Justicia y Mesa de Dialogo
Tlahui-Politic 10 II/2000. Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Chile, a 23 de Julio, 2000.
JUSTICIA Y MESA DE DIALOGO
Por Hugo Gutiérrez Gálvez. Revista Punto Final
Edición del 14 al 27 de Julio N° 475.
La mesa de diálogo terminó con un acuerdo cívico-militar que es producto de
una negociación. Aquí surge la primera objeción: hay cosas y hechos que
nunca pueden ser objeto de mediación, si no se corre el riesgo de terminar
relativizándolas. Esto ocurrió con la mesa de diálogo. Es como si en ves de
haber tenido un Tribunal Penal Internacional de Nüremberg se hubiese
negociado con el Tercer Reich y éste lograra imponer la tesis de que los
judíos debían ir a los campos de exterminio porque habían provocado la
Segunda Guerra Mundial. El sólo planteo es absurdo. Se está tan
acostumbrado a decir que la verdad histórica depende de quien la cuenta,
que en definitiva no hay verdades históricas. En buenas cuentas, de acuerdo
a la Mesa de Diálogo, los muertos se merecían lo que les pasó. También son
responsables los que creyeron en las naciones Unidas y en la OEA, cuando
decían que la dictadura militar chilena violaba los derechos humanos y
concluían que era legítimo luchar contra ella. En definitiva, todos
estábamos equivocados, menos las Fuerzas Armadas que primero exterminaron a
los que incitaban a la violencia en los años sesenta y luego a los que
resistieron a la dictadura.
Conclusión de la Mesa de Diálogo: condenar la resistencia contra la tiranía
oprobiosa, decir sí a la intervención de las Fuerzas Armadas para
"pacificar" el país.
La Mesa de diálogo es un ejemplo de marketing de un producto malo: harta
propaganda hasta que el producto sea comerciable.. Lo dramático es que esta
instancia juega con las necesidades de las personas. En Chile, sin duda,
hay necesidad de paz social, de reencuentro con los chilenos divididos por
una brutal dictadura que para algunos -al parecer no pocos-, trajo
bastantes beneficios. Pero la paz social no se construye con negociaciones
ni transacciones ni leyes que amparan a informantes criminales. Se estará
garantizando el "nunca más en Chile", cuando los que cometieron crímenes
sean sancionados, como única forma de disuadir a aquellos que estimen que
gozando del poder absoluto, lo pueden hacer todo, incluso violar los
derechos humanos. Tiene que quedar claro que más temprano que tarde serán
enjuiciados.
Las violaciones de los derechos humanos durante la dictadura no se reducen
al problema de encontrar los restos de los detenidos desaparecidos.
La mesa de diálogo reduce el problema a un asunto arqueológico. ¿Dónde
quedan los ejecutados políticos; dónde los condenados por ilegales Consejos
de Guerra que aún no tienen derechos ciudadanos; dónde los presos políticos
que sufrieron detención ilegal, prisión clandestina y tortura? ¿Dónde los
que sufrieron exilio o relegación, dónde los millones de chilenos que
sufrieron el terror de un Estadio genocida encabezado por Pinochet? Un
abrazo terminó con todo, se terminó la transición, nos reencontramos hasta
la próxima vez en que las Fuerzas Armadas crean que hay que restablecer el
"orden".
Hay un reduccionismo inaceptable, no sólo en lo que se refiere a las
violaciones de los derechos humanos, también en lo que se refiere al
problema de la desaparición forzada. No dice relación sólo con encontrar
los restos de los desaparecidos.
No es posible aparejar la desaparición forzada con sólo el problema de
ubicar los restos de los desaparecidos, sin mención a la justicia, como
hizo la mesa de diálogo. No sólo es servil a los intereses de los
criminales, sino que va contra la actual lucha nacional e internacional por
castigar a los violadores de los derechos humanos.
La desaparición forzada, al contrario de lo que creen los que integran la
mesa de diálogo, es un drama social, de la sociedad chilena en su conjunto,
pues hubo chilenos que secuestraron a otros chilenos y los hicieron
desaparecer. ¿Por qué hasta el día de hoy no muestran arrepentimiento?
¿Cómo aseguramos que nunca más vuelva a ocurrir?
El publicitado "reencuentro" se dio entre las Fuerzas Armadas y abogados de
derechos humanos. Cabe preguntarse si es entre ellos que debe darse el
reencuentro entre chilenos. ¿Son ellos los que deben reencontrarse? Los
abogados de derechos humanos son, aún cuando algunos de ellos todavía no se
dan cuenta, representantes de los familiares de las víctimas, y las Fuerzas
Armadas y de Orden son, todavía, lamentablemente, representantes armados de
la derecha económica. ¿Puede darse entre ellos el reencuentro? Obvio que
no. El abrazo no pasa de ser un gesto comunicacional sin contenido. Ni unos
ni otros son los agentes idóneos. Unos creen ser representantes de los
familiares de las víctimas. Los otros son representantes de los que
cometieron exterminio de chilenos. Pero los únicos capaces de dar solución
a los crímenes son los jueces de la República.
