ELEMENTOS DE ESTRATEGIA Y TÁCTICA DEL PRD PARA EL PERIODO 2001-2003-2006.
¿POR QUÉ UN DOCUMENTO ALTERNATIVO DE LÍNEA POLÍTICA?


Tlahui-Politic 11 I/2001. Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. México, a 8 de Abril, 2001. REDIR. ¿POR QUÉ UN DOCUMENTO ALTERNATIVO DE LÍNEA POLÍTICA?, Porque el documento oficial de Línea Política no logra configurar los lineamientos estratégicos que orienten la acción del perredismo con visión de mediano y largo plazo, posibilitandoque superemos la dinámica inmediatista y pragmática, las iniciativas inconexas y a veces contradictorias que nos incapacitan desde 1988, para encarar y derrotar las ofensivas y contraofensivas concentradas de las fuerzas neoliberales nacionales y extranjeras, contra el Movimiento Democrático Nacional que el pueblo mexicano conformo y desarrollo desde 1988.

2º. Porque conteniendo elementos de táctica en los capítulos VI, XII, XIII Y XIV, no logra integrar los objetivos y tareas que, respondiendo a la coyuntura en curso, permitan a las fuerzas democrático populares y al PRD, retomar la iniciativa y fortalecer su capacidad de lucha y organización para remontar las condiciones desfavorables en que nos colocó la derrota del 2 de julio de 2000.

I.- LA LUCHA DEMOCRÁTICA ANTES DEL 2000: DISPUTA ENTRE LAS FUERZAS

Y EL PROYECTO NEOLIBERAL Y LAS FUERZAS Y EL PROYECTO DEMOCRÁTICO NACIONAL

Entre las causas que explican las limitaciones del proyecto oficial de Línea Política, destacan dos:

1º. Que no enfoca de manera integral la disputa en curso antes y después del 2 de julio, como una lucha entre fuerzas que portan proyectos de nación opuestos, que se libra no solo en el terreno político - electoral, ni siquiera en el terreno político en general - parlamentario, de gobierno, etc.-, sino también en el terreno económico - social e ideológico - cultural, así como en el plano local y sectorial, nacional e internacional.

Esta debilidad reduccionista de la lucha, trae como consecuencia que en el proyecto, oficial de Línea Política, el "Factor Estados Unidos", determinante y articulador del bloque neoliberal dominante en México, no aparezca ni como actor estratégico ni táctico. Como tampoco se destaca en el bloque democrático - nacional las fuerzas populares, sociales y civiles, ni otros sujetos políticos democráticos y revolucionarios que no sea el PRD.

2º.Otra causa de las limitaciones que impiden al documento oficial de Línea Política configurar una propuesta de estrategia y táctica, es que no ubica el contenido principal de la disputa en la etapa en curso: lucha entre proyecto neoliberal y proyecto democrático - nacional. Contenido que se volvió predominante a partir de 1988, en que la sociedad mexicana conformo la alternativa político - social de alcance nacional a la agresiva ofensiva privatizante, entreguista y empobrecedora, dirigida por los tecnócratas priístas desde 1982.

Este enfoque reduccionista e indefinido sobre el carácter y contenido de la lucha en la etapa post-88, se expresa de manera concentrada en el análisis que se hace de "LA LUCHA DEMOCRATICA ANTES DEL 2 DE JULIO DEL 2000", que como capítulo I, enmarca todo el documento oficial de Línea Política: se contempla solo la lucha y las reformas electorales (ver numeral 4), aislada de otros frentes de lucha y otros actores populares, de tal manera que ni por asomo, aparece la relación directa que tuvo la insurrección indígena zapatista con la "ciudadanización" de los órganos electorales en los primeros meses de 1994.

El análisis que se hace -en ese capitulo I-, de los últimos trece años de intensa disputa por la nación, es tan positivista que sus resultados parecieran naturales: en los que nada tuvieran que ver las capacidades y limitaciones, así como los aciertos y errores de los actores político - sociales en lucha, y por tanto, por ningún lado aparece alguna lección por extraer o corrección por realizar..., para que la lucha democrática nacional recupere un curso ascendente y ganeel apoyo de la mayoría de la sociedad mexicana.

a).- Al respecto, la primera y principal lección que se debe tener presente y remarcar, es que la disputa estratégico y de fondo desde 1988 es:

Por un lado el proyecto neoliberal depredador de conquistas sociales y recursos naturales, empobrecedor y entreguista impulsado por los organismos del capital financiero transnacional y el bloque de cúpulas empresariales y elites políticas y clericales adictas a los privilegios de la concentración de la riqueza, que tuvieron a su principal sujeto político al régimen priísta y los tecnócratas que lo hegemonizaron desde 1982.

