Militares desconocen los acuerdos de la Mesa de Diálogo

Tlahui-Politic 9 I/2000. Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Chile, a 15 de Mayo, 2000. Chl - Los militares desconocen los acuerdos de la Mesa de Diálogo. Equipo Nizkor. Derechos Human Rights. Serpaj Europa. Información.

LOS MILITARES DESCONOCEN EL ACUERDO DEL PRIMER DOCUMENTO PRESENTADO ANTES DEL REGRESO DE PINOCHET A CHILE EN UN DURO GOLPE DE LAS FF. AA. A LA MESA DE DIÁLOGO

Uniformados se niegan a crear la figura de un delito que condene a los que tengan información de los detenidos desaparecidos. Además, echan pie atrás en reconocer su grado de responsabilidad en los sucesos ocurridos durante el gobierno de Pinochet.

Los reparos que las Fuerzas Armadas y de Orden entregaron respecto del acuerdo preliminar en la mesa de diálogo -y que hicieron llegar el jueves 11 al ministro de Defensa, Mario Fernández- difiere en, al menos, dos puntos esenciales del documento que estaba listo para ser firmado antes del retorno del general (R) Augusto Pinochet a Chile.

Fuentes de la mesa -ligadas a los uniformados y al ministerio de Defensa- que tuvieron acceso a los cuatro documentos entregados por las ramas castrenses, señalaron a La Tercera que la nueva postura militar representa un giro radical respecto de las concesiones que los uniformados estuvieron dispuestos a hacer, mientras el general (R) Pinochet se encontraba detenido en Londres.

Hasta la llegada del ex comandante en jefe del Ejército, el 3 de marzo pasado, los entonces 22 integrantes de la mesa habían consensuado un acuerdo al que sólo faltaba afinar detalles para su firma definitiva. El documento contaba con la aprobación de los jefes máximos de las tres ramas de las Fuerzas Armadas -Ricardo Izurieta, del Ejército; Jorge Arancibia, de la Armada y Patricio Ríos, de la Fuerza Aérea- y del general director de Carabineros, Manuel Ugarte, quienes ya habían comprometido su rúbrica.

El preacuerdo proponía mecanismos para facilitar la entrega de antecedentes sobre el paradero de los detenidos desaparecidos, como sanciones a quienes contaran con información y no la facilitaran, además de reducciones de penas para los implicados que decidieran colaborar (ver nota secundaria). Pero el polémico acto de bienvenida a Pinochet provocó la ira de los abogados de derechos humanos, quienes criticaron a Izurieta, y se negaron a firmar el documento mientras no recibieran explicaciones. Esto, a su vez, molestó a los militares y los últimos esfuerzos para suscribir el documento, con Edmundo Pérez Yoma a la cabeza del ministerio, no fructificaron.

NO A LA CREACIÓN DE UN NUEVO DELITO

Según fuentes de la mesa de diálogo, en los documentos que entregaron los representantes de las cuatro ramas castrenses, no se incluyen los mecanismos acordados preliminarmente para encontrar el paradero de los desaparecidos: ni la creación de una sanción a quienes no entreguen antecedentes sobre los desaparecidos, ni la posibilidad de rebajar las penas a los implicados que decidan entregar información.

Esta nueva posición de los militares se venía incubando desde marzo. Luego de que?. La Tercera reveló pasajes del preacuerdo, el punto referido a los mecanismos para facilitar la entrega de información, generó inquietud en los círculos militares, especialmente entre los oficiales en retiro. Varios de estos últimos coincidían en que las fórmulas restaban fuerza a la Ley de Amnistía.

RECONOCIMIENTO HISTÓRICO

Por otra parte, el texto consensuado al que se había llegado hasta el 2 de marzo pasado, también incluía otras concesiones de lo que ha sido la postura militar histórica, como el reconocimiento de que los sucesos ocurridos durante la Unidad Popular, no justificaban las violaciones a los derechos humanos posteriores. También se desvirtuó la tesis del enemigo interno.

Ahora, sin embargo, la nueva iniciativa castrense propicia un reconocimiento generalizado, de parte de toda la sociedad civil, respecto a la responsabilidad en los hechos. Esto, porque los militares ya habían concluido que el "mea culpa" era desigual, ya que las Fuerzas Armadas aparecían como las únicas responsables del golpe de estado de 1973, en circunstancias que ellos consideran que el gobierno de la Unidad Popular contribuyó a generar la crisis institucional.

LA RESISTENCIA DE LOS ABOGADOS

Al ser consultado por La Tercera, el abogado Héctor Salazar señaló -a título personal- que este desconocimiento de los acuerdos alcanzados en marzo deberá ser explicados por los representantes uniformados. Y aunque aún no se ha reunido con los otros tres abogados de derechos humanos que participan en la instancia -Pamela Pereira, Jaime Castillo Velasco y Roberto Garretón- adelantó que el texto al que se llegó en marzo es "un piso" del que ellos no se moverán. "No estaríamos dispuestos a un retroceso como éste", aseveró.

Otras fuentes de la mesa -ligadas al ministerio de Defensa- aseguran que la nueva postura militar no tiene sentido. "Si esa es una posición rígida, no vamos a llegar a ninguna parte", explicaron. Y agregaron que la evaluación que han hecho después de conocer la nueva postura de los uniformados, es que las Fuerzas Armadas están tratando de dilatar una negociación al interior de la mesa de diálogo, pues no están dispuestas a suscribir un acuerdo mientras continúe el proceso de desafuero en contra del general (R) Pinochet. De lo contrario, aseguran, no habrá firma posible.

EL ACUERDO ANTERIOR

Hasta el 2 de marzo pasado, en la víspera de la llegada de Pinochet, estos eran los puntos principales del texto consensuado y que luego se frustró con el recibimiento al senador vitalicio.

- Recomendar una ley que sancionara a quienes, teniendo información, se negaran a entregar antecedentes sobre el paradero de detenidos desaparecidos, mediante la tipificación de un nuevo delito en el Código Penal. Esto, como una forma de acelerar la búsqueda de los cuerpos.

- Proponer la designación de un ministro de Corte con amplios poderes para recabar e investigar todos los casos de desaparecidos no aclarados hasta la fecha. También recomendaba iniciativas legales para mantener la reserva de las identidades de quienes entregaran información y rebajas de penas para los implicados que decidieran colaborar.

- Señalar que el clima de confrontación interna que desencadenó la Unidad Popular explicaba el pronunciamiento militar, pero no lo justificaba.

Este punto mantuvo reticentes hasta último momento a los abogados de derechos humanos.

- Establecer que la violación de los derechos humanos "es moralmente contraria al juramento, a la tradición histórica, y al sustento ético de las Fuerzas Armadas, Carabineros de Chile y de todas las instituciones de la República".

- Poner de manifiesto el compromiso para que "nunca más se repitan estas acciones como un imperativo de dignificación de nuestra patria".

- Establecer que "la tesis del enemigo interno, que supone la eliminación de quien sustenta una idea diferente a la oficial, no forma parte de la seguridad nacional, según la define el Libro de la Defensa Nacional".

- Consignar que es "indispensable desterrar y rechazar, de manera categórica, cualquier forma de acceso al poder por vías distintas que las democráticas". [Fuente: Michele Chapochnick y Javier Ortega para el Diario La Tercera de Santiago de Chile, 16may00]

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