Según acuerdo, el ejército tendría seis meses para informar sobre desaparecidos

Tlahui-Politic 9 I/2000. Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Chile, a 11 de Junio, 2000. Chl - La formúla del acuerdo permitirá al ejército un plazo de seis meses para dar la información sobre desaparecidos. Equipo Nizkor. Derechos Human Rights. Serpaj Europa. Información.

LA FÓRMULA DEL ACUERDO DE LA MESA DE DIÁLOGO PARA LOS DD. HH

El documento delega en las FF. AA. la búsqueda de información entre sus miembros, activos y en retiro. Para ello tendrán un plazo de seis meses, prorrogable por otros seis, para entregar antecedentes sobre el paradero de los desaparecidos.

Michele Chapochnick

Tras casi 11 meses de negociación, y pocos días después que varios de sus integrantes la declararan por muerta, los miembros de la mesa de diálogo llegaron a un principio de acuerdo sobre una fórmula para encontrar los restos de los detenidos desaparecidos y solucionar el tema de los derechos humanos. Los representantes de los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y de Orden, los abogados de derechos humanos y los otros miembros de la mesa de diálogo, están finalmente en las puertas de un acuerdo de derechos humanos, el que se firmaría el lunes 12 de junio.

El documento de consenso, que será sometido al pleno el próximo lunes, entrega a las Fuerzas Armadas y Carabineros la tutela para encontrar información entre sus miembros. Para ello tendrán un plazo de seis meses, momento en que el Presidente de la República, Ricardo Lagos, deberá evaluar el curso de la investigación militar y decidir si prorroga el plazo por otros seis meses. Los antecedentes que recabados deberían ser entregados por los comandantes en jefe al primer mandatario, quién deberá entonces hacerlos llegar al presidente de la Corte Suprema.

En principio, los términos del texto histórico quedaron acordados por los miembros de la instancia el jueves 8 de junio en la tarde. Después de ello, una nueva comisión mandatada por la mesa quedó a cargo de la redacción. Aunque la rúbrica del documento estaba prevista para ayer, la discusión de algunos puntos retrasó ese hecho.

La comisión redactora quedó esta vez formada por representantes de las cuatro "fuerzas" de la instancia: general Juan Carlos Salgado (Fuerzas Armadas), el ex subsecretario de Carabineros, Luciano Fouilloux (ministerio de Defensa); el abogado de derechos humanos, Héctor Salazar, y su colega José Zalaquett, ("comité de civiles").

El equipo de trabajo estuvo el jueves y ayer todo el día ultimando la redacción del texto, del cuál sólo quedó pendiente definir algunas "ideas" de la parte dedicada al reconocimiento histórico. Anoche, el documento habría empezado a circular entre los demás miembros de la mesa. El lunes, en la que seguramente será la última sesión de la mesa, el "pleno" revisará el documento.

LOS PUNTOS DEL PACTO

Según fuentes de la mesa serán los uniformados quienes decidirán de qué forma incentivan la entrega de antecedentes por parte de los militares. También se propone la elaboración de un proyecto de ley para que los encargados de recepcionar los antecedentes dentro de las instituciones castrenses puedan acogerse al "secreto profesional", de modo de proteger la identidad de quiénes colaboren.

Las Fuerzas Armadas contarán con seis meses para recabar la información. Según fuentes cercanas a la mesa, antes de realizar esta tarea las Fuerzas Armadas se comprometerán solemnemente ante el país.

Terminado el primer plazo, el Presidente de la República, Ricardo Lagos, evaluará la "investigación" y decidirá si prorroga el plazo por otros seis meses. Ya sean seis meses o un año, terminado el trabajo de recolección los militares entregarán la información al jefe de Estado, quién a su vez se lo hará llegar al presidente de la Corte Suprema.

Recién entonces el poder judicial designará a ministros en visita o jueces regionales para investigar los casos.

