Exmilitar norteamericano dice que el objetivo de USA es el petróleo

Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Colombia, a 9 de Octubre, 2000. Col - Un antiguo militar norteamericano dice que el objetivo de los Estados Unidos es el petróleo. Equipo Nizkor, miembro del Serpaj Europa, Derechos Human Rights (USA) y del GILC (Global Internet Liberty Campaign). Información.

SEGÚN UN MILITAR RETIRADO NORTEAMERICANO: "EL OBJETIVO DE LOS E.U. ES EL PETRÓLEO"

Virgina del Norte. E.U.

Stan Goff es un militar retirado de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos que en 1992 brindó entrenamiento militar en Colombia para programas antidroga. Fue sargento de inteligencia en el 7° Grupo, el mismo que hoy entrena los Batallones Antinarcóticos del Ejército y desarrolla la estrategia en el Sur del país.

Tras su retiro del Ejército en 1996 entró a trabajar para Democracy South, organización de Carolina del Norte que busca reformar el sistema de financiación de las campañas políticas, para evitar que las empresas norteamericanas determinen la política. En su criterio, quien gane las elecciones de noviembre tendrá un compromiso con el petróleo, objetivo secreto del Plan Colombia.

Aún después de retirados, a ustedes se les prohíbe hablar de sus actividades en Fuerzas Especiales.

¿Por qué da esta entrevista?

Firmé un acuerdo que me prohibía participar en operaciones directas o mencionar nombres de personas o unidades con las que entrenamos. He publicado artículos sobre mis actividades y no he violado esa cláusula. A ellos no les gusta lo que hago y quieren demandarme, pero no lo hacen porque no he violado la ley. Además saben que lo que digo es cierto.

¿A qué van los militares de E.U. a Colombia?

El principal interés de E.U. es el petróleo. Se trata de defender operaciones de la OXY, la British Petroleum (hoy fusionada con la norteamericana Amoco) y la Texas, y asegurar control en los futuros campos colombianos. Los geólogos dicen que la producción empieza a disminuir y la demanda sigue ampliándose, de modo que las reservas son asunto crítico estratégico. En este recurso reside el poder del sistema capitalista, y en su control están las claves para sostener la dominación económica, política y militar de E.U.

¿Cómo se reflejan esos intereses?

La familia del candidato Gore tiene contactos e inversiones en la OXY, y Bush pertenece al Estado de Texas, donde el principal negocio es el petróleo, y recibe apoyo de sus empresas.

Pero en 1992 su gobierno aprobó participación de militares en operaciones antidrogas.

Las operaciones antinarcóticos de entrenamiento eran una mentira de las Fuerzas Especiales. Ahora tampoco creo que se estén preparando batallones antinarcóticos sino antiguerrilla. No hay cambios sobre lo que enseñamos en Vietnam, Guatemala, El Salvador u Honduras, donde siempre entrenamos para pelear contra guerrillas comunistas. Aunque el gobierno norteamericano presentó una operación antidrogas, nunca mencionamos las palabras coca o narcotraficante en nuestros entrenamientos. Era una operación psicológica, una gran mentira.

¿Pero para qué mentirles a los colombianos?

El objetivo de nuestras operaciones no eran los colombianos sino los norteamericanos que pagan impuestos por la inversión que se hace en Colombia. El objetivo sigue siendo el petróleo. Mire dónde están las fuerzas norteamericanas: en Irak, el Mar Caspio, Colombia, lugares donde se piensa encontrar reservas petroleras.

Pero la estrategia es sacar a la guerrilla de la cocaína.

La idea es derrotarla militarmente y no creo que eso afecte el flujo de cocaína hacia E.U. La cocaína es un negocio de más de US$30 mil millones al año que no existiría sin complicidad oficial. A los campesinos que cultivan la hoja y pagan impuestos a la guerrilla, les queda apenas el 0, 6%. La idea es que sacando a los campesinos del negocio disminuirán los flujos. Es el argumento que se ha expuesto en E.U. Pero como máximo se elevarán los precios. Las FARC han propuesto un sistema de sustentación de precios y cultivos alternativos. Bajo presión de E.U. el gobierno de Pastrana rechazó esa propuesta.

