Principios Las
universidades tradicionales forman –-o mejor dicho deforman-- para competir,
para ser más que los otros, el éxito como la manifestación plena del egoísmo.
Así crean y recrean un ambiente académico terriblemente neurótico en donde
sólo los más aptos son aceptados, verdaderas máquinas de datos, de
conocimientos, fabricados para la conquista y el dominio de los demás. En Tlahui educamos para cooperar, para trabajar
solidariamente en conjunto. Más que la capacidad de recordar datos retenidos de
manera compulsiva, la inteligencia es la aptitud para encontrar relaciones
entre los pensamientos y generar otros nuevos. Es la habilidad para encontrar
la información que permita comprender y resolver problemas. El conocimiento
es un bien colectivo que se desarrolla mucho mejor en la cooperación y la
solidaridad. Rechazamos
cualquier tipo de discriminación, incluyendo la intelectual. La raza, sexo y
edad jamás han determinado la inteligencia. Podemos aceptar que la
efectividad intelectual es distinta entre las personas, pero su capacidad es
siempre semejante, más que eso, en el proceso de enseñanza – aprendizaje, con
frecuencia los lentos al principio son los que llegan más lejos. El
náhuatl es más que una lengua, es parte fundamental de la cultura, sentimientos
y espíritu de un pueblo. Su estudio implica el compromiso humanista que
resulta de la comprensión de lo que fue y es hoy el pueblo náhuatl. Los
estudiantes y profesores comparten las aspiraciones de libertad y prosperidad
que abrigan los corazones de quienes se niegan a aceptar como inamovible el
estado de marginación y miseria a la que se le ha confinado a las comunidades
indígenas. |