Por el otro lado esta el proyecto democrático - nacional, que busca recuperar soberanía popular y el desarrollo nacional, para avanzar a niveles de mayor justicia social, democracia y soberanía, impulsado por un movimiento socialmente diverso y políticamente plural, integrado principalmente por sectores de las clases populares, pero también por pequeños y medianos empresarios, profesionistas e intelectuales, que han tenido desde 1989 en el PRD su principal referente político - electoral, y que actúa desde múltiples espacios sociales y civiles, étnicos y de genero, parlamentarios y de gobierno, culturales e informativos, locales y regionales, nacionales e internacionales, y desde luego, electorales.

b).- La segunda lección a tener presente como guía para la acción; es que la visión, cohesión e iniciativa de estos dos bloques políticos - sociales, es lo que ha determinado desde 1988, y va a definir el curso y desenlace de la disputa que vive México entre el proyecto neoliberal y el democrático - nacional.

Las fuerzas del bloque dominante han actuado muy conscientes de ello desde 1988. Entonces vimos como las cúpulas empresariales y clericales y las elites priísta y panistas, influidas y apoyadas por el gobierno estadounidense del "otro Bush", relegaron sus discrepancias y se cohesionaron en torno a una estrategia concertada para enfrentar, sin parar en medios ni en costos, al pujante movimiento que el pueblo mexicano conformo en torno a la candidatura presidencial del Ing. Cárdenas, y que amenazaba la hegemonía de la tecnocracia priísta y la continuidad del modelo neoliberal.

Esta ofensiva bien orquestada, que no comprendimos ni supimos encarar, limitándonos a iniciativas desarticuladas y dinámicas inmediatista, dio por resultado que en las elecciones de 1991 y 94 redujeran al movimiento democrático y al PRD a menos del 10% y escaso 17 % de la votación respectivamente.

Después de estos resultados que disiparon el riesgo inminente para la hegemonía del proyecto neoliberal, el bloque dominante perdió cohesión: las pugnas y la corrupción desbordada en las alturas expresada en los atracos privatizadores y en los asesinatos del Cardenal Posadas, Colosio y Ruiz Massieu, mas el derrumbe económico del 1994-95, desacreditaron la supuesta eficacia de la tecnocracia priísta; dando lugar: al desarrollo de crecientes contradicciones con un panismo engallado por las concertacesiones y su crecimiento a una toma de distancia de las cúpulas clericales, quienes criticaban el modelo económico que se revelaba brutalmente deshumanizaste; se desarrollo incluso, una inconformidad priísta hacia esa tecnocracia que los hegemonizaba y despreciaba, quien además de rebelarse ineficiente en la gestión económica, les provocaba perdidas crecientes de posiciones políticas.

Sin embargo, cuando en 1977 la ciudadanía volvió a proyectar al PRD y al Ing. Cárdenas, como opción a vencer hacia las elecciones del 2000, otra vez el bloque dominante se cohesionó y orquesto una nueva ofensiva concertada, que de nueva cuenta no supimos ubicar y enfrentar con lineamientos de mediano y corto plazo, orientado a encarar y demostrar los componentes y contenidos específicos de esta segunda contraofensiva neoliberal, de tal manera que mantuviéramos y fortaleciéramos el posicionamiento ascendente del proyecto democrático - nacional.

Para este entonces, en la filas del PRD se había debilitado al extremo, nuestra ubicación como parte y referente del bloque popular y patriótico, y por ende, actuábamos como un sujeto político casi exclusivamente electoral.

II.- SIGNIFICADO TÁCTICO Y ESTRATÉGICO DE LAS ELECCIONES DEL 2 DE JULIO DE 2000.

