Comisión Colombiana de Juristas rectifica comunicado oficial del Ejército

Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Colombia, a 3 de Agosto, 2000. Col - La Comisión Colombiana de Juristas rectifica un comunicado oficial del Ejército. Equipo Nizkor, miembro del Serpaj Europa, Derechos Human Rights (USA) y del GILC (Global Internet Liberty Campaign). Información.

COMISIÓN COLOMBIANA DE JURISTAS RECTIFICA COMUNICADO DEL EJÉRCITO SOBRE LAS DILIGENCIAS JUDICIALES REALIZADAS PARA AVERIGUAR EL PARADERO DEL DESAPARECIDO DEFENSOR DE DERECHOS HUMANOS ALIRIO PEDRAZA

El pasado 26 de julio el Ejército Nacional emitió un comunicado de prensa en relación con las diligencias de inspección judicial realizadas en las instalaciones de la Escuela de Caballería entre el 21 y el 23 de junio del presente año, y en la Escuela de Logística del Ejército entre el 10 y el 15 de julio, orientadas a ubicar el paradero del defensor de derechos humanos Alirio Pedraza Becerra, desaparecido forzadamente desde el 4 de julio de 1990.

El Ejército señala que en dichas diligencias participó "el abogado Gustavo Gallón Giraldo, representante de la parte civil y director de la ONG "Comisión Colombiana de Juristas", quien solicitó evacuar estas pruebas en las unidades militares. Al finalizar las dispendiosas diligencias sin encontrar evidencia alguna (prosigue el comunicado militar) se procedió a elaborar las actas correspondientes. Sin embargo, en una actitud inexplicable, el señor Gustavo Gallón, representante de la parte civil, se retiró sin firmar los documentos legales que ratificaban que en las unidades militares no se encontraban restos humanos. Las pruebas practicadas por la Fiscalía en las unidades militares citadas (dice también el comunicado del ejército) permiten apreciar que ante los entes investigadores se formulan acusaciones tendenciosas, con el propósito de cuestionar la integridad de los miembros del Ejército nacional y afectar el prestigio de la institución".

Lo anterior, además de constituir un impropio e irresponsable señalamiento contra la Comisión Colombiana de Juristas y contra su director, es inexacto, por lo siguiente:

1. Si bien es cierto que durante dichas diligencias no se encontraron restos humanos, tampoco se puede concluir que nunca hubiese habido restos humanos enterrados en las instalaciones del Ejército. Su búsqueda es extremadamente difícil, especialmente si se tiene en cuenta que la desaparición ocurrió hace más de diez años, y que las diligencias fueron decretadas hace más de cinco años, durante los cuales no se habían podido llevar a cabo, por razones no explicadas hasta el momento. Aun así, en la diligencia se encontraron otras evidencias, que es necesario analizar y profundizar, y que no corresponde divulgar en el momento, por respeto al secreto que legalmente debe observarse sobre el proceso en esta etapa sumarial o de investigación.

2. Esas evidencias inexplicablemente no fueron consignadas en el acta de la Fiscalía, la cual fue elaborada con presencia irregular de un sinnúmero de miembros del Ejército. Contrariamente al deseo del Comando del Ejército, dicha acta no constituye "un informe final". Los resultados y las valoraciones técnicas sobre las exploraciones hechas solo se conocerán cuando los peritos rindan sus informes, lo cual hasta el momento no ha ocurrido. Teniendo en cuenta además que las diligencias de búsqueda de los restos todavía no han terminado, es irresponsable proferir conclusiones sobre las mismas, como las expresadas en el comunicado del Ejército.

3. La parte civil no participó en la primera diligencia, realizada en la Escuela de Caballería. Por razones todavía desconocidas, no se le citó para el efecto, ni estuvo a disposición suya en el expediente la decisión que la ordenó. Por la misma razón, tampoco intervino en las reuniones previas que sostuvieron funcionarios del Ejército y de la Fiscalía para la realización de estas diligencias. Los funcionarios de la Fiscalía merecen un reconocimiento de la ciudadanía por el valor, la dedicación y la abnegación con que participaron en estas diligencias. También merecen, al igual que la parte civil, particulares medidas de protección por el riesgo que para ellos pueda significar el hecho de que fueran irregularmente filmados de manera sistemática por efectivos militares durante las diligencias, filmaciones cuyo destino suscita dudas razonables.

4. Por lo avanzado de la hora el día en que se elaboró el acta de la segunda diligencia, la Fiscalía autorizó a los abogados de los familiares de la víctima a retirarse de la Escuela de Logística del Ejército en la noche del sábado 15 de julio y firmar el acta después, como en efecto lo hicieron. Cabe observar que ese sábado no participó en las diligencias el director de la Comisión Colombiana de Juristas, Gustavo Gallón Giraldo, quien sí estuvo presente uno de los días anteriores, en los que no se levantó acta. En estricto sentido la afirmación del Ejército al respecto es inexacta, y llama extrañamente la atención que el comunicado mencione precisamente el nombre del director de la Comisión Colombiana de Juristas, quien no era el único representante de las víctimas en la diligencia, y quien justamente no podía haberse retirado el día de elaboración del acta, porque había sustituido previamente el poder para esa ocasión. La Fiscalía, como ente director de la diligencia, es la única institución autorizada para informar sobre los resultados de la misma y es a quien corresponde, si lo encuentra pertinente, valorar el comportamiento de las partes dentro del proceso. Por esta razón, es desde todo punto de vista impropia, además de infundada, la actitud del Ejército Nacional al calificar o cuestionar el desempeño de la parte civil en el caso.