EVENTUAL FRACASO

En caso de que el mecanismo descrito no dé resultados, de acuerdo a la evaluación que el primer mandatario realizará a los seis meses, el texto le propone otras medidas para incentivar la entrega de información. Se trata principalmente de sistemas planteados en la discusión de la mesa. Así, el plazo para los uniformados no representa ninguna suerte de punto final.

Entre otros, destaca el modus operandi suscrito en el principio de acuerdo de marzo: premios y castigos para la entrega de información, en relación a rebajas de penas para quiénes entreguen datos, y recrudecimiento de las condenas para quiénes no colaboren con la justicia.

A pesar de la inclinación de algunos miembros de mesa por la integración de los incentivos pecuniarios, el texto dejó fuera tanto las recompensas económicas para quiénes entreguen información como las indemnizaciones para los familiares de detenidos desaparecidos.

RECONOCIMIENTO HISTÓRICO

Fuentes de la mesa aseguran que en el tema del reconocimiento histórico aún no llega a un acuerdo final. Sí existe consenso en la referencia a las culpas compartidas en el clima de violencia suscitado antes de 1973. Así como en la declaración de principios en que se sostiene que estos acontecimientos no pueden volver a suceder.

En cambio, en otros aspectos existen dos versiones. Los civiles proponen que en el documento hagan una mea culpas todas las partes por su responsabilidad en el golpe de Estado y en los sucesos posteriores. También están por un párrafo que, sin entrar en detalles ni en explicitaciones, aluda a los asesinatos de opositores durante los años del régimen militar y se hace mención a la actuación de agentes del Estado.

Sin embargo, según fuentes ligadas a la mesa, los uniformados promueven una redacción en que las responsabilidades quedan más difusas.

LA AGRUPACIÓN DE FAMILIARES DE DESAPARECIDOS
[Fuente: Diario La Tercera, Santiago de Chile, 10jun00]

CÓMO SE GESTÓ EL PACTO DE LA MESA DE DIÁLOGO

El Presidente Ricardo Lagos pidió acelerar las conversaciones para firmar el documento de derechos humanos, en una intensa operación en la que jugaron un rol clave la abogada Pamela Pereira y el ministro Mario Fernández.

Nueve meses después de que el ex ministro de Defensa Edmundo Pérez Yoma constituyera la mesa de diálogo que intentaría solucionar los temas pendientes en derechos humanos, y cuando algunos de sus miembros se mostraban escépticos frente a resultados concretos, sorpresivamente, reflotó un acuerdo.

La eventual firma del documento -que todo indica se realizará mañana en el edificio Diego Portáles- no fue una casualidad. Para su concreción confluyeron una serie de factores políticos, entre ellos, la situación que afecta al general (R) Augusto Pinochet, y el buen momento por que pasan las relaciones entre el Presidente Ricardo Lagos y el comandante en jefe del Ejército, general Ricardo Izurieta, quienes limaron asperezas el 21 de Mayo, cuando viajaron juntos a Iquique.

A este escenario auspicioso, donde quedó evidenciada la voluntad del Gobierno y los uniformados, respecto de llegar a un acuerdo, se sumó el hecho que en los últimos días prosperaron dos propuestas sobre el tema, de las cuales La Moneda tomó expreso conocimiento. Por una parte, el comité redactor de la mesa elaboró un texto que recogía los principales términos del principio de acuerdo de marzo.

Paralelamente, la abogada de derechos humanos, Pamela Pereira, levantó una iniciativa propia que -a través de un silencioso lobby- hizo llegar a Palacio y a manos de los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas.

Mientras las sesiones de la mesa estaban suspendidas, Pereira protagonizó el capítulo clave que destrabó los desencuentros en la mesa, al punto que su propuesta encontró eco en el propio Presidente Lagos y en el mundo castrense.

REUNIONES CLAVE

Lagos esperó que Fernández llegara de su visita oficial a Estados Unidos, el domingo pasado, para pedirle expresamente que agilizara el acuerdo. El martes 6, Fernández se reunió en su despacho con los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y de Orden. Ese mismo día, conversó tres veces con Lagos -dos personalmente y una a través del teléfono- sobre la instancia de diálogo.