¿En qué momento esa operación, si es una mentira, será inocultable? La opinión pública norteamericana no está capacitada para aceptar heridos y muertos en Colombia. Los norteamericanos todavía creen que se trata de asesoría para fumigar cultivos de coca. Aún no creen que se trata de negocios para empresas de exportación de armas y protección de intereses petroleros.

UN CERCO A LA PRODUCCIÓN PETROLERA

Hace seis semanas, la producción petrolera en el Putumayo no es normal. Los ataques de la insurgencia a la infraestructura petrolera se iniciaron el pasado 15 de agosto y dejaron fuera de funcionamiento los oleoductos Transandino y San Miguel-Orito, por donde se transportan más de 50.000 barriles de crudo.

En los dos últimos meses los ataques de la guerrilla contra esa industria se intensificaron, en lo que parece ser un rechazo a la presencia de empresas extranjeras que llevan a cabo actividades de exploración y producción de hidrocarburos, en una región que, según las cifras oficiales, no alberga grandes reservas del oro negro.

El Putumayo o Distrito Sur, como se le conoce entre petroleros, produce actualmente 9.182 barriles diarios en promedio, una tímida producción si se compara con Cusiana (400.000 barriles) ubicado en Casanare, o Caño Limón que maneja más de 105.000 barriles diarios.

Pese a la baja producción, la presencia de Hocol y la Canadian Petroleum Company muestran que existen perspectivas para buscar nuevas reservas. Sin embargo, la mayor parte de la producción es manejada en forma directa por Ecopetrol, pero existen contratos de asociación firmados con la Argosi Energy o la Mansoyá con Canadian, para aumentar reservas de crudo.

De la producción manejada por Ecopetrol hacen parte los campos Colón y el Loro. Este año se han firmado contratos de asociación con empresas extranjeras para exploraciones en los ríos Juanambú y Pacayaco con la firma AEC, y Putumayo Norte con la empresa Hocol. Hace algunos días, inversionistas privados participaron en la más grande licitación petrolera, la Ronda 2000.

Pese a las perspectivas, la producción petrolera en el Putumayo sigue paralizada por diez atentados en los últimos treinta días, y por los enfrentamientos entre FARC y AUC.

TERRITORIO DE GUERRA EN MEDIO DE LA COCA

En los municipios del Bajo Putumayo, región donde desde hace dos semanas libran cruentos combates las FARC y las AUC, se concentra 96% de los cultivos de coca que existen en el departamento. Desde principios de los años ochenta, la guerrilla ha ejercido influencia en la región.

Desde hace tres años aparecieron las autodefensas.

Según informe divulgado por la Vicepresidencia de la República, un municipio particularmente complejo es Puerto Asís. En promedio, posee 6.677 hectáreas cultivadas con coca, circunstancia que en parte explica que la tasa de homicidios en los dos últimos años se acerque al triple de los índices registrados en todo el departamento.

Los frentes 32 y 48 de las FARC son los que más presionan en la región del Bajo Putumayo, y de esta región derivan una significativa cantidad de recursos, principalmente de la coca, pero también de la economía petrolera. La frontera con Ecuador se utiliza para contrabando de armas y municiones, y tráfico de insumos químicos.

Las autodefensas golpean desde 1998, especialmente en Puerto Asís, Valle del Guamués, Orito, San Miguel y, en general, en toda la zona del Bajo Putumayo. De estos municipios derivan los principales recursos de las FARC en la región, y ello parcialmente explica la guerra que hoy se libra, donde la peor parte la sufre la población civil.

La región es particularmente citada en el Plan Colombia, en concreto en el capítulo 3°, correspondiente a la estrategia antinarcóticos. En el primer objetivo se lee:

"Combatir el cultivo ilícito mediante la acción continua y sistemática del Ejército y de la Policía, especialmente, en la región del Putumayo".

En la misma zona operan tropas de la Brigada 24 del Ejército, que hace algunos días fue cuestionada en E.U. por presuntas violaciones a los derechos humanos. [Fuente: Ignacio Gómez G. para el diario El Espectador, Bogotá, Colombia, 8oct00]

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