II. Informe Hinchey: Las actividades de la CIA en Chile
Tlahui-Politic 10 II/2000. Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Chile, a 6 de Octubre, 2000. Chl/Usa - 2/3 Traducción al
español del Informe Hinchey sobre las actividades de
la CIA en Chile.
Equipo Nizkor. Derechos Human Rights. Serpaj Europa.
Información 2/3.
NUEVO DOCUMENTO EDITADO POR EL EQUIPO NIZKOR
INFORME HINCHEY SOBRE LAS ACTIVIDADES DE LA CIA EN CHILE.
http://www.derechos.org/nizkor/Chile/doc/hinchey-e.html
/Cont. 1/3
Reparos internos.
Algunos funcionarios de la CIA expresaron sus reservas a ciertas actividades
durante este período.
El examen analítico de la Comunidad de Inteligencia en lo que se refiere a las
probabilidades de un golpe en 1970, por ejemplo, arrojaba que "la acción militar
es imposible" ya que el ejército era profundamente fiel a la Constitución y no
estaba por la labor de expulsar al Gobierno civil. El DCI afirmó que a la
Agencia se le estaba pidiendo lo imposible. Un funcionario de alto nivel de la
CIA dijo que la idea de sabotear una victoria de Allende "no era realista".
Estimaciones de Inteligencia Nacional elaboradas entre 1969 y 1973 reflejaban
cada vez menor confianza en que Allende sería capaz de subvertir el orden
constitucional de Chile. Además, en el período que precedió el exitoso golpe
contra Allende, a los funcionarios de la CIA les preocupaba la difusa línea
entre lo que era el monitoreo de la conspiración para el golpe -el recabar
información de inteligencia sobre tales actividades pero sin dirigirlas o
influenciarlas- y el hecho de apoyar un golpe, al menos implícitamente.
Contexto histórico
El telón de fondo histórico arroja una importante luz sobre las políticas, las
prácticas y lo que se percibía como la urgencia principal en aquel entonces. La
revolución cubana y el afloramiento de los partidos comunistas en América Latina
había traído la Guerra Fría al Hemisferio Occidental. Miles de oficiales del
ejército chileno vinieron a los Estados Unidos para entrenarse, lo que incluyó
presentaciones acerca del impacto del comunismo mundial en su propio país.
Después de que Allende obtuviera la mayoría simple en las elecciones
presidenciales del 4 de septiembre de 1970, existía el consenso en los más altos
niveles del Gobierno de los Estados Unidos de que una presidencia de Allende
dañaría gravemente los intereses nacionales de los Estados Unidos.
Los esfuerzos de los Estados Unidos en apoyo de las fuerzas anticomunistas en
Chile se remontan a finales de los años '50 y reflejan la rivalidad entre los
Estados Unidos y la Unión Soviética por extender su influencia en el Tercer
Mundo. La creciente fuerza de la izquierda chilena, junto con la continua
fragmentación de las fuerzas políticas moderadas y conservadoras, aumentaron la
preocupación en los Estados Unidos a lo largo de los años '60 y '70, queriendo
evitar la emergencia de "otra cuba" en el Hemisferio Occidental.
Según el Informe de la Comisión Church, en su reunión con el Director de la CIA,
Richard Helms, y el Fiscal General, John Mitchell, del 15 de septiembre de 1970,
el Presidente Nixon y su Consejero en Seguridad Nacional, Henry Kissinger,
ordenaron a la CIA impedir que Allende se hiciera con el poder. "No les
preocupaban los riesgos que esto entrañaba", según las notas de Helms. Además de
la acción política, Nixon y Kissinger, según dichas notas, ordenaron medidas
para "hacer crujir la economía".
Estas actitudes propias de la Guerra Fría persistieron durante la era Pinochet.
Después de que Pinochet llegara al poder, determinados políticos de alto nivel
se mostraron reticentes a criticar las violaciones a los derechos humanos,
llamando al orden a los diplomáticos estadounidenses que instaban a dedicar
mayor atención al problema. La ayuda y ventas militares de los Estados Unidos
aumentaron significativamente durante los años de mayores abusos de los derechos
humanos. Según un Memorándum de Conversación previamente desclasificado,
Kissinger, en junio de 1976, indicó a Pinochet que el Gobierno de los Estados
Unidos era afable a su régimen, si bien Kissinger recomendó que hubiera cierto
progreso en el asunto de los derechos humanos para mejorar la imagen de Chile en
el Congreso de los Estados Unidos.
MATERIAL DE APOYO
El "asesinato" del Presidente Salvador Allende.
