Vladimiro Montesinos llegó a Caracas el 22 de noviembre
En Lima piden la libertad de todos los presos inocentes
Tlahui-Politic 10 II/2000. Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Venezuela, a 30 de Diciembre, 2000. Ven/Per - Vladimiro Montesinos llegó a Caracas el
22nov00, mientras en Lima piden la libertad de todos los presos
inocentes, calculados actualmente en unos 250.
Equipo Nizkor, miembro del Serpaj Europa, Derechos Human Rights (USA) y del GILC (Global Internet Liberty Campaign). Información,
28dic00
i) VLADIMIRO MONTESINOS LLEGO A VENEZUELA EL 22Nov00 CON IDENTIDAD FALSA.
Desde hace dos meses los cuerpos de seguridad del Estado venezolano estaban en
alerta. Era posible que el hombre fuerte de Perú, la sombra tras el poder de
Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, buscara cobijo o escondite en territorio
nacional. De hecho, se había montado una emboscada para atraparlo y ponerlo a la
orden de las autoridades pertinentes. Sin embargo, este logró evadir la trampa a
través de complicadas conexiones que incluyeron un trasbordo en altamar,
identificaciones falsas y la complicidad de un grupo de venezolanos que estarían
cooperando en su huida.
Altas fuentes policiales informaron que desde los primeros días de noviembre se
esperaba la llegada de Montesinos al país. Inicialmente sería por avión, sin
embargo este ingresó, supuestamente, por la vía marítima con un nombre que no se
ha logrado identificar y un pasaporte que aún no han rastreado. Es por esta
razón que los mecanismos de seguridad para atraparlo fallaron y el canciller,
José Vicente Rangel, se empecina en asegurar que no se ha detectado el ingreso
de Montesinos a Venezuela. Y es que claro, hasta el consulado de Venezuela en
Costa Rica ahora se lava las manos y afirma que no le ha proporcionado visa
alguna a este personaje, tal como ha salido reseñado en diversos medios.
AL MEJOR ESTILO OO7
El día 29 de octubre salió de Lima el velero "Karisma" con destino a la isla
Galápagos. Su travesía no hubiese tenido nada fuera de lo común a no ser porque
entre los viajeros se encontraba Vladimiro Motesinos, acompañado por tres
militares, el mayor Alejandro Montes; el capitán Javier Pérez Peso y el técnico
Manuel Túllume; además de Emma Aurora Mejía Guzmán y el dueño de la embarcación,
José Francisco Lizier Corbetto.
Tras seis días y medio de viaje llegaron a la isla Isabella y se hospedaron en
la hostería Ballena Azul. Mientras Montesinos descansaba, Mejía Guzmán se
adelantó y viajó a Venezuela, donde establecería personalmente los primeros
contactos con un criollo, de la industria de la construcción y hotelería de
nombre Gonzalo García. Aún no se ha confirmado la veracidad de esta identidad
pues los organismos encargados de la investigación del caso, manejan diferentes
seudónimos que han resultado falsos.
El grupo consideraba que la manera más viable de llevar a cabo la fuga era
fletando un avión. Sin embargo, esta posibilidad presentaba un inconveniente. La
nave tenía que hacer escala en Guayaquil, lo que sin duda aumentaría el riesgo
para Montesinos de ser capturado.
Así que deciden seguir su ruta en velero. Abandonan Galápagos el 12 de
noviembre y se enrumban hacia la isla Del Coco ubicada a 700 millas náuticas
frente al litoral de Costa Rica. Allí llegan el 17 de noviembre.
Mientras tanto y de forma paralela, el grupo de apoyo venezolano hace sus
gestiones desde Costa Rica. Tal como lo narra George Heigold, gerente de
"Veleros del Sur", un venezolano lo llamó el 8 de noviembre para alquilar un
velero que iría hasta isla Del Coco. Pasan los días y no es sino hasta el 18 de
noviembre, a las seis y media de la tarde cuando el viaje finalmente se inicia.
En la embarcación que sale desde Puntarenas irían un hombre y dos mujeres que se
encontrarían con el Karisma en altamar, el día 20 de noviembre a las 9 de la
mañana, para recoger a Montesinos y llevarlo a tierra firme.
Heigold afirma que mientras duró la travesía Montesinos se quejaba
constantemente de malestar físico, de que no tenía los medicamentos necesarios y
además se refería a sus negocios en Venezuela, Perú y Miami.
Es el día 21 a las seis de la tarde cuando llegan a puerto costarricense.
Acompañados del grupo venezolano y de Mejía que ya se había unido a la misión,
parten hacia Aruba el 22 y luego llegan a Venezuela al día siguiente.
CÓMPLICE ÁVILA
Aún no se ha determinado cuál fue el paradero de Montesinos entre el 23 de
noviembre y el 7 de diciembre, fecha en la que se registra en el Hotel Ávila. De
las hipótesis que se manejan, existe hasta la de una intervención quirúrgica.
Ya en el hotel, las camareras tenían orden expresa de la gerencia de no entrar
ni a limpiar ni a abrir, mucho menos asomarse a la habitación 118. Allí se
alojaba un hombre que ingresó con el nombre de Manuel Antonio Rodríguez, pero
que bajo una peluca de tono castaño y una barba de varios días sin afeitar
escondía al nunca bien ponderado Vladimiro Montesinos.
Llegó previa reservación, cargado apenas con dos maletas, una de ellas llena de
medicamentos y mucho efectivo, tanto que hasta pagó de antemano una suma de
entre 300 y 400 mil bolívares por varios días de estadía en la habitación que
compartió con Aurora Mejía. El recuerdo que queda de él por esos predios -de los
pocos trabajadores que lo vieron y los poquísimos aún que quieren contar- es la
visión de un hombre enfermo, desmejorado, bastante distante del concepto de
"hombre fuerte" o funcionario con poder y más cerca de la idea de un fugitivo
cansado. La mayoría recuerda que Montesinos no salía demasiado, por no decir
nunca, no así Mejía (que ingresó al país como Carmen Yolanda Pérez) a la que
fuentes de altísima confianza indicaron que hasta estuvo de compras por el
centro comercial Sambil.
La estadía -postoperatorio, descanso de fuga o luna de miel- culminaría para
Montesinos el pasado 13 de diciembre, cuando huyó sin dejar rastro justo cuando
en Perú se transmitió un video en el que
los tres militares que lo acompañaron al comienzo de su viaje revelaban detalles
de su periplo.
Con la cuenta del hotel a medio pagar, sin amigos en el país y completamente
sola, a Aurora Mejía no le quedó más remedio que acudir a la embajada de Perú en
Caracas, donde aseguró que quería
devolverse a Lima, arreglar sus cuentas con la justicia y poner fin al ajetreo
de una fuga que comenzó hace casi dos meses. A pocos minutos de su entrega a las
autoridades de Perú un contingente de policías -efectivos peruanos y venezolanos
coordinados entre sí, helicóptero incluido- llegaría a las instalaciones del
hotel Ávila para buscar al más buscado, pero ese era un punto de no retorno:
Montesinos se había ido días antes sin dejar rastro. Emboscada frustrada.
La mujer de la fuga Ni muy famosa ni de conocida labor periodística ni la única
acompañante que se le conoce a Vladimiro Montesinos, Aurora Mejía Guzmán
trabajaba en la Dirección de Relaciones Institucionales de la Comisión de
Descentralización de Lima y El Callao (Cordelica) ocho meses antes de
aventurarse con Montesinos en una huida peligrosa. Dijo que estaba con él como
parte de una investigación para hacer un libro, pero lo cierto es que él la dejó
sola y sin recursos, por lo que no le quedó más remedio que acudir a la
embajada de Perú en Caracas. Desde allí pidió y aceptó el salvoconducto pues ya
estaba cansada de irregularidades y quería ponerse a derecho, recuperar su vida.
Pero unas simples declaraciones no le bastarían, pues desde el 15 de diciembre
permanece detenida en los calabozos de la Dirección Contra el Terrorismo en
Perú, donde su testimonio es la herramienta fundamental para inferir cuál será
el próximo paso de Montesinos.
[Fuente: Laura Weffer Cifuentes y Valentina Lares Martiz del diario TalCual,
Caracas, Venezuela, 19dic00]
ii) QUE SALGAN LOS INOCENTES, HAY QUE HACERLES SITIO A LOS CULPABLES
Señal de que los tiempos cambian para bien es que el gobierno democrático de
Valentín Paniagua escogió como uno de sus primeros gestos simbólicos liberar
inocentes en prisión. Con buen criterio, el ministro de Justicia, Diego García
Sayán, decidió que "al toque" los que ya estaban recomendados por la Comisión
Ad-Hoc, y ha ofrecido que será una prioridad de su gestión que no quede ni un
solo inocente en la cárcel. Estamos seguros de que así será.