En su capitulo II, el documento oficial de Línea Política hace una valoración parcialmente correcta de las elecciones del 2 de julio: "abrieron una nueva situación política en el país", la "derrota del PRI es un acontecimiento histórico de signo positivo", "fue respetado el sufragio... lo que constituye también un paso de gran importancia política nacional" (numeral 6, párrafo 1.)

En cuanto intenta valorar las perspectivas asoman las imprecisiones y las afirmaciones cuestionables: cuando en el párrafo 3 del mismo numeral 6, inicia planteando que "después del 2 de julio, existen posibilidades para profundizar la reforma política", pareciera que quiso decir que existen mejores posibilidades, pero enseguida pasa a afirmar que "existen instituciones suficientemente fuertes para llevar adelante el proceso transición democrática", lo que es ya francamente cuestionable, no solo por porque "los partidos políticos nacionales atraviesan por una situación critica", sino porque alimenta la ilusión de que, con la alternancia del PRI por el PAN en el ejecutivo federal, se van a desgranar como una resbaladilla, las transformaciones que supone una reforma democrática del Estado Mexicano, al margen del curso que tenga la lucha democrática - popular contra las fuerzas y partidos que impulsan el proyecto neoliberal.

Esta ilusión neomaderista se expresa también, en la separación que se da entre las optimistas perspectivas de la transición política y las perspectivas económico-sociales: en el numeral 8 se afirma que "el próximo gobierno (de Vicente Fox) buscara la continuidad de un proyecto económico que privilegia el libre mercado y la apertura hacia el exterior", por lo que "continuara deteriorando las condiciones de vida de amplios sectores de la población" ¿ Se puede alcanzar una verdadera transición a la democracia sin remontar la aguda concentración de la riqueza y la profunda injusticia social imperante en México? ¿Si no es así, de que "senda de la transición política" hablamos?

Estas imprecisiones é ilusiones del capitulo II, son fruto de una interpretación parcial del significado del 2 de julio, que solo ve el "signo positivo" y táctico de la derrota del PRI, pero no el significado y riesgo estratégico: la derrota del PRI por el PAN significa la alternancia en la hegemonía del bloque dominante, cuyo objetivo principal no es "llevar adelante el proceso de transición democrática", sino renovar instrumentos políticos para continuar imponiendo a la sociedad mexicana la profundización de la reestructuración económica privatizante y transnacionalizadora que padecemos desde hace casi 20 años.

CONCLUYENDO: La alternancia en el gobierno federal es una conquista que abre nuevas posibilidades a la lucha democrática y popular, pero también implica riesgos y retos más complejos y renovados.

El avance en la construcción de un nuevo régimen político democrático, como en la reorientación económico y el desarrollo social, va a depender de la visión cohesión e iniciativa de las fuerzas sociales, civiles y políticas del bloque democrático - nacional.

III.- LAS ELECCIONES DEL 2 DE JULIO Y EL PRD:
¿SÓLO UNA DERROTA ELECTORAL MÁS?

El capitulo III, el documento oficial lo inicia contagiado de la exageración del significado de las elecciones del 2 de julio del capitulo II, afirmando que fueron "aporte de la mayor importancia a la construcción de un nuevo régimen político democrático", pero al pasar a evaluar lo que dicho resultado electoral significo para el PRD, da un giró de 180 grados y pasa a minimizar: derrota político - electoral expresada en que "en 1997... el PRD había obtenido la cuarta parte de la votación, mientras que en el 2000 esta disminuyo a cerca de la quinta parte", " el PRD perdió la presidencia pero no se desplomo electoralmente" (numeral 9) ; por tanto: "la derrota del 2 de julio, para el PRD, no significa un desastre" (numeral 14)

Lo primero a precisar, todavía en el espíritu puramente electoral del documento, es que el 28 % de votos no es solo del PRD, sino de toda la "Alianza por México", y que en las elecciones federales del 97, la suma de votos del PRD Y PT rebasaba el 30%, por lo que la caída electoral del bloque democrático - nacional fue de más de 10%.

Esta minimización del significado de la derrota electoral del PRD en el 2000 a la sola disminución del porcentaje de votación, es una expresión más de la visión reduccionista de la disputa política en curso desde 1988, a la sola disputa electoral entre partidos y no entre proyectos y bloques políticos - sociales.