En 1962 a la CIA se le concedió autorización para llevar a cabo proyectos de
actividades encubiertas en apoyo al Partido Radical Chileno y al Partido
Demócrata Cristiano (PDC). Estos programas se concibieron básicamente para
ayudar a los partidos a atraer mayor número de seguidores, mejorar su
organización y eficacia e influir en su orientación política de cara al respaldo
de los objetivos de los Estados Unidos en la región. Un objetivo secundario de
estos programas consistía en contribuir a los esfuerzos para dividir al Partido
Socialista. A petición del Embajador de los Estados Unidos en Chile, con el
apoyo del Departamento de Estado, el Grupo 5412 aprobó en 1963 una cantidad a
hacer efectiva en un único pago al Frente Democrático. Los esfuerzos
propagandísticos en favor de los medios públicos de comunicación consistieron
básicamente en la financiación y orientación de las personas reclutadas en el
seno de las estaciones de radio y periódicos chilenos seleccionados a tales
efectos.
El 2 de abril de 1964, la Comisión 303 aprobó una campaña de acción política de
cara a la preparación de las elecciones de 1964. El objetivo de la campaña era
impedir que ganara el Dr. Salvador Allende, el candidato de la izquierda a la
presidencia. El principal beneficiario de estos esfuerzos fue Eduardo Frei, del
Partido Demócrata Cristiano. La campaña se montó sobre la operación encubierta
previamente aprobada en 1962, incorporando un elemento de soporte para un grupo
de mujeres militantes. En el mismo período, a la CIA se le encomendó promover la
emisión unilateral continuada de cuñas de propaganda en los medios de
comunicación para así orientar la opinión pública en contra de los partidos y
candidatos de la izquierda. Para la fecha de las elecciones, la Comisión 303
había aprobado un total de 3 millones de dólares para evitar que Allende ganara.
La victoria de Frei el 4 de septiembre de 1964 marcó un hito en el desempeño de
la CIA en las elecciones chilenas.
El 5 de febrero de 1965, la Comisión 303 aprobó una nueva campaña de actividades
encubiertas encaminadas a prestar apoyo a candidatos elegidos para las
elecciones al Congreso del 7 de marzo. Por medio de esta campaña -diseñada y
ejecutada en cooperación con el Embajador de los Estados Unidos en Chile- se
autorizó a la CIA, mediante el uso de su ya existente infraestructura, a apoyar
selectos candidatos al Congreso. La operación fue considerada un éxito y se la
puso término el 30 de junio.
En 1965-66 se combinaron acciones previas de propaganda y la CIA estableció un
proyecto de operación encubierta para promover la colocación de propaganda en
los medios de comunicación chilenos. Este proyecto iba encaminado a orientar a
la opinión pública en contra de los partidos y candidatos de la izquierda. El
alcance de las actividades propagandísticas de la CIA en Chile se vio expandido
en 1967, con la promoción de temas "anticomunistas" específicamente en contra de
la presencia del Bloque Soviético en el país.
A pesar de todo, la izquierda chilena obtuvo éxitos políticos durante la
presidencia de Frei. Como consecuencia de ello, a la CIA se le permitió en
1968-96 llevar a cabo operaciones propagandísticas adicionales con la intención
de influir en los medios de comunicación chilenos. Esto pasaba por establecer un
taller de propaganda y otros mecanismos para la colocación en prensa. Los temas
propagandísticos incluían la amenaza que el Bloque Soviético representaba para
la tradición democrática chilena, el peligro que suponían para el país los
frentes de izquierda internos y la promoción de un liderazgo pro democrático en
Chile. En julio de 1968, la Comisión 303 aprobó un modesto programa de
actividades encubiertas, propuesto por el Embajador de los Estados Unidos, para
influir en la composición del Congreso chileno mediante el respaldo a candidatos
moderados en las elecciones al Congreso de marzo de 1969. Si bien los resultados
fueron considerados como un éxito operativo, tanto la derecha como la izquierda
radicales obtuvieron más escaños y aumentó la polarización en el escenario
político chileno. Frei y sus candidatos moderados del PDC fueron los perdedores.
Al programa de la CIA se le puso fin al término de las elecciones al Congreso.
A medida que se acercaban las elecciones presidenciales de 1970, Allende se
perfilaba como candidato a la cabeza; varios partidos de izquierda continuaron
reforzando la coalición de la Unidad Popular (UP). La Central se sirvió de
algunas de las actividades encubiertas mencionadas más arriba para llevar a cabo
una variedad de operaciones de propaganda y acción política destinadas a
desacreditar a la izquierda. La Comisión 40 le dijo a la CIA que se concentrara
en atacar a la coalición de la UP y que no apoyara a ningún candidato concreto a
la presidencia. El objetivo era dividir a la izquierda y crear las condiciones
para que un candidato no marxista ganara las elecciones. El 27 de junio de 1970
al Cuartel General se le ordenó que centrara la "operación de sabotaje" más
directamente contra la candidatura de Allende. El plan consistía en alertar al
pueblo chileno de los peligros de un régimen marxista bajo Allende.