Hay entre 200 y 250 casos de inocentes en prisión identificados plenamente por
la Iglesia Católica (CEAS), por la Iglesia Evangélica (Paz y Esperanza), por el
padre Lanssiers y por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (APRODEH,
CEAPAZ, FEDEPAZ, COMISEDH, IDL, etcétera).
Doscientos o doscientos cincuenta casos por los que estas instituciones meten
las manos al fuego. ¿No es este un argumento contundente? ¿Por qué la palabra de
otro u otros va a tener más peso que la de estas instituciones? ¿Qué interés
podrían tener éstas en hacer pasar gato por liebre? Todas, además, han puesto su
"cuota" por la democratización del país, por lo que atender la agenda de dichas
instituciones es acto de justicia con ellas mismas.
RAZONES PARA LIBERTAD YA
- Han sido juzgados por una legislación aprobada en el contexto del autogolpe
del 5 de abril, cuestionada por la Comisión y Corte Interamericanas, la ONU y
por una serie de comisiones de juristas, nacionales e internacionales.
Saquémosle la consecuencia práctica: así como se han cumplido los fallos y
recomendaciones frente a Ivcher, Delgado Parker, Tribunal Constitucional,
también deben cumplirse en relación con estos casos.
- Fueron juzgados por ese Poder Judicial y ese fuero militar que ahora todo el
mundo reconoce que estaban controlados políticamente y que resolvían en función
de consignas.
- Juzgados y condenados por jueces sin rostro, civiles y militares, generalmente
sin defensa y luego de una etapa prejudicial en la que el SIN de Montesinos
tenía un peso decisivo.
- Juzgados y condenados a partir de supuestas pruebas arrancadas con torturas
(más de 70% de detenidos han declarado que fueron torturados).
- Aún en el hipotético y negado caso de que las acusaciones fueran ciertas, son
mínimas (si sabía o no qué contenía el paquete guardado o si se hizo por amistad
o por complicidad; si el alojamiento que se dio fue por simpatías o debido a
engaños o amenazas). De acuerdo con una legislación civilizada, nada de eso
sería delito y la persona no debería haber siquiera pisado la cárcel.
- En un país en el que desde el poder se han cometido los peores delitos, con
total impunidad, no se puede dejar en la cárcel a personas generalmente muy
humildes, contra las cuales hay una duda mínima, frente a un hecho mínimo.
- Se trata de personas que ya están presas entre 5 y 10 años, lo que significa,
por un lado, que se les conoce y se sabe perfectamente que no ofrecen ningún
peligro, y, por otro lado, que, bajo cualquier supuesto, ya han tenido un
castigo, y severísimo (años de prisión a los que se debe agregar la tortura que
por lo general padecieron).
- Está demostrado que en el ámbito de las acusaciones por terrorismo se han
cometido muchísimos errores; prueba de ello es que el mismísimo Fujimori,
después de consultar con su asesor, indultó casi a 500 inocentes. ¿Por qué estos
casos no van a ser también más errores, tomándose en cuenta que se trata del
mismo tipo de gente, la misma legislación, los mismos operadores jurídicos, los
mismos criterios?
- En todos los indultos y absoluciones concedidos en los últimos años no se ha
cometido ni un solo error. Se dijo que eran inocentes, y lo eran. Y los casos
que quedan son muy parecidos a los que salen.
- Felizmente, SL y el MRTA se han reducido a pequeñísimas bandas errantes en la
selva, lo que hace que el peligro que pudiera haber en corregir errores se
reduzca a cero.
- El indulto es ahora la única vía para que estas personas recuperen su
libertad, ya que, de acuerdo con la legislación de Fujimori-Montesinos, para
ellas no existe ningún tipo de beneficios penitenciarios.
Los inocentes en prisión son también parte de las víctimas de
Fujimori-Montesinos; hasta se podría decir que fueron los que llevaron la peor
parte. La democracia, entonces, tiene también una deuda con ellos.
El camino para liberar a los inocentes aún en prisión no es, indudablemente, la
Comisión de Indulto creada por el último ministro de Justicia del régimen (no
tiene autoridad moral, en un año no hizo nada y el cambio es hasta simbólico),
sino la convocatoria a los sectores comprometidos con la causa de los inocentes
en prisión para consensar una vía más expeditiva, porque se trata de un acto de
justicia impostergable.
[Fuente: Revista Ideele No. 134, diciembre del 2000. Boletín electrónico del
Instituto de Defensa Legal de Lima, Perú núm 125, 19 de diciembre del 2000]
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