Jesse Helms continúa su oposición a la Corte Penal internacional

Tlahui-Politic 10 II/2000. Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Notas Internacionales, a 7 de Diciembre, 2000. Cpi/Icc - El Senador Jesse Helms continúa su estrategia de oposición a la Corte Penal internacional. Equipo Nizkor, miembro del Serpaj Europa, Derechos Human Rights (USA) y del GILC (Global Internet Liberty Campaign). Información, 07dic00

EL SENADOR JESSE HELMS ES APOYADO POR HENRY KISSINGER, JEANE KIRKPATRICK, GEORGE SHULTZ Y JAMES BAKER III EN SU ESTRATEGIA DE SOCAVAR LA JURISDICCIÓN INTERNACIONAL PARA GRAVES VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS.

Con la preocupación de una eventual crisis constitucional proveniente de Florida, apenas nos hemos percatado de una también progresiva crisis constitucional que se libró en Nueva York la semana pasada.

Hasta el próximo viernes, en la sede de las Naciones Unidas, representantes de más de 100 países se encuentran trabajando en las negociaciones de cara a la implementación del Tratado de Roma de 1998 sobre la Corte Penal Internacional. Partiendo de la experiencia de los tribunales de Ruanda y la ex Yugoslavia, que contaron con el respaldo de los Estados Unidos, la CPI se ocupará del genocidio y otros crímenes contra la humanidad. Al sustituir la venganza por el derecho, la Corte representa un importante paso hacia una nueva estructura mundial de paz.

Cabe recordar que, por motivos relacionados con la propia soberanía, los Estados Unidos tienen todavía que firmar el tratado, hecho que nos coloca en el bando de Iraq, Libia, China y otros pocos. La Administración Clinton, que, en principio, respalda la Corte, viene trabajando en un delicado proceso encaminado a la consecución de acuerdos colaterales que se hagan eco de sus inquietudes, y se han despertado esperanzas de que el Presidente firme el tratado para el 31 de diciembre, plazo éste que, de cumplirse, permitiría a los Estados Unidos continuar participando activamente en la definición de la Corte, incluso sin llegar a la plena ratificación.

No obstante, el pasado miércoles, en clara violación de la forma de actuar norteamericana, el Senador Republicano por Carolina del Norte, Jesse Helms, se apropió de la trascendental responsabilidad de la administración en la conducción de la política exterior enviando a su portavoz de prensa a las Naciones Unidas, donde éste dio una conferencia de prensa para subrayar su intransigente oposición al tratado. (Una historia de Associated Press, mi fuente, informó de este hecho, pero ni el Globe ni el New York Times le dieron cobertura). Helms haría de su "Ley de Protección a los Miembros del Servicio Americano" una "destacada prioridad legislativa", afirmó el portavoz, en referencia a una ley que no sólo inutilizaría la participación de los Estados Unidos en la Corte, sino que penalizaría a los países que ratifiquen el tratado, y restringiría drásticamente el futuro apoyo de los Estados Unidos a las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.

De este modo, Helms no sólo se estaba introduciendo en un foro internacional, entrometiéndose desdeñosamente en el delicado y sensible esfuerzo en el tiempo que, para dar forma a la política exterior, realiza un presidente de los Estados Unidos. Estaba amenazando con represalias a otros países -retirada de la ayuda militar- si continúan adelante con una Corte que no es de su gusto.

Y esto no es todo. En contra de la actual administración, Helms dedicó un coro de ex funcionarios a la tarea de repetir su intervención en las Naciones Unidas. Ese mismo miércoles -¿toda una coincidencia?- se hizo pública una carta en apoyo a la ley propuesta por Helms y firmada por una docena de pesos pesados de la política exterior de los Estados Unidos, entre otros, Henry Kissinger, Jeane Kirkpatrick, George Shultz, y James Baker III - una triste demostración de cuánto hemos avanzado desde la generación de los internacionalistas de la posguerra, quienes, de hecho, fueron quienes dieron la primera expresión a la idea de un tribunal internacional para crímenes de guerra.

Helms y sus seguidores dicen estar hablando en nombre de los "miembros del Servicio Americano", pero, ¿qué opinan de esto los hombres y mujeres que pertenecen al ejército y que podrían verse vinculados a la Corte Penal Internacional? En una conversación telefónica mantenida el pasado viernes, le hice esta pregunta al Mayor General (RE) William L. Nash, que dirigió la Task Force Eagle en Bosnia, una división multinacional en apoyo de los Acuerdos de Paz de Dayton, y que acaba de volver de sus tareas como administrador de la ONU en Mitrovica, Kosovo. Estas responsabilidades le han proporcionado al General Nash una perspectiva casi más clara que a cualquiera de estas complejidades. Manifestó "Mi experiencia desde Vietnam a Bosnia, pasando por la Tormenta del Desierto, me dice que uno se comporta de conformidad con las leyes que rigen la guerra. El tratado no cambia eso. Es sencillamente una confirmación de aquello en lo que creemos". De hecho, al actuar como disuasorio de la comisión de crímenes de guerra, la CPI servirá de verdadera protección a los norteamericanos, al igual que al resto. El General Nash es autor de "La CPI y el Despliegue de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos", un capítulo dentro de un estudio sobre la corte publicado recientemente por la American Academy of Arts and Sciences. El Director del programa de la Academia en materia de estudios sobre seguridad internacional, Martin Malin, examinaba los sucesos que se produjeron la semana pasada. La intervención de Helms, me dijo, "estuvo temporizada para agudizar la división entre los Estados Unidos y los otros países, amenazándoles al decir, en efecto, 'si apoyan esta corte, pondrán en peligro sus relaciones militares con los Estados Unidos'. El Senador Helms está pasando por encima del derecho del Congreso a ejercer su autoridad en política exterior".

(...) Jesse Helms es una exacta epifanía de la mentalidad, a la vez estrecha y triunfalista, llamada a garantizar, no precisamente la supremacía de los Estados Unidos, como absurdamente cree él, sino su irrelevancia (...).

[Nota documental: artículo extractado. Fuente: The Boston Globe - By James Carroll - Pg. A23, 05dec00. By way of Tunga Ganbold, CICC Secretariat]

From: Editor Equipo Nizkor nizkor@teleline.es Más información - Further information - Plus d'information