A pesar del aumento de la financiación, como dispuso la Comisión 40, en agosto
de 1970 aparece claro que la operación de sabotaje no estaba teniendo éxito y
que Allende y la UP había reunido tal apoyo que Allende era sin duda el
candidato favorito. La preocupación en las altas esferas de la Administración
Nixon desembocó en el desarrollo de una iniciativa de operación encubierta más
agresiva. Esta iniciativa contemplaba tanto la acción política (Plan de Acción
I) como el golpe militar (Plan de Acción II) como formas de evitar la
presidencia de Allende. El Plan de Acción I y el II transcurrieron
simultáneamente hasta que el Congreso eligió a Allende el 24 de octubre.
El programa de acción política en consideración pedía a la Embajada y a la
Central que influyeran en el Congreso chileno toda vez que éste debía hacerse
cargo de la cuestión. Esto conllevaba el alentar al Congreso para que votara a
Alessandri como Presidente a pesar del hecho de que Allende hubiera obtenido un
número de votos ligeramente superior. (Allende ganó con el 36,3 por ciento de
los votos el 4 de septiembre -una mayoría que no era la mayoría absoluta
requerida por la Constitución para evitar la ratificación de la victoria por
parte del Congreso). La Central y la Embajada, sirviéndose de intermediarios,
instaron a Frei para que usara su influencia en el Congreso y convenciera a las
fuerzas que no eran de izquierdas de que votaran a Alessandri. El escenario
pretendido era que el Congreso eligiera como Presidente a Alessandri; éste
dimitiría posteriormente, permitiendo así que Frei se enfrentara a Allende como
candidato en una nueva elección.
La iniciativa del Plan de Acción II emplazaba a la CIA para que planificara la
posibilidad de una intervención del ejército chileno. El 9 de septiembre la
Central recibió instrucciones del Cuartel General ordenándola que entablara
contactos directos con los oficiales del ejército chileno para evaluar la
posibilidad de estimular un golpe militar si llegaba a tomarse tal decisión.
El 15 de septiembre el Presidente Nixon informó al DCI de que los Estados Unidos
no aceptarían el régimen de Allende en Chile. Dio instrucciones a la CIA para
impedir que Allende llegara al poder o lo despojara de su cargo y autorizó la
liberación de 10 millones de dólares para este fin. El Presidente ordenó
específicamente que esta acción fuera llevada a cabo por la CIA sin informar ni
al Departamento de Estado, ni al de Defensa ni al Embajador de Estados Unidos en
Chile. En respuesta a la instrucción de Nixon, la CIA emprendió una serie de
acciones que incluyeron el hacer ver a los militares que un gobierno extranjero
solicitaba sus puntos de vista, promover propaganda a nivel mundial para su
colocación en los medios de comunicación del país, iniciar acciones para
conseguir que los periódicos de mayor tirada, como El Mercurio, se opusieran
públicamente a Allende, y, contactar con un seglar católico que tenía relación
con los líderes de la Iglesia chilena para influenciar su opinión sobre Allende.
Los oficiales de la Central intensificaron sus contactos con los oficiales del
ejército chileno. También se alentó a Frei para que usara su influencia con los
militares y animara a los oficiales a considerar la formación de un nuevo
Gobierno antes de que el Congreso eligiera a Allende como Presidente. A finales
de septiembre resultaba claro que era improbable que Frei actuara de esta
manera.
La planificación en el marco del Plan de Acción II se intensificó una vez quedó
claro que Frei no actuaría. Entre los días 5 y 20 de octubre la Central orquestó
numerosos contactos con figuras clave del ejército chileno y de los Carabineros
(policía nacional) para convencerles de que dieran un golpe. El Agregado Militar
de la Embajada de los Estados Unidos fue colocado bajo control operacional de la
Central de la CIA y transmitió similares mensajes a sus informantes en el
ejército. Cuatro oficiales de la CIA fueron enviados de manera extraoficial a
reunirse con los oficiales más receptivos del ejército chileno y que estuvieron
activamente involucrados en la conspiración golpista.
Sin embargo, la iniciativa del Plan de Acción II fracasó tras el asesinato del
Comandante en Jefe del Ejército, Schneider, cuya muerte causó una fuerte
reacción en Chile.
