Ayuda de USA podría ser utilizada militarmente por "razones humanitarias"
Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Colombia, a 26 de Julio, 2000. Col - La ayuda norteamericana podría ser utilizada militarmente por "razones humanitarias".
Equipo Nizkor, miembro del Serpaj Europa, Derechos Human Rights (USA) y del GILC (Global Internet Liberty Campaign).
Información.
EL PLAN COLOMBIA Y SUS CRÍTICOS.
Por James Petras.
El Gobierno colombiano del presidente Andrés Pastrana, de acuerdo con
Washington, ha puesto en marcha el Plan Colombia, un programa de ayuda de miles
de millones de dólares, financiado por Estados Unidos y Europa. El Congreso
norteamericano ha dado su aprobación a 1.300 millones de dólares, la mayor parte
en ayuda militar y policial, mientras que Europa va a suministrar más de 2.500
millones de dólares de ayuda socioeconómica. De un diplomático de la Europa
occidental se ha dicho que dijo que "con nuestra colaboración económica se va a
limpiar la porquería que dejen los americanos cuando se vayan". El paquete
militar propuesto, de 1.300 millones de dólares, va a incluir armamento pesado,
entrenamiento (más de 300 asesores militares norteamericanos) y 80 helicópteros
y equipos de comunicaciones de alta tecnología.
Hasta el momento, el Plan Colombia ha despertado una oposición generalizada de
todos los sectores de la sociedad civil en los Estados Unidos y en Europa. Los
motivos de esta oposición son muchos y de fundamento, basados en las
experiencias anteriores de los programas estadounidenses de ayuda militar a
Colombia y a América Central. En Colombia, más de un millón de campesinos se han
visto expulsados de las zonas rurales a causa de la política de tierra quemada
de las fuerzas militares y paramilitares colombianas bajo asesoramiento
norteamericano.
La justificación de Washington de que se persigue a los narcotraficantes suena a
falsa cuando los principales mandamases de la droga forman parte de las fuerzas
políticas, militares y paramilitares a las que Washington presta su apoyo. El 4
de julio de este año fueron incautados más de 1.485 kilos de cocaína pura,
valorados en 53 millones de dólares, al principal grupo paramilitar de extrema
derecha, estrechamente asociado con el Ejército colombiano. Con la popularidad
del presidente Pastrana en su punto más bajo y con su Gobierno enfrentado a las
crecientes críticas de las comisiones internacionales que investigan la
vulneración de los derechos humanos, Javier Solana voló a Bogotá para impartir
sus bendiciones al Plan Colombia y a los designios de Washington de militarizar
el país. Son evidentes las conexiones entre el apoyo de Solana a la intervención
militar de Washington en Yugoslavia y su ascenso al cargo de Míster Pesc en la
Unión Europea. Como subrayó un alto cargo norteamericano en Washington, "Solana
es nuestro hombre en Bruselas". La historia de los anteriores programas
militares norteamericanos en América Central pone de manifiesto unas pautas de
intervención destructiva generalizada, seguida del abandono político. En América
Central, Washington ha volcado más de 15.000 millones de dólares de ayuda
militar en favor de la Contra de Nicaragua y de los ejércitos guatemalteco y
salvadoreño, que han asesinado a más de 75.000 salvadoreños, 50.000
nicaragüenses y 200.000 guatemaltecos. Posteriormente, con los así denominados
"Acuerdos de Paz", estos países devastados se transformaron en paraíso de
especuladores, los pobres campesinos se quedaron sin tierras, los que
atropellaban los derechos humanos se mantuvieron en el poder y los oligarcas
volvieron a reclamar sus propiedades desde Miami.
Los antiguos comandantes guerrilleros se adaptaron sin gran esfuerzo a sus
nuevos cargos en el Parlamento, llegaban a acuerdos con los políticos de la
derecha, se sacaban unos sueldos sustanciosos, vivían protegidos por las
alambradas de espino y los altos muros de sus villas, mientras las clases
populares se abstienen de participar en los procesos electorales (más del 65% en
las recientes elecciones salvadoreñas). La estrategia centroamericana de guerra
destructiva, organizaciones guerrilleras y acuerdos de paz que protegen el statu
quo neoliberal es el objetivo estratégico de Washington detrás del acuerdo de
paz para Colombia.
