TLAHUI     
EL MUNDO ESTA LOCO

Fredy Ramón Pacheco
Tlahui, No. 2, II/1996

El mundo es de los desequilibrados y neuróticos. Lo normal es entender la anormalidad generalizada y asumirla como necesidad humana perturbadora del silencio.

Vivir sin neurosis es padecer de muerte estacionaria, que es el estado del absurdo, puesto que aún la muerte debe generar movimiento. La muerte es fundamentalmente dialéctica. Estar vivo o tener en funcionamiento los sistemas coorporativos orgánicos, involucra una condición neurótica permanente generadora de los procesos inherentes a la vida. Ji,Ji,Ji.

Abordar las inquietudes de quienes se dedican a reprimir la conducta humana sería irrespetuoso. Iniciamos este artículo con esa aseveración sobre el dominio del mundo por los enajenados, porque este es el mas doloroso resentimiento universal: "Los bárbaros nos gobiernan". El Poder está en manos de gente irracional, es el lamento común de la gente. Jamás dicen: "El Poder está en manos de los necios o de los tontos". Es que dominar, controlar y dirigir millones de seres no puede ser tarea de gente cuerda y mesurada; de sosegados y pusilámines. No pueden estar las decisiones de la guerra y la paz en el cándido corazón de un escribidor de sutilezas inofensivas, o de un samaritano complaciente.

Fuertes y débiles."Unos nacen para amos y otros nacen para esclavos". Es el gran enfrentamiento planteado por los cromosomas y determinado por las líneas genéticas de inteligencia. La fauna mantiene intactas estas relaciones. Aún en los rebaños más domesticados se evidencian esas estructuras de poder a la hora de satisfacer sus primeras necesidades: Territorio, liderazgo, la ración existencial de proteinas y.. el éxtasis.

De un tiempo a esta parte los otrora sensores tecnificaron sus métodos represivos para manipular los sentidos, a fin de eternizar la armonía en beneficio de sus intereses.

Cuando decimos que el Poder está en manos de locos, nos estamos refiriendo al verdadero y absoluto Poder. Al que ejerce dominio natural sobre las demás criaturas de su especie, no al poder transitorio y condicionado por factores circunstanciales, como el poder del dinero, por ejemplo. Sólo a un esquizofrénico podría ocurrírsele el predominio de una sola raza en el planeta o la igualdad social, por ejemplo. Hay que estar loco de remate para pretender el sublime amor. Las utopías jamás son concebibles por la gente que rinde culto al orden. Es una contradicción crear dentro del orden. Los normales, equilibrados, racionales y adaptados, sólo pueden pensar en función de esas referencias conductuales.

Se reirán de estas apreciaciones los místicos loqueros, pero se que en el fondo de todos ellos pervive la angustia por romper con esas muletas inútiles de la esquematización humana. !Ji,ji,ji!

Nos gustaría ver dos mansas palomitas de la paz frente a un apetitoso maíz o a una tarada gallina disputándose una lombríz con su tierno hijito; o a dos científicos muy serios y eminentes ante la probeta de ensayo, esperando resultados cruciales de sus investigaciones.

Religiones-dogmas, estan escritas para reprimir el alma de esos sabios locos que ponen en marcha los procesos civilizadores. No importa si para lograr sus objetivos éstos neuróticos inventan la Teoría de la Relatividad, las orugas de un pesado tanque, o decretan que la Tierra es redonda.

Hablar de "realidad virtual", de las "soluciones neurodigitales computarizadas en los programas espaciales para desechar excedentes de energía...", deben ser discursos inventados por un paranóico inadaptado. También lo parecieron Sócrates, Napoleón, Bolívar, Hussein, Ghandi y todo aquel que se le ocurriera proponer cualquier cosa diferente, insólita por inócua que fuese, pero que altere la inercia social. Independiente de que sus planteamientos tuviesen un final cruel para un grupo humano determinado, esos locos tenían al menos el privilegio de equivocarse; de inventarse vidas alternas y contradictorias. Con sus locuras se escribió la historia. Ji,ji,ji.

El resto de los mortales, ordenados, equilibrados, los registra la historia como masa inerme marchando y coreando consignas detrás de un loco..

Recordé de Christian Delacampagne en su "Antisiquiatría": "La violencia está tan estrechamente ligada a la existencia social en general, que incluso puede ser considerada como el hecho cultural fundamental de nuestro tiempo". Con la"antisiquiatría" fue desmontado y hasta ridiculizado el concepto de enfermedad mental. La locura - se explicó - es simplemente una manera distinta de ver el mundo. Se definieron las neurosis como enfermedad social necesaria y la locura como útil instrumento perturbador del Orden establecido.

Es cuestión de actualizarse y no escudar las telarañas científicas y literarias en el zoológico, complaciendo a los simios espectadores y adoradores de la mediocridad.!