El asesinato de Schneider.
El Gobierno de los Estados Unidos y la CIA estaban al corriente de, y de acuerdo
con, la conclusión de los oficiales chilenos de que el secuestro del General
Rene Schneider, Comandante del Ejército chileno, en septiembre de 1970, era un
paso esencial para cualquier estrategia golpista. Sin embargo, no hemos hallado
información de que el propósito de los conspiradores golpistas o de la CIA fuera
el de asesinar al general en el acto del secuestro. Schneider era un gran
defensor de la Constitución chilena y un gran estorbo para los oficiales del
ejército que pretendían dar un golpe para impedir que Allende fuera investido en
su cargo.
El General retirado del ejército Roberto Viaux era uno de los mayores
conspiradores golpistas y contaba con el apoyo de jóvenes oficiales y miembros
de la tropa; también dirigió varios grupos civiles de derecha. Después de que a
la CIA le fuera encomendado sondear las perspectivas de un golpe para impedir
que Allende tomara posesión del cargo, un funcionario de la Agencia estableció
contacto con Viaux el 9 de octubre de 1970. Una segunda reunión con Viaux hizo
que la Central transmitiera a Washington una solicitud, por parte de éste, de
armas, gas lacrimógeno y otros suministros, así como de un prima de seguro de
vida para sí mismo. El examinar la propuesta de Viaux, el Cuartel General de la
CIA concluyó que su grupo no tenía posibilidad de llevar a cabo un golpe con
éxito. La Cuartel General avisó a la Central y en las reuniones de los días 17 y
18 de octubre un funcionario de la CIA le dijo a un miembro del grupo de Viaux
que la CIA no acogería su solicitud de apoyo. El funcionario les advirtió de que
cualquier acción golpista que emprendieran sería prematura. El representante de
Viaux les informó de que el golpe estaba planeado para los días 21-22 de
octubre, y que el primer paso consistiría en el secuestro del General Schneider.
La Central puso en cuestionamiento el plan porque la CIA no obtuvo ninguna
conformación de inteligencia y el grupo de Viaux tenía detrás una lista de
tropiezos.
El 22 de octubre el grupo de Viaux, actuando independientemente de la CIA
entonces, llevó a cabo un intento de secuestro contra el General Schneider que
resultó en la muerte de éste. La muerte de Schneider impactó a las fuerzas
armadas y civiles proclives al golpe y los planes de acción militar fueron
arrinconados.
Además de con Viaux, la CIA había establecido contacto con otros conspiradores
golpistas, incluido el General Camilo Valenzuela. La Central conocía bien al
grupo de Valenzuela y al respecto opinaba que tenía capacidad de dar un golpe
con éxito. La CIA suministró el 22 de octubre a este grupo -que también veía en
el secuestro del General Schneider un paso esencial para cualquier golpe- tres
subametralladoras, munición y de 8 a 10 granadas de gas lacrimógeno. (Estas
armas fueron devueltas con posterioridad, sin usar, a la Central). El
representante de Valenzuela insistió en que su grupo no tuvo nada que ver con el
asesinato de Schneider y en que Viaux había actuado por su cuenta.
En noviembre de 1970, un miembro del grupo de Viaux que no fue capturado
contactó nuevamente con la Agencia y solicitó ayuda económica en nombre del
grupo. Aunque la Agencia no tenía obligación alguna para con el grupo ya que
éste había actuado por su cuenta, en un esfuerzo por mantener en secreto los
contactos anteriores, mantener la buena fe del grupo y por razones humanitarias,
se les pasaron 35 mil dólares.
El primer período de la Presidencia de Allende.
El Congreso aprobó la victoria de Allende en las elecciones por un amplio margen
-153 votos a favor frente a 35 en contra- el 24 de octubre. Inmediatamente
después de la investidura de Allende el 3 de noviembre de 1970, el objetivo a
largo plazo del Gobierno de los Estados Unidos era mantener activa la oposición
con la esperanza de que pudiera derrotar a Allende en las elecciones de 1976. El
papel de la CIA en Chile consistía básicamente en suministrar fondos e influir
en los partidos políticos de la oposición. En 1971 se aprobó una nueva operación
encubierta para renovar el apoyo al PDC. En 1972 se autorizó un nuevo proyecto
de operación encubierta para suministrar apoyo al Partido Nacional y al Partido
Radical Democrático. El sostenido apoyo financiero de la CIA a los mecanismos de
propaganda descritos más arriba tenía por finalidad continuar con la colocación
[de propaganda] en los medios de comunicación en apoyo a los partidos de la
oposición y contra el régimen de Allende. La CIA recibió instrucciones de situar
al Gobierno de los Estados Unidos en una posición que le permitiera obtener
futuros beneficios de la solución, bien política o bien militar, al dilema
chileno, según los acontecimientos se fueran sucediendo.