El único problema es que el grupo guerrillero más importante, las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), no es un socio complaciente en una
Solución "centroamericana" orquestada por Washington. En primer lugar, debido a
que las FARC han colocado los temas socioeconómicos, y entre ellos la reforma
agraria y el Estado de bienestar, en el centro de su programa de negociación. En
segundo lugar, debido a que las FARC ya tienen la experiencia de un acuerdo de
paz fallido, de la etapa de 1984 a 1990, cuando más de 5.000 activistas y tres
candidatos presidenciales de la Unión Patriótica, a la que las FARC respaldaban,
cayeron asesinados cuando tomaban parte en la política electoral. En tercer
lugar, los cabecillas de las FARC y, en particular, su secretario general,
Manuel Marulanda, son campesinos (y no profesionales dispuestos a ascender en la
escala social, como fue el caso de América Central) y no es probable que se
avengan a un arreglo cualquiera que dé continuidad al programa neoliberal de
Pastrana respaldado por Washington.
En respuesta al abrumador plan militar norteamericano, las FARC han convertido
la región desmilitarizada en la que se celebran las negociaciones de paz en un
foro público que no tiene precedentes, con el fin de debatir las grandes
cuestiones socioeconómicas, políticas y culturales que nunca se someten a
discusión en el Parlamento colombiano o en el norteamericano. En este mes de
julio, las FARC han abierto un debate a gran escala sobre "alternativas a los
cultivos ilícitos" (la coca). Másde mil participantes han participado en el
debate, con una amplia serie de propuestas. La respuesta de Clinton y Pastrana
ha consistido en intensificar la utilización de herbicidas mortales que
destruyen los cultivos de coca y de muchas plantas alimenticias, con lo que han
generado entre los indignados agricultores una nueva oleada de simpatizantes de
la guerrilla. Los foros de las FARC han atraído a dirigentes sindicales y
campesinos, a expertos en banca de inversiones de Wall Street, a diplomáticos de
Bruselas y, asimismo, a todo un ejército de periodistas de todos los rincones
del mundo.
El punto clave es que las FARC han puesto en marcha una respuesta de carácter
político que suscita un amplio apoyo popular, internacional y local, mientras el
Plan Colombia de Washington y Pastrana no cuenta más que con el limitado apoyo
del Pentágono, el Ejército colombiano (y los paramilitares) y los
narcocapitalistas que florecen en Bogotá... y en Miami, al calor de la mafia
cubana del exilio. El diálogo que las FARC han abierto en la zona
desmilitarizada con la sociedad civil nos proporciona un modelo para una futura
Colombia democrática. En las localidades bajo influencia de las FARC, la tasa de
criminalidad se ha reducido al mínimo, las autoridades no extorsionan a los
pequeños empresarios y la venta de drogas está prohibida. El diálogo y el debate
abierto, en los que se han involucrado diversos sectores sociales, echa por
tierra la imagen demoníaca de las FARC, la de una organización estalinista,
militarista y traficante de droga, lanzada desde Washington. ¿Estarían
Washington y Pastrana dispuestos a permitir un debate abierto sobre las
conexiones de importantes banqueros y traficantes de drogas con la financiación
de campañas electorales al Senado norteamericano o al colombiano, en el que
pudieran participar representantes de las FARC, activistas de Seattle y
organizaciones no gubernamentales de Europa? Una de las grandes paradojas es
que, a medida que las FARC se disponen a un mayor diálogo político y se debaten
públicamente en el foro de las FARC nuevas alternativas al neoliberalismo y a la
hegemonía de los Estados Unidos, y a medida que estas ideas se difunden más
profusamente por toda Colombia, Pastrana y Washington aceleran y profundizan la
militarización de la política pública.
¿Será que la política militar de Clinton y Pastrana no se dirige tanto contra el
contrabando de droga o la guerrilla como a destruir la naciente democracia que
está floreciendo en la zona desmilitarizada? Existe una larga y repugnante
historia de intervenciones de Washington para poner fin a la participación
popular cuando se le escapa el control de los principales actores... la
República Dominicana en 1965, Chile en 1973, Nicaragua en 1981-90, Colombia en
el 2000. La única diferencia consiste en que el Plan Colombia no pretende pasar
por una operación encubierta: es un intento militar, público y flagrante, de
destruir el diálogo y los movimientos que se atreven a desafiar al monolito
imperial. Esperemos que la colaboración de los europeos no consista en pasar la
fregona al suelo después del baño de sangre.