Esta visión deja de lado, que los resultados, electorales de 1997 expresaban un apoyo creciente de la ciudadanía al proyecto democrático - nacional, como consecuencia de la crisis del proyecto neoliberal desde 1995 y de la actitud de firmeza que el PRD había mantenido ante el gobierno de Salinas y sus políticas. Estos resultados del 97 generaron la expectativa social de un posible triunfo democrático - nacional en el 2000.

La derrota del 2000 expresa que nuevamente las fuerzas dominantes fueron capaces de mediatizar y diluir esta tendencia social a cuestionar el predominio del proyecto neoliberal, como lo habían hecho después de 1988; mientras el perredismo y demás fuerzas democrático - populares, volvíamos a actuar sin orientaciones para derrotar la ofensiva concertada del bloque neoliberal y fortalecer las posibilidades de un triunfo el 2 de julio, por lo que este devino en un fortalecimiento del apoyo ciudadano al proyecto neoliberal, así como una oportunidad de ese bloque para renovar hegemonía e instrumentos que buscan prolongar su dominio sobre la sociedad mexicana.

Sobre las causas y factores, por ese enfoque reduccionista de la lucha el documento oficial de Línea Política, se incapacita para ubicar en el carácter electoralista e inmediatista de la política que guía nuestra actividad, la causa principal de nuestra derrota en el 2000 y de las peripecias preelectorales, que empezaron con la consigna de Frente Democrático y Patriótico a fines de 1988, continuaron con el cambio a Alianza Opositora en febrero de 1999, para terminar, después de diez intensos meses de afirmar en la ciudadanía que lo mas importante era derrotar al PRI, dando marcha atrás seis meses antes del 2 de julio, conformando una flaca Alianza por México que ya "ya no alcanzo a presentarse como la fuerza capaz de superar al PRI".

La otra causa relevante en la derrota del 2000, es la situación de crisis político - organizativa en que el PRD arribo a la coyuntura preelectoral, cuestión que el documento elude caracterizar, lo que le lleva a calificar como "importantes errores cometidos" lo que son manifestaciones de situación general de crisis partidario: "las elecciones internas anuladas, del 14 de marzo de 1999, que proyectaron un desprestigio del partido ante la ciudadanía" , que el momento de eclosión de esa crisis político - organizativo, pero su incubación se gesto desde tiempo atrás, y se expresaba a lo interno, en el "desorden en sus filas y los conflictos internos recurrentes en varios lugares del país", mientras a lo externo se manifestaba en "la ausencia de una política de propaganda y movilización que estrechaba los lazos entre el PRD y la ciudadanía y contrarrestara la fuerte campaña de medios en contra de este partido" (numeral 10, capitulo III).

En conclusión, la derrota del 2 de julio es mucho más que una derrota electoral y puede conducirnos a un "desastre", como seria el debilitamiento extremo del movimiento democrático - nacional hasta dejar de ser opción y alternativa al fortalecido proyecto neoliberal, ya que el PRD perdió la hegemonía de la lucha por la transición a la democracia, lo que significa que nos desdibujemos ante la ciudadanía como el sujeto político impulsor del cambio.

Recuperar ante la ciudadanía el papel de referente político de avanzada, capaz de gobernar con madurez y eficacia, va requerir de esfuerzos de mediano y largo plazo, empezando por la elaboración programática y estratégica cualitativamente superior a lo hecho en la deficiente preparación del VI Congreso Nacional así como la voluntad y decisión seria, de superar las practicas convenencieras y los mecanismos de poder extralegales, para pasar a practicas apegadas al Estatuto e instancias colectivas, que conduzcan al desarrollo de una cultura democrática y a la superación de la crisis político - organizativa, que amenaza con debilitar aún más la presencia y capacidad de lucha del perredismo.

IV.- OBJETIVOS Y RETOS ESTRATÉGICOS DEL PERIODO 2001-2003

El significado principal de las elecciones del 2 de julio, es el fortalecimiento del proyecto neoliberal como la vía a través de la cual, la mayoría de la ciudadanía piensa que pueden operarse los cambios para alcanzar sus aspiraciones, en consecuencia el debilitamiento del proyecto democrático - nacional como opción de gobierno para un periodo definido.

Así, luchar porque el proyecto democrático -nacional vuelva a perfilarse, como vía a través de la cual un creciente sector de la ciudadanía perciba que puede realizar sus aspiraciones y las del país, es el objetivo estratégico principal del periodo que culmina en las elecciones federales del 2003, de tal manera que podamos volver a perfilarnos como opción de gobierno hacia el 2006.

Los retos que este objetivo estratégico plantea son todo menos fáciles. Las fuerzas principales del bloque dominante están engalladas y tienen la iniciativa que les dio el triunfo electoral, la renovación de su hegemonía y el apoyo activo del nuevo gobierno de Estados Unidos, encabezado por Bush hijo.

Saben que la derrota electoral del 2000 ha debilitado al proyecto democrático - nacional, pero que este puede resurgir y amenazar la continuidad del proyecto neoliberar, impidiendo la consolidación de la nueva hegemonía en un nuevo régimen político funcional a sus intereses. La experiencia de 1991 y 1994 se los enseño: Cuando después de estar disputando la conducción política de México en 1988, nos redujeron a 10 y 17 % de la votación, creyeron que nos habían derrotado estratégicamente, lo que llevo a la elite panista a festinar el triunfo cultural "de su partido, considerando consolidados el cerco neoliberal sobre la sociedad mexicana.

Entonces, el derrumbe en diciembre de 1994 de la economía especulativa y de las falsas expectativas de bonanzas, mostró de manera brusca e indignante el carácter engañoso del discurso neoliberal, lo que empujo a volver los ojos hacia las fuerzas que lo combatían y, dos años y medio después, la ciudadanía llevo su apoyo al PRD hasta el 25 % en el país y al 48% en el DF, volviéndolo a colocar como opción de gobierno hacia el 2000.

Integran de nueva cuenta, separar la lucha social de la lucha político - electoral despolitizándola y reduciéndolo a gestión asistencialista, mientras la lucha electoral buscara presentarlo como disputa por puestos entre partidos. Ante ello, el reto del perredismo será asumir que la lucha electoral, para desarrollarse exitosamente, se requiere de fortalecer la estructura organizativo partidaria, pero también su iniciativa político - social, para estar a la altura de una disputa que se libra principalmente en el terreno electoral, pero también en el terreno ideológico - cultural y en el económico - social.

Ciertamente no se trata de desarrollar solo la lucha de resistencia contra el neoliberalismo, pero si de asumir, que no vamos a ganar el apoyo de la mayoría ciudadana de México, actuando exclusivamente en el terreno electoral. Porque la lucha electoral por ser hoy la principal, al profundizarse por el avance del proyecto democrático - nacional, deviene en disputa intensificada de proyectos de nación opuestos, que para desarrollarse exitosamente requiere de una elevada capacidad de lucha ideológica - cultural y de fusionarse y ser expresión de las demandas y lucha de los asalariados, campesinos y pescadores, de los indígenas y mujeres, de los jóvenes y emigrantes de profesionistas y empresarios, de la lucha municipalista y local contra el centralismo.

Lo anterior implica no solo que el PRD exprese programaticamente las demandas sociales ni que prometa transformarlos en iniciativas de ley a políticas publicas, sino que promueva apoye la organización democrática y la lucha de todos los sujetos sociales para avanzar en la resistencia y conquistas de demandas populares al mismo tiempo que buscamos recuperarnos electoralmente el 2003 y volverá proyectar el movimiento democrático - nacional como opción de gobierno hacia el 2006.

Los retos del periodo 2001 - 2003 se presentan todavía más complejos, si aspiramos a llegar al gobierno y evitar que nos pase lo que a otros de Europa y América latina, llamados democráticos y aun de izquierda. Que son incapaces de llevar a cabo sus programas por no afectar los interés y hegemonía monopólico transnacionales, el apoyo electoral no es suficiente para encarar su resistencia, por lo que se reducen a reformas accesorias para atenuar las aristas más irracionales del método neoliberal.

Se trata entonces de asumir los retos del periodo para al mismo tiempo que la recuperación político - electoral, se vaya desarrollando una participación y organización de la sociedad de la sociedad mexicana, capaz de que cuando gobernemos, podamos mantener funcionando la vida del país a pesar de las resistencias preelectorales, que empezaron con la consigna de

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