Finaliza la gira de la Misión Internacional Campesina a Colombia
Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Colombia, a 19 de Julio, 2000. Col - Finaliza la gira de la Misión Internacional Campesina a Colombia.
Equipo Nizkor, miembro del Serpaj Europa, Derechos Human Rights (USA) y del GILC (Global Internet Liberty Campaign).
Información.
DECLARACIÓN DE LA MISIÓN INTERNACIONAL CAMPESINA EN COLOMBIA
Los integrantes de la misión internacional de la Vía Campesina manifestamos ante
todo que estamos conmovidos e indignados al conocer de manera directa la
situación que viven los campesinos(as) colombianos y sus organizaciones y
también los indígenas, especialmente el pueblo Uwa.
Después de haber conversado con altos funcionarios del Estado, con dirigentes
nacionales de los campesinos(as) e indígenas y con sus organizaciones y bases
locales en Puerto Asís (Putumayo), Cauca, Tolima, Magdalena Medio y Cubará
(Boyacá), pensamos que la difícil situación de la población rural colombiana se
relaciona directamente con la problemática global y la lucha de millones de
campesinos en el mundo: la soberanía alimentaria, el derecho de las naciones y
las comunidades de decidir sobre su economía y alimentación, la reforma agraria
y la lucha contra el intento de las transnacionales por copar todos los espacios
mediante los grandes proyectos de inversión y la apropiación del patrimonio
genético y los saberes culturales.
Son escandalosas las estadísticas que muestran que entre 1984 y 1997 los
propietarios de fincas de más de 500 hectáreas (0.2% de los propietarios)
pasaron de tener el 32 % a tener el 45 % de la tierra y también desde 1.974 ha
disminuido el área cultivada en cerca de un millón de hectáreas. Estas cifras
muestran que el derecho humano a la alimentación, que implica el derecho de
acceso a la tierra como recurso para alimentarse en autodeterminación, no está
respetado. El instrumento más eficaz para garantizar el derecho a la
alimentación, la Reforma Agraria, no se implementa para garantizar al
campesinado el acceso a la tierra. La ley de Reforma Agraria de 1994 excluye
gran numero del millón familias sin tierra y de campesinos pobres del beneficio
del programa por su sistema de crédito. La obligación a financiar el 30% del
precio de la tierra ha dejado un gran numero de beneficiarios con deudas
impagables.
Además, las instituciones para implementar la Reforma Agraria, el INCORA y el
Banco Agrario, carecen de fondos suficientes para aumentar el volumen de tierras
redistribuidas.
Constatamos que en directa correlación con el incremento de la violencia,
Colombia ha perdido su soberanía y seguridad alimentaria, pasando a depender de
las importaciones de alimentos y reduciendo drásticamente el área sembrada,
mientras se incrementa la concentración de la propiedad de la tierra. En vez de
la alimentación de los colombianos, el modelo vigente prioriza los grandes
proyectos de inversión petroleros y viales y en torno a las áreas estratégicas
donde deben ser realizados.
Estas cifras muestran que hay beneficiarios directos de la violencia y creemos
que la responsabilidad de estos grandes propietarios en la guerra y en el
desplazamiento de miles de campesinos a los cultivos ilegales debe ser
denunciada ante la comunidad internacional, a la cual se ha dado una falsa
imagen de las causas del conflicto colombiano.
Nos preocupa especialmente que haya una legislación para desplazar forzada
aunque legalmente a los campesinos cuyas tierras estén a menos de 5 kilómetros
de pozos petroleros u otras explotaciones. Y desde luego nos preocupa y nos
indigna el desplazamiento violento de cerca de dos millones de campesinos(as)
durante los últimos 15 años.
Es imposible dejar de pensar que el desplazamiento sistemático de los
campesinos no obedece a un plan preconcebido por los gestores de un modelo de
desarrollo, supuestamente acelerado, quienes consideran al campesinado y a los
indígenas como poblaciones inviables u obstáculos al desarrollo y desean
extirpar a como de lugar a las economías campesinas y a las culturas indígenas,
considerando que si el mercado no ha podido hacerlo por sí mismo, la guerra
puede cumplir el papel de un programa económico.
Se quiere hacer creer al mundo que el narcotráfico es la causa y esencia de lo
que ocurre en Colombia, cuando en verdad es la consecuencia del modelo
neoliberal de globalización, de la apertura económica, la concentración violenta
de la propiedad de la tierra que expulsa a los campesinos a la colonización y la
corrupción que desde hace muchas décadas dominan altas esferas de la sociedad
colombiana.
Hoy pensamos que la principal razón por la que esta terrible realidad subsiste
es porque el mundo no la conoce. La diplomacia y los medios de comunicación han
divulgado la imagen de Colombia como la democracia más antigua de América
Latina, cuando a una sola de las organizaciones campesinas le asesinaron 1.700
de sus activistas en los últimos 14 años y otro tanto le ha ocurrido a otras.
No pensamos que pueda denominarse como democrático un régimen en el cual se ha
cometido y se sigue cometiendo un verdadero genocidio contra los dirigentes
campesinos, indígenas, sindicales y de la oposición política y que se funda en
un modelo bipartidista conservador liberal.