5. No puede afirmarse que las declaraciones del testigo que motivaron la realización de las diligencias sean falsas pues no es posible saber si nunca ha habido restos humanos enterrados en el lugar de la búsqueda. Por consiguiente, es desacertado e intimidatorio que el comunicado pida que se abra una investigación contra el testigo quien, dicho sea de paso, fue un colaborador del Ejército.

6. La labor que la Comisión Colombiana de Juristas ha desplegado dentro del proceso penal que se sigue por la desaparición de Alirio Pedraza es legítima, corresponde a su calidad de organización defensora de derechos humanos y se ha desarrollado dentro del marco de la Constitución y la ley. Es preocupante que en esa actuación legítima el Ejército vea la inexistente intención de desprestigiar a las Fuerzas Militares. La única finalidad perseguida por la parte civil es la de buscar la verdad de un grave crimen de lesa humanidad.

7. La directiva presidencial 007 del 9 de septiembre de 1999 ordena en su numeral 1° "a todos los servidores públicos abstenerse de (i) cuestionar la legitimidad de las organizaciones de derechos humanos y sus miembros, que actúan de acuerdo con la Constitución y las leyes; (ii) realizar afirmaciones que descalifiquen, hostiguen, o inciten al hostigamiento a las mismas organizaciones (...)"; y en el segundo numeral ordena "abstenerse de hacer falsas imputaciones, acusaciones que comprometan la seguridad, así como la honra y el buen nombre de las organizaciones de derechos humanos y sus miembros".

Por todo lo anterior, el comunicado del Ejército es un inadmisible y peligroso ataque contra una organización de derechos humanos y contra la persona de su director, que debe ser corregido y reparado por las autoridades competentes, para lo cual la Comisión Colombiana de Juristas ha ejercido un derecho de petición ante el Presidente de la República.

Bogotá, julio 31 de 2000.
Gustavo Gallón Giraldo, Director
Comisión Colombiana de Juristas

COMUNICADO OFICIAL DEL EJÉRCITO AL QUE SE REFIERE LA COMISIÓN COLOMBIANA DE JURISTAS.

FUERZAS MILITARES DE COLOMBIA - EJÉRCITO NACIONAL

COMUNICADO DE PRENSA

En dos inspecciones judiciales, practicadas en días pasados por parte de personal de La Fiscalía General de la Nación, se realizaron 596 excavaciones en dos unidades militares, con el único propósito de ubicar los restos óseos del señor Jesús Alirio Pedraza.

Estas diligencias se practicaron con base en las declaraciones de un testigo, quien afirmó que en las unidades militares se encontraban los restos humanos del desaparecido defensor de derechos humanos, afirmación presentada ante autoridades judiciales que al resultar falsa exige la iniciación de la investigación penal correspondiente.

La primera inspección se realizó en la Escuela de Caballería durante los días comprendidos entre el 21 y el 23 de junio del presente año, con la activa intervención de 33 funcionarios de la fiscalía quienes realizaron 37 excavaciones.

El informe final de la fiscalía afirma: " realizada la prospección exhaustiva del terreno...se concluye que no fueron hallados restos óseos humanos". En las excavaciones, según el mismo informe, fueron localizados los restos óseos de cuatro caballos.

La segunda inspección se efectuó durante los días comprendidos entre el 10 y el 15 de julio del presente año en la escuela logística del ejército, ubicada en el barrio san Cristóbal, en el sur de Bogotá, donde funciono antiguamente la inteligencia militar.

En la diligencia judicial participaron 67 funcionarios del ente investigador, quienes realizaron 559 excavaciones en un área superior a cinco mil metros cuadrados de la escuela y en un terreno adyacente, que pertenece al acueducto de Vitelma.

El informe final de la fiscalía confirma: " el estudio realizado permite concluir que en las áreas objeto de estudio no se encontraron enterramientos humanos..."

Las diligencias fueron practicadas por la unidad de derechos humanos de la Fiscalía General de la Nación y personal técnico y científico de la división de criminalística de la dirección nacional del cuerpo técnico de investigaciones (CTI), integrado por médicos, antropólogos, odontólogos, topógrafos, fotógrafos y otros especialistas en investigación forense de todo el país.

Así mismo se contó con la participación del doctor Pedro Díaz Romero, jefe de la unidad de derechos humanos de la fiscalía, y el abogado Gustavo Gallón Giraldo, representante de la parte civil y director de la Ong "Comisión Colombiana de Juristas", quien solicitó evacuar estas pruebas en las unidades militares.

Al finalizar las dispendiosas diligencias sin encontrar evidencia alguna se procedió a elaborar las actas correspondientes. Sin embargo, en una actitud inexplicable, el señor Gustavo Gallón, representante de la parte civil, se retiro sin firmar los documentos legales que ratificaban que en las unidades militares no se encontraban restos humanos.

Las pruebas practicadas por la fiscalía en las unidades militares citadas permiten apreciar que ante los entes investigadores se formulan acusaciones tendenciosas, con el propósito de cuestionar la integridad de los miembros del ejército nacional y afectar el prestigio de la institución.

El comando del ejército reconoce el ingente esfuerzo desplegado por la Fiscalía General de la nación para esclarecer estos hechos y confía que acciones investigativas similares permitan identificar a los verdaderos violadores de derechos humanos en el país.

Así mismo, convocamos a las organizaciones no gubernamentales a que denuncien los crímenes atroces que de manera sistemática y permanente realizan los grupos al margen de la ley, y que no solo pretendan ubicar a los servidores públicos como potenciales violadores de derechos humanos.

Finalmente, el comando de la fuerza reitera que continuara prestando la colaboración y apoyo que requieran los entes investigadores del estado, con el propósito de esclarecer cualquier acto atentatorio contra los derechos fundamentales de los colombianos.
Bogotá, 26 de julio de 2000

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