La CIA continuó recabando información de inteligencia sobre los oficiales del
ejército chileno que desarrollaban una oposición activa contra el Gobierno de
Allende, pero no se realizaron acciones para ayudarles en modo alguno. Algunos
de los contratados y de los informantes de la CIA estaban en contacto directo
con los conspiradores del golpe; las instrucciones de la CIA eran que el
propósito de estos contactos consistía tan sólo en obtener información. A medida
que los rumores sobre la planificación del golpe aumentaron a finales de 1972,
la CIA puso especial cuidado en todos sus tratos con los oficiales del ejército
chileno y continuó monitoreando sus actividades pero bajo ninguna circunstancia
intentó influir en ellos. En octubre de 1972 existía el consenso en el Gobierno
de los Estados Unidos de que los militares intentaban dar un golpe en algún
momento, pero que no era necesario el apoyo de los Estados Unidos para el éxito
del mismo y que la ayuda o intervención de los Estados Unidos en un golpe
debiera evitarse.
El 21 de agosto de 1973 la Comisión 40 aprobó un desembolso presupuestario
suplementario de un millón de dólares para aumentar la ayuda a los partidos
políticos de oposición, lo que durante el período de Allende sitúa la cantidad
total del gasto en operaciones encubiertas en aproximadamente 6,5 millones de
dólares. A finales de agosto la Central solicitó autorización para brindar la
máxima ayuda posible a las actividades de la oposición destinadas a promover la
entrada de los militares chilenos en el gabinete de Allende. La renuncia del
Comandante del Ejército, el General Carlos Prats (cuyas acciones eran firmemente
fieles a la Constitución) y su sustitución por el General Augusto Pinochet (no
un conspirador golpista, pero aparentemente proclive a consentir un golpe)
pareció conferir una mayor unidad a las Fuerzas Armadas y fortaleció la
institución en cuanto grupo de presión política. El Gobierno de la UP parecía
temer un posible golpe militar y no estaba seguro de cómo reaccionar ante tal
temor.
La Central se dio cuenta de que los objetivos de la oposición habían
evolucionado hasta un punto inconsistente con la actual política de los Estados
Unidos y buscó la autorización de Washington para respaldar una acción tan
agresiva. Si bien el Embajador de los Estados Unidos en Chile estuvo de acuerdo
con la necesidad de que Washington evaluara su política actual, no coincidió con
la propuesta de la Central, temiendo que pudiera conducir al compromiso fáctico
de los Estados Unidos con un golpe. Como respuesta, el Cuartel General de la CIA
volvió a afirmar ante la Central que no tenía que haber ningún tipo de
implicación con los militares en ninguna iniciativa de acción encubierta; no
había apoyo para promover un golpe militar.
El 10 de septiembre de 1973 -el día anterior al golpe que terminó con el
Gobierno de Allende- un oficial del ejército chileno informó a un agente de la
CIA que se estaba planificando un golpe y solicitó la ayuda del Gobierno de los
Estados Unidos.
Se le respondió que el Gobierno de los Estados Unidos no otorgaría ningún tipo
de ayuda porque se trataba estrictamente de una cuestión interna de Chile. El
agente de la Central le dijo también que esta petición sería transmitida a
Washington. La CIA supo de la fecha exacta del golpe poco antes de que tuviera
lugar. Durante el ataque al Palacio Presidencial y sus inmediatas consecuencias
las actividades de la Central se limitaron a rendir informes de situación y de
inteligencia.
La muerte de Allende tuvo lugar después de que el Presidente rechazara una
oferta de los militares de sacarle a él y a su familia fuera de Chile. La
evidencia disponible apunta a que el Presidente Allende se suicidó a medida que
los golpistas entraban en el ala de sus oficinas. Una fuente fiable en lo que
atañe a la muerte de Allende fue el Dr. Patricio Guijón, integrante del equipo
médico del Presidente. Guijón estaba con Allende en el Palacio Presidencial de
La Moneda durante el ataque y declaró que vio cómo Allende se disparaba con un
fusil. La Comisión Nacional Chilena para la Verdad y la Reconciliación también
concluyó en 1991 que Allende se quitó la vida. No hay información que indique
que la CIA estuviera involucrada en la muerte de Allende.
(Cont. msje. 3/3)
[Traducción al español de la versión original en inglés realizada por el Equipo
Nizkor].
From: Editor Equipo Nizkor nizkor@teleline.es
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