Piden a Pastrana que suspenda el uso de herbicidas y otros agentes biológicos
Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Colombia, a 10 de Octubre, 2000. Col - Piden al presidente Pastrana que suspenda la utilización de herbicidas y otros agentes
biológicos.
Equipo Nizkor, miembro del Serpaj Europa, Derechos Human Rights (USA) y del GILC (Global Internet Liberty Campaign).
Información.
CARTA AL PRESIDENTE PASTRANA SOBRE EL USO DE HERBICIDAS, LAS PLANTACIONES DE
COCA Y EL NARCOTRÁFICO.
Bogotá, D.C, Octubre 2 de 2000
Señor Presidente:
La economía de las drogas ilícitas constituye un verdadero circuito mundial cuya
mayor rentabilidad está asociada al riesgo que representa comercializar
sustancias prohibidas. En ese movimiento económico, los mayores beneficios se
obtienen a partir de la exportación y venta de drogas a quienes las demandan en
el mercado. Sin embargo la actual política oficial que busca detener ese
comercio en la fuente y que se desarrolla principalmente sobre el inicio de la
cadena ilegal, culmina equivocadamente teniendo como objetivo principal a los
cultivadores de hoja de coca y amapola.
Colombia, como productor de coca y amapola ha desarrollado una fumigación
intensiva mediante aspersión aérea con el herbicida glifosato desde 1992 y como
productor de marihuana desde 1978. A la vez, y violando disposiciones sobre
seguridad ambiental y normas sobre manejo de herbicidas, el país ha sido
laboratorio para experimentar otros químicos como el Paraquat, Triclopyr (1985)
y granulados como el Tebuthiuron (1986) e Imazapyr (1998).
A pesar de desarrollar una fumigación de coca y amapola entre 1992 y 1999 que
sobrepasa el equivalente a las 200.000 hectáreas esto es, de haber esparcido más
de dos y medio millones de litros de glifosato, Colombia es hoy el primer
productor mundial de coca y mantiene un área importante de producción de amapola
para procesar heroína.
Este fenómeno resulta paradójico cuando se sabe que Perú primer productor
mundial de coca en 1992, sin arrojar un solo litro de glifosato redujo sus
cultivos de coca de 155.000 hectáreas en ese año a 51.000 en 1998. Sabemos que
no fue la política antidrogas la causa de esa disminución. Sencillamente el
cambio obedeció a la modificación de la estructura monopólica del narcotráfico
predominante hasta mediados de 1995, en donde el principal proveedor de pasta
básica era Perú, pasando a estructuras descentralizadas, flexibles de las
organizaciones del narcotráfico asentadas hoy en Colombia y que se
autoabastecen internamente, estimulando la actual demanda de pasta básica y
látex de amapola.
A pesar de estas realidades, Colombia se apresta a repetir una vez más una
política de dos décadas de fracasos. A instancia de las autoridades antidrogas
de los Estados Unidos, el país se prepara para desarrollar una fumigación de
grandes proporciones al parecer con glifosato y mantiene en alto su disposición
para investigar y ensayar la propagación de plagas contra la hoja de coca bajo
el equívoco nombre de "control biológico". Como consecuencia de estas
fumigaciones, las áreas de ilícitos se han desplazado a zonas ambientalmente
frágiles tanto en el interior de la región amazónica como en las zonas de bosque
andino y altoandino, áreas estratégicas en la producción del ciclo del agua. Con
ese traslado se han multiplicado los impactos ambientales y se ha agravado la
problemática social ante el contundente hecho de que miles de colombianos
derivan su ingreso de esa economía.
En cambio de fortalecer los espacios de solución política para el conflicto
social y armado, se ha creado una preocupante dependencia para la financiación
de la guerra por parte de los distintos actores armados y de otro lado, la
aprobación del paquete militar norteamericano para garantizar una "arremetida en
el sur del país", único presupuesto seguro del denominado "Plan Colombia", las
fumigaciones con herbicidas y la propagación de patógenos, se van a volver
verdaderos instrumentos de guerra.
Se desconoce así el proceso de diálogo para la paz como el principal escenario
para buscar un tratamiento menos oneroso frente al problema de las drogas en
Colombia; pero lo más grave es que la población civil de estas regiones será la
principal afectada por los costos económicos, por el desplazamiento forzoso que
se está generando, por el impacto en los territorios indígenas, por las
violaciones graves a los derechos humanos y al derecho internacional
humanitario.
Por las anteriores razones, señor Presidente de la República, le solicitamos
adoptar las siguientes medidas:
Parar las fumigaciones.
Propiciar un cese bilateral del fuego.
Desmontar definitivamente los grupos paramilitares.
Generar espacios de concertación con las comunidades dependientes de la
economía ilícita para iniciar un proceso de erradicación manual, gradual, de los
cultivos ilícitos con inversiones económicas y atención social y con garantías
para sus vidas y derechos fundamentales.
Continuar las conversaciones de paz buscando canalizar los recursos de la
Comunidad Internacional en un Fondo Alternativo y social para la Paz, diferente
al criterio bélico del Plan Colombia; Fondo destinado a la inversión social y
al desarrollo equitativo del país y no a la guerra.
Abandonar la idea de experimentar con agentes biológicos y en su lugar,
desarrollar investigaciones tendientes a desarrollar el conocimiento sobre
nuestra biodiversidad, el reconocimiento y defensa de los derechos del saber
tradicional en el manejo de los recursos existentes en nuestros ecosistemas y su
incorporación como parte de las soluciones a la monodependencia de la economía
de los ilícitos.
Redefinir el concepto de corresponsabilidad internacional alrededor del
problema de narcotráfico, señalando que este no puede seguir siendo la
aprobación de recursos para desarrollar en nuestro territorio la Guerra contra
las Drogas. Corresponsabilidad es reconocer que más del 90% de los recursos que
mueve el narcotráfico se queda en el norte estimulando el sistema financiero
internacional y la corrupción.
Sólo de esta manera señor Presidente, se empezarán a dar pasos seguros hacia las
soluciones de fondo que reclama este complejo problema del cual Colombia es sólo
una parte reducida, pero magnificada por los intereses políticos y de la guerra
tanto en Colombia como en algunos lugares del mundo.
Atentamente,
Alfredo Vázquez Carrizosa, Directror Ejecutivo
Gelasio Cardona, Subdirector Ejecutivo
Luis Jairo Ramírez, Secretario Ejecutivo
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