Se dice en el acuerdo que preocupa el legado a las nuevas generaciones de
chilenos. Pero ¿qué les ha legado la mesa de diálogo? Una tergiversación de
la historia e impunidad para los violadores de los derechos humanos. Eso sí
es peligroso para los jóvenes: no garantiza que el día de mañana no sean
víctimas de las Fuerzas Armadas a las que ahora se ofrece una nueva
historia del golpe de Estado. Los jóvenes han recibido como legado de la
mesa de diálogo una mala negociación. La historia que cuenta la mesa de
diálogo no se le debe contar a las nuevas generaciones.
Se dice que es necesario formar y educar a las generaciones futuras en el
contenido del derecho internacional de los derechos humanos y del derecho
internacional humanitario. Pero resulta que si se legitima el decreto ley
de amnistía haciéndolo una norma jurídica que prevalece sobre los Convenios
de Ginebra. Más aún, hay integrantes de la mesa de diálogo que han hecho
gestiones para que los tribunales no den aplicación a dichos convenios y no
procesen por los delitos de homicidio a los responsables de la Caravana de
la Muerte.
Se afirma que el acuerdo de la mesa de diálogo no conduce a la impunidad.
Pero ¿cómo explicar que los ministros en visita que se pedirá a la Corte
Suprema para ubicar el paradero de los restos sólo se vayan a preocupar de
eso y no de investigar los delitos contra las personas cuyo paradero
buscan? ¿Cómo explicar que la derecha política y los militares en retiro
estén de acuerdo con la iniciativa y la interpreten diciendo que la ley del
secreto profesional sólo se justifica si a continuación se aplica la ley de
amnistía? ¿Cómo explicar que el mensaje presidencial señale que la
oportunidad procesal para aplicar la ley de amnistía corresponde a los
tribunales, haciendo un claro reconocimiento de que esta ley se aplicará en
el momento en que los tribunales decidan? Ninguna mención hay a la
ilegitimidad de la "ley de amnistía" o que no corresponde aplicarla por
cuanto el Estado chileno, en cumplimiento de sus compromisos
internacionales, debe aplicar la normativa internacional de los Convenios
de Ginebra.
Preocupa la utilización de la jurisdicción para fines reñidos con la ley,
pues no hay ninguna norma jurídica que permita a los tribunales del Crimen
abocarse sólo a averiguar dónde se encuentra sepultada una víctima de un
homicidio o secuestro.
Hay muchos que se alegran por cuanto la mesa de diálogo dice que agentes de
organizaciones del Estado violaron los derechos humanos. Pero estos es
parecido a decir, guardando las proporciones, que durante los gobiernos de
la Concertación los funcionarios de la salud municipalizada dieron una
atención burocrática. No hay ninguna relación causa-efecto. No se señala
qué fue debido a la dictadura que se violaron los derechos humanos. Tampoco
queda claro que hubo una política de exterminio dirigida por Pinochet. Sólo
da a entender que fueron excesos aislados cometidos por uno que otro
funcionario público. ¿Dónde están mencionadas las Fuerzas Armadas?
¿Qué tendrían que decir las Fuerzas Armadas y Carabineros? Que nunca más
volverán a exterminar chilenos y que asumen sus responsabilidades
institucionales. Pero lo único que declararon es que se comprometen a
colaborar para encontrar los restos de los detenidos desaparecidos. Si no
fuera por lo trágico, sería para la risa.
Algunos están tan presurosos en terminar la transición -cómo no estarlo si
ya dura más de 10 años- que han sostenido que ha concluido con el acuerdo
de la mesa de diálogo. Han dicho que con este acuerdo se cierra la
transición. Sin duda que los derechos humanos son importantes, pero no es
lo que ha alargado la transición. Esta está ligada a la subordinación del
poder militar a la sociedad civil. Eso es lo que no se ha logrado durante
estos diez años. Como consecuencia de la falta de subordinación militar a
lo civil, siguen sin castigo los violadores de los derechos humanos.
En definitiva, no aceptamos el acuerdo de la mesa de diálogo porque huele a
derrota, a reconocer que los sueños de una patria mejor y más solidaria
fueron inútiles, y que también son inútiles hoy en día.
Hugo Gutiérrez Gálvez
Abogado del CODEPU
Difundido por Organización de Defensa Popular, odep@terra.cl
From: Comité Internacionalista Arco Iris ale.ramon@numerica.it
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