Luego que en La Moneda se constató que la disposición de los uniformados coincidía con los intereses de Palacio, Fernández diseñó una estrategia para aprobar el acuerdo. Primero fijó de urgencia una reunión de la mesa para el miércoles. Para esa ocasión, el ministro contemplaba que el científico Claudio Teiteilbom abriera la sesión, relatando la iniciativa confeccionada por el comité redactor -que él presidía-. Acto seguido, Pereira presentaría su propuesta. Después de un intermedio se iniciaría el debate y la recta final del documento. Esa misma noche, los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y de Carabineros recibirían el nuevo principio de acuerdo para su aprobación. El jueves, Lagos daría a conocer el documento definitivo.

DEMORA

Ni Fernández ni los demás integrantes de la mesa, que estaban al tanto de la operación, previeron que se abriría un largo debate en torno a las propuestas. Todos los integrantes de la mesa pidieron la palabra y la discusión se extendió hasta cerca de las 23 horas. Fernández decidió suspender la sesión para el día siguiente. En ese momento pidió a los redactores que recogieran las inquietudes y las integraran al un texto final. Incluso hubo miembros del ministerio que trabajaron durante toda la noche en el texto.

El jueves, Fernández suspendió un viaje a Valparaíso donde se analizaría el proyecto Tridente, de construcción naval impulsado a fines de 1998.

Durante esa jornada hubo consenso en casi todos los términos del acuerdo, salvo en el reconocimiento histórico de lo sucedido en Chile en 1973 y otros puntos menores. Se designó para continuar el trabajo a una nueva comisión integrada por el general Juan Carlos Salgado, los abogados José Zalaquet y Héctor Salazar, y el ex subsecretario de Carabineros, Luciano Fouilloux.

El viernes, día en que según el plan se firmaría el documento, se decidió postergar el acuerdo para el lunes. El equipo redactor se retrasó en ultimar la redacción, trabajo que recién terminó esa noche, instante en que el escrito empezó a circular entre los demás miembros de la mesa.

Durante este fin de semana, el Presidente y los comandantes en jefe conocerán el acuerdo y, lo más probable, es que el lunes Lagos realice un discurso después de la firma del documento.

LAS RAZONES DEL GOBIERNO Y LAS FUERZAS ARMADAS PARA PRECIPITAR EL PACTO

El Gobierno y las Fuerzas Armadas encontraron una salida para sellar un acuerdo sobre derechos humanos, cuyos términos calzan con las aspiraciones de cada sector.

Los uniformados suscribirán un documento que no los obliga a entregar resultados inmediatos: cuentan con un mínimo de seis meses para entregar información sobre los desaparecidos. Esto les era vital por dos razones: primero, porque la firma del documento les permite dar muestras de su "colaboración" para cerrar uno de los capítulos más complejos de la transición, cuestión que incluso creen que puede ser bien evaluado en la Corte Suprema, a la hora de evaluar el fallo que desaforó al general (R) Augusto Pinochet.

Segundo, no aparecen "traicionando" a Pinochet, pues el acuerdo de la mesa no exige resultados perentorios.

Para el Gobierno la ventaja está en que el acuerdo no es asemejable a una ley de Punto de Final, pues el Mandatario tiene la posibilidad de evaluar el trabajo de las Fuerzas Armadas y abrir otras vías para la búsqueda de antecedentes. Además, según el diseño previsto, el propio Lagos será el encargado de entregar los antecedentes al Presidente de la Corte Suprema, Hernán Álvarez, cuestión que no contradice la postura de La Moneda, en el sentido de que los casos deben ser investigados por los tribunales. Y por último, el acuerdo de la mesa prácticamente no necesita de un proyecto de Ley para ser puesto en marcha, lo que evita que el Gobierno deba enfrascarse en una nueva negociación con la oposición. [Fuente: Juan Andrés Quezada y Michelle Chapochnick para el Diario La Tercera de Santiago de Chile, 11jun00]

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