Solidaridad con las Mujeres Prisioneras en Chile

Tlahui-Politic 9 I/2000. Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Chile, a 7 de Marzo, 2000. CHILE: Solidaridad con las Mujeres Prisioneras en Chile.

http://www.presos.org
RFAPPCh/Estocolmo/06-03-00

Discurso que será leído por Maria-Pilar Reyes, presidenta de la sección sueca de la Liga internacional de mujeres por paz y libertad, en la manifestación del 8 de marzo 2000 en el centro de Estocolmo.

"Razones humanitarias" fue el argumento usado para defender a un brutal dictador, un militar que es justamente por eso mismo, un símbolo de la opresión patriarcal.

La violencia militar y la violencia hacia la mujer tienen raíces ideológicas comunes y los métodos de ambas son casi siempre los mismos.

Tanto la violencia militar y como la violencia hacia la mujer se basan en la idea de que es aceptable hacer uso de la fuerza física, llegando incluso a la brutalidad, para lograr sobreponerse y obligar al otro a subyugarse.

En la ideología militar la mujer no es un ser humano al igual que el hombre, sino solo una "estación de servicio", un objeto disponible para la satisfacción, recreación y confirmación del hombre, a veces un trofeo de guerra o un campo de batalla en el cual los hombres miden sus fuerzas y demarcan su territorio.

En la ideología militar virilidad es sinónimo de brutalidad.

El militarismo y los derechos humanos de la mujer son absolutamente incompatibles.

Tanto la violencia militar y como la violencia contra la mujer se basan en el concepto de que es completamente legitimo usar la violencia psíquica y física para mantener al otro en un estado de miedo permanente y de esa manera imponerle la propia voluntad y sofocar toda intento de protesta.

La forma de ver la relación entre las personas como una relación donde el uno da ordenes y el otro solo obedece, el uno decide y el otro se somete, el uno es el superior y el otro el subordinado, es el modelo de relación propio de la estructura de dominación patriarcal que esta profundamente arraigada en la ideología militar y en la ideología que alimenta la opresión y la violencia hacia la mujer.

El repugnante dictador Agusto Pinochet, militar de carrera y figura máxima de las fuerzas armadas chilenas, ha dado pruebas en la practica, de representar justamente esa ideología.

El gobierno chileno ha invertido millones del presupuesto nacional en un amplio e intensivo trabajo de convencimiento a nivel individual entre funcionarios gubernamentales, poderes financieros y medios de comunicación europeos, apelando, en ultimo termino, razones humanitarias,para conseguir que el dictador no necesite presentarse ante un tribunal. Millones gastados en proteger a un tirano que mostraban desde su arresto en la mansión londinense como un ancianito decrepito y en silla de ruedas y que mostró al mundo entero con una sonrisa socarrona que era perfectamente capaz de caminar por sus propias piernas apenas bajo del avión en Chile.

A Marcela Rodríguez, sin embargo, prisionera política, herida de bala en un enfrentamiento con los esbirros de Pinochet, hoy paralizada y en silla de ruedas, le exige ese mismo gobierno chileno el equivalente a 500. 000 coronas suecas como fianza para poder dejar el hospital militar y viajar al extranjero para recibir el cuidado y la rehabilitación que su estado de salud requiere.

Mientras Pinochet ni siquiera necesita presentarse a un tribunal para responder preguntas, Oriana Alcayaga, madre de tres menores, se encuentra encarcelada en un compartimiento construido especialmente para las presas políticas, condenada a cadena perpetua por un tribunal militar, por su participación en la resistencia armada contra la violencia psíquica y militar de la dictadura.

El gobierno de Chile se muestra sordo ante las razones humanitarias abogadas para pedir la libertad de María Cristina San Juan y Magdalena Gallardo, presas políticas desde hace años debido a su participación en la resistencia armada contra la dictadura, ambas en estado de salud grave debido a sufrir de enfermedades serias.

Así mismo se encuentran encarceladas, condenadas por tribunales militares, después de haber esperado en la cárcel casi 9 anos antes de recibir condena, Pilar Pena Rincon, Anna María Sepulveda y Roxana Cerda.

Por el verdugo Pinochet se alegan razones humanitarias. Para sus victimas sin embargo no se consideran validas esas razones. Esta es la cara desnuda de la opresión patriarcal que embrutece al hombre e intenta destruir a la mujer.

En este día internacional de la mujer, 8 de marzo del ano 2000 exigimos:

Derogación inmediata de todos las penas dictadas por tribunales militares contra mujeres y hombres por su participación en la resistencia a la dictadura.

Libertad inmediata para Oriana Alcayaga, María Cristina San Juan, Pilar Pena Rincón, Anna María Sepúlveda y Roxana Cerda.

Libertad inmediata y autorización para salir del país sin exigencia de fianza para Marcela Rodríguez.

Juicio, por un tribunal completamente civil, al símbolo de la opresión patriarcal Agusto Pinochet.

Liga Internacional de Mujeres por Paz y Libertad 8 de marzo 2000

Red de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Chile (RFAPPCh)

¡Muchas Gracias!

From: Comité Internacionalista Arco Iris ale.Ramón@numerica.it
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