Nos impresionó e indignó la lista de dirigentes sindicales y campesinos
asesinados, desaparecidos y exiliados en el pasado más reciente, inclusive este
mismo año y mucho más el conocer las circunstancias en que fueron y son
perseguidos por luchar por los derechos de la mayoría de la población rural. Fue
doloroso saber como los indígenas Chimila del Magdalena y los Embera de Murrí
están como presos y cercados en su propio territorio.
Las transnacionales están imponiendo su modelo de globalización, nosotros
estamos construyendo la globalización de la lucha contra ese modelo de exclusión
y violencia y construimos la solidaridad con los campesinos, asalariados rurales
e indígenas de Colombia y con las organizaciones que valientemente mantienen en
medio de la violencia, ocupa desde ya un lugar indispensable en nuestro trabajo.
A la vez, causa admiración y llena de esperanza, ver que la lucha indígena y
campesina continúa con valor y firmeza. Ver al pueblo indígena Uwa movilizado,
al lado de miles de campesinos de Arauca, Norte de Santander y Boyacá,
enfrentándose a la Occidental Pertroleum, al gigantesco poder de las
transnacionales petroleras. Esto nos ha llenado de alegría y esperanza. Hablar
con los campesinos del Cauca sobre su paro de octubre pasado, ver su
organización; conocer a los campesinos del Magdalena Medio cercados por los
paramilitares y por la desinformación de los medios de comunicación; conocer a
los campesinos e indígenas del Putumayo listos a labrar su futuro y plantar cara
al Plan Colombia, es reconfortante y esperanzador.
Vamos con el compromiso de la solidaridad, a la que nos empuja sin vacilar, ver
la decisión de dar hasta su propia vida por la vida de su gente, que vimos en
todos y cada uno de los líderes campesinos e indígenas, quienes en cualquier
momento pueden ser las víctimas del día de los sicarios o ser detenidos,
salvajemente torturados y luego desaparecidos.
En este contexto llamamos a los pueblos del mundo en general y a las
organizaciones afiliadas a Vía Campesina a realizar una activa oposición y
denuncia al llamado Plan Colombia, particularmente impulsado por los Estados
Unidos, que según hemos visto y analizado, no garantiza el desarrollo integral
del campesinado en Colombia. Esperamos que la UNIÓN EUROPEA no se involucre ni
apoye este plan que busca perpetuar la tragedia colombiana; que aplica recetas
militaristas, beneficiando la expansión de la propiedad terrateniente, mediante
el cultivo de la palma africana; que impone la explotación de las
transnacionales petroleras en Putumayo, el territorio U'wa, mineras en el
Magdalena Medio y otros lugares del país; que abre la Amazonía a las
transnacionales para acceder a su biodiversidad y patrimonio genético, sin que
se solucione el problema de los cultivos ilegales, pues dada su situación los
campesinos(as) simplemente irán más adentro en la selva, tumbándola para repetir
y ampliar esos mismos cultivos, causando mayor daño ecológico, tanto con la
dispersión de los cultivos, como con las fumigaciones químicas y con hongos cuyo
comportamiento puede ser fatal para la selva y la vida humana.
Es nuestra profunda convicción que la solución a la grave situación de Colombia
no esta en más esfuerzos de guerra como lo presenta el Plan Colombia, sino con
actitudes y políticas en el sentido de la real democratización del país, de la
erradicación de la corrupción y de la voluntad política para terminar con la
impunidad de tantos crímenes y de la complicidad con las fuerzas paramilitares;
de la efectiva resolución de los problemas económicos y sociales, que reduzcan
los índices de pobreza e injusticia social de la población y que frene el
desplazamiento forzado.
¡La solidaridad superará la indignación y la lucha alimentará la esperanza!
Firman,
JOSÉ JOVE, Vocero de la Confédération Paysanne de Francia.
JOAQUIM MIRANDA, presidente de la Comisión de Desarollo y Cooperación del
Parlamento Europeo.
UNZALU SALTERAIN presidente de la organización campesina vasca EHNE y miembro de
la Coordination.
Paysanne Europénne - CPE.
ALBA PALACIO, Diputada del Parlamento Centroamericano y dirigente de la
Asociación de Trabajadores del
Campo de Nicaragua.
EVO MORALES, dirigente campesino y diputado de Bolivia.
STEFAN OTTERINGER, representante de FIAN internacional.
JOSÉ MANUEL DE LAS HERAS, Secretario General de la Coordinadora de
Organizaciones de Agricultores y
Ganaderos - COAG, España.
SUSANA PAIM FIGUEREIDO, abogada del Movimiento de Trabajadores sin Tierra-
Brasil.
GARY ESPINOZA MARTÍNEZ, Secretario General de la Federación Nacional de
Organizaciones Campesinas e
Indígenas del Ecuador; FENOCI.
FLORENCIA COSTA, periodista, Brasil.
GEORGES BARTOLLI, periodista Francés.
Bogota, julio 12 de 2000
MAS INFORMACIÓN EN:
Secretaría Operativa de la Misión:
Rue Van Elewijck, 35 - 1050 Bruxelles - Belgique
Telefax: (00 32 2) 648.51.18 Email: misioncol@skynet.be
From: Editor Equipo Nizkor nizkor@teleline.es
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