihuatl. Proyecto UAM-Comunidad Sierra Nevada, 2000. 100 páginas.

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