[Fuente: Artículo publicado en el Diario El Mundo, Madrid, España, 26jul00]
LA AYUDA USA PUEDE SER USADA MILITARMENTE POR "RAZONES HUMANITARIAS"
BOGOTA -- La ayuda militar de Estados Unidos para la lucha contra el
narcotráfico en Colombia podría ser usada "por razones humanitarias" para
combatir a la guerrilla izquierdista, dijo el jefe de la Policía colombiana,
señalando, sin embargo que esta no será usada en la lucha frontal contra los
rebeldes.
El general Luis Ernesto Gilibert hizo el lunes las declaraciones al referirse a
una carta que circulo la semana pasada en el Congreso de Estados Unidos, según
la cual la embajada estadounidense en Bogota impidió la utilización de tres
helicópteros Blackhawk para auxiliar a 14 policías que fueron atacados por mas
de un centenar de rebeldes en un pueblo del sudoeste del país.
Los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el
grupo rebelde mas antiguo de AMÉRICA Latina, mataron en el ataque a 13 policías
y destruyeron varias edificaciones en la localidad de Roncesvalles. Testigos
afirmaron que los rebeldes mataron a los policías con "un tiro de gracia", luego
que estos se rindieron.
Los helicópteros "podrían haber extendido un campo de fuego, protegiendo a los
13 policías, mientras ellos recibían los refuerzos", dijo la carta del
representante republicano Benjamín Gilman, quien encabeza el Comité de
Relaciones Internacionales del cuerpo legislativo. "Desde que la embajada
mantiene la absurda ficción de que la ayuda estadounidense solo puede usarse
para los propósitos antinarcóticos, los Blackhawks no son llamados", agrego la
misiva.
Sin embargo, Gilibert aseguro a periodistas que los helicópteros no fueron
utilizados en el ataque a Roncesvalles la noche del 14 de julio porque no tenían
equipos de operación nocturna y no por prohibición de la embajada estadounidense
en Bogota.
LA AYUDA NO SE USARA PARA ATAQUES FRONTALES A LA GUERRILLA
"Estos elementos se deben utilizar en la lucha contra el narcotráfico" comento
Gilibert refiriéndose a los helicópteros y a otros equipos que forman parte de
un paquete de ayuda por 1.300 millones de dólares, mayoritariamente militar,
destinado a apoyar a Colombia en su lucha antidrogas y que fue aprobado por el
congreso estadounidense el mes pasado. "Claro esta que cuando necesitemos
utilizarlos por razones humanitarias, no lo dudaremos en hacer", agrego. "En
ningún momento el
embajador de los Estados Unidos se ha opuesto a que nosotros utilicemos los
helicópteros y los medios puestos a nuestro alcance para la lucha contra el
narcotráfico cuando se trate de ayudar a nuestros hombres", afirmo Gilibert. El
oficial aclaro que los helicópteros no se van a usar en una lucha frontal ni
para atacar campamentos guerrilleros.
Oficiales colombianos y estadounidenses han insistido en que la ayuda se usaría
estrictamente para las operaciones antidrogas en Colombia y no para provocar una
escalada del conflicto interno que ya cobro la vida de 35.000 civiles en la
última década.
Los críticos aseguran que Washington esta confundiendo la línea entre
operaciones antidrogas y de contraguerrilla, lo que podría empujar en el futuro
a Estados Unidos a combatir a los rebeldes que controlan 40 por ciento del país,
pese a ser Colombia una de las democracia mas antiguas de AMÉRICA Latina.
La mayor parte de la coca colombiana, que es la materia prima de la cocaína,
crece en plantaciones ilegales y es procesada en laboratorios clandestinos en
áreas dominadas por las FARC o las fuerzas paramilitares de extrema derecha. Las
FARC, con 17.000 combatientes, junto con los paramilitares son acusados de
obtener millonarios recursos del narcotráfico para financiar sus ejércitos.
El jefe policial declaro que no es difícil hacer la diferenciación entre lucha
contra el narcotráfico y contra los rebeldes. "Solo se necesita un buen juicio y
un buen criterio", comento. Estados Unidos dono a la Policía colombiana en 1999
seis helicópteros Blackhawk para apoyar la lucha contra el narcotráfico.
[Fuente: CNN con información de Reuters - Julio 24, 2000 - Actualizado: 9: 43 PM
EDT (0143 GMT)]
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