Política y Derechos Humanos
Politique et droits de la personne
Politics and Human Rights
Tlahui-Politic No. 3, I/1997 



Instrucciones para el año 2000

Argentina, Junio de 1997

Lic Jorge Gadea

Para algunos pensadores una de las grandes adquisiciones simbólicas de la humanidad, ha sido la posibilidad del concepto de el número cero. En efecto, la presencia del cero es una ausencia contabilizada, un registro de lo que comienza, una posibilidad de marcar lo que falta por llegar en la vida de cada individuo, el comenzar una década es una acontecimiento cargado de significaciones. Mucho mas lo es en la vida de las comunidades.

El fin del primer milenio, fue vivido por gran cantidad de individuos, como la certeza inexorable del fin del mundo. Libertinajes, actos de contrición, festines diabólicos y acatación de la voluntad de Dios fueron entre otros los significados que se le atribuían al fin del milenio. Mil años después, podemos decir que no tenemos esos vaticinios fatales. No al menos de semejante fiereza. A lo sumo tenemos conceptos tales como el fin de la historia, la globalización de la economía y la caída del Estado de Bienestar. Pero aún con esta supuesta blandura, el fin de un siglo tan peculiar, y de un milenio que transformó radicalmente las posibilidades del ser humano, el destino del Hombre nos presenta incógnitas y preguntas.

¿QUE PODEMOS ESPERAR?

Partamos de donde partamos, especialmente en estas dos últimas décadas, es donde nos encontramos con una consistencia especial del tiempo histórico. Es como si la Historia estuviese afectada por un cierto tipo de virus, que carcome las convicciones sociales establecidas, y al mismo tiempo acelera la aparición de efectos socio-históricos para los cuales no tenemos respuestas. Junto a un descomunal avance tecnológico, aparece una ruptura drástica y violenta de los contratos sociales. Vemos así, situaciones impensables hace tan solo diez años, no solo en el mundo, sino en nuestro propio país. Estas situaciones, que ayer nomás eran tan distintas, tienen diversas y complicadas causas, pero vamos a detenernos en un hecho básico, la decadencia del poder político.

Si bien es cierto, que todas las luchas políticas han tenido un substrato económico, en cuanto a la forma de apoderarse de beneficios económicos determinan las formas de distribución, es en este fin de siglo, donde aparecen fisuras en este esquema. Lo político se subordina a lo económico, el beneficio priva por sobre lo social, los burócratas ejercen su liderazgo y los administradores determinan desde sus lejanas organizaciones, los caminos de vida que afectan a millones de personas.

La vida y la historia de los individuos, se juega como meros efectos de la llamada ingeniería humana o también ingeniería social. Esta subordinación baluarte, que el liberalismo ejerce con un optimismo triunfal, supone perversamente que la regulación por el mercado anula los conflictos. Así, por ejemplo, en su momento de mayor esplendor, aseguró sin dudar El Fin de la Historia.

Muerta la política, asegurados los santos principios, no tendría que haber conflictos sociales. Sin embargo algo falla. Uno de los mas lúcidos pensadores de este fin de siglo Jean Baudrillard señala, especialmente esta forma de entender la política en la entrevista realizada por Página 12, el 18 de Diciembre de 1994 dice: En la política actual, ya no hay posturas de esta o aquella categoría son posturas corporativístas. Existe la imposibilidad de poner en juego algo. No hay mas que apatía. De ahora en adelante tendremos que enfrentarnos a sistemas anómalos que segregan virulencia. Mas adelante agrega: EL odio de clases, tenía un objetivo, podía ser teorizado y lo ha sido. Existía un sujeto: el proletariado, estructuras, clases y contradicciones. El odio del que hablamos no tiene sujeto. No se exterioriza, mas que por el acting out. El acting out violento, autodestructivo, que puede volverse fácilmente contra uno.

El significado de esta falta de sujeto político, y el significado del concepto de acting out, son conceptos de tipo filosófico el primero, y psicológico el segundo. La falta de sujeto, es uno mas de los nombres de la alienación, vale decir el extrañamiento del ser individuo, puesto no como centro de su accionar, sino como efectos de fuerzas ajenas al si mismo. El acting out, es de naturaleza complementaria, pero de nivel distinto. Algo que no puede ser contenido en el interior de una persona porque contiene un grado de angustia intolerable, que es expulsado mediante una acción violenta, incomprensible en su significado y muchas veces con ruptura de los códigos sociales imperantes y, como señala Baudrillard, pueden ser autodestructivos, para quien los realiza. Obviamente, podemos agregar que también es destructivo, para quienes sufren sus efectos. Tratemos de ver como funcionan en la vida social de los argentinos estos conceptos.

UNA MUESTRA DEL SISTEMA

El diario Clarín, en su edición del día 10 de Octubre de 1996, en su pag. 15 titula: Hay medio millón de pobres más en el Gran Buenos Aires. En ese artículo, se analizan las cifras oficiales que brinda el Ministerio de Economía, a través del Instituto Nacional de Estadística y Censos. En él, se informa que en ese distrito, hay alrededor de tres millones de personas, que viven debajo de la línea de la pobreza. Además, informa que esta cantidad, representa al 26,7% de la población. Luego informa que el porcentaje, supera al que se registró en mayo de 1995, que fue del 22,5%. Mas adelante se informa de que el deterioro de las condiciones de vida se hace mas evidente en la zona que corresponde al segundo cordón industrial, integrado por los partidos de Almirante Brown, Berazategui, Estéban Echeverría, General Sarmiento, Florencio Varela, La Matanza, Merlo, Moreno, San Fernando y el Tigre, que son los que contienen las tasas de pobreza mas alta. Hasta aquí, vemos una exposición de datos abrumadores.

Medio millón de personas pasan a vivir su vida en las mayores condiciones de carencia y deterioro en su calidad de vida. En ese medio tan hostil, muchos morirán probablemente, ya sea por la precariedad de la salud y el hábitat, o bien por la extrema violencia que rige en el cinturón urbano, donde literalmente impera la ley del mas fuerte.

Pero lo más aterrorizante de la noticia son las explicaciones oficiales de porqué se da este proceso. Mencionan en primer lugar, el incremento de la tasa de desempleo. Luego en segundo término se cita el incremento de los precios de los alimentos críticos (...) entre ellos el pan fresco, la harina, los fideos, el aceite, la leche fresca, la cebolla, el zapallo y otros alimentos (sic). Es acá donde vemos en todo su despliegue, la lógica del sistema. La expulsión del sistema social y productivo de medio millón de personas más, es solo en el discurso oficial, el producto de la intersección de variables que tienen un rango comparable al encuentro de factores meteorológicos. Por lo tanto no son achacables a ninguna intención política o decisión de voluntad alguna. No hay ningún sujeto político que responda por esto o fundamente la razón de estos hechos, su porqué.

La historia nos ha mostrado que pueblos enteros son capaces de soportar extremas penurias, si estas tienen un porqué lógico, y si además pueden vislumbrar una salida a largo plazo. Acá no es así. En un momento en que una noticia como esta, debería ser el eje de un accionar político profundo, nos encontramos con una respuesta chabacana y despersonalizada. Esta respuesta por ser tan superficial se transforma en una perversión intolerable, cuando la respuesta oficial, es que la flexibilización laboral, que traerá trabajo y prosperidad, es la solución a estos problemas.

UNA MIRADA POR LA VIDA COTIDIANA

Si algún efecto tiene la política neoconservadora, mas allá de los efectos económicos, es la ruptura de la trama social y cultural que los grupos humanos generan en sus comunidades. La idea de que el mercado, por sí solo proveerá de un concierto social armónico, no solo es falsa, es también perversa. Aparecen así toda una gama de síntomas sociales, que reflejan la degradación de la condición humana cuando no encuentra un marco contensivo, estallan bajo el mecanismo del actuar antes mencionado.

Francos tiradores de clase media que se amurallan para atacar a sus fantasmas, modernas versiones de Moisés que se salvan no ya de morir ahogados en el Jordán, sino de ser triturados por la compactadora de residuos, puñaladas espasmódicas que superan en número y en ferocidad, las supuestas treinta y siete, que alguna vez cantara Edmundo Rivero. El festín macabro podría ser celebrado con un asado de gato y un brindis con vino adulterado, y así podríamos enumerar gran cantidad de hechos, que merced a la velocidad con que aparecen y desaparecen en los medios consagrados, debemos, como consumidores de los mismos, de registrar y olvidar para que nuevos sucesos reciclen nuestra pasiva recepción.

    La violencia en la vida cotidiana que está instalada en nuestra sociedad, guarda una proporcionalidad con el vacío social al que son expuestos millones de personas. Al mismo tiempo el exceso en las formas de operar, es lo que hemos denominado mas arriba acting out, que ya podríamos acriollar con el simple actuar afuera. Noam Chomsky, científico americano contemporáneo y gran pensador independiente, señala en su trabajo Política y Cultura a finales del Siglo XX dice refiriéndose a los mismos Estados Unidos:

    Así en las zonas mas deprimidas, se consigue fuerza de trabajo productiva muy barata, y en casa hay suficiente población rica... un 40% o algo así y luego el resto de la población pasa simplemente a ser superflua. No son útiles para la producción de riqueza, y resultan cada vez menos necesarios para el consumo, así que no sirven para nada, porque ésos son los únicos valores que existen en una sociedad capitalista de estado...

    Un dato importante de ellos, los disturbios en Los Angeles, es que aquella zona era antes una zona de producción. ...Y está ocurriendo en todas partes. La violencia en los guetos es extraordinaria. El índice de asesinatos y de agresiones en los barrios pobres de las grandes ciudades resulta increíble. Eso es lo que sucede cuando la gente está atrapada, que se devoran entre sí. Si no hay mas remedio siempre es posible meterlos en la cárcel. Estados Unidos ocupa en este momento el primer puesto del mundo (con mucha diferencia) en la población penal per capita. ...El estadio mas alto de la destrucción de la democracia, es cuando la población general no puede saber siquiera que decisiones se están tomando porque se hallan totalmente aislados.

Esta apretada síntesis de algunos conceptos de Noam Chomsky, nos ponen en claro, que la implementación de ciertas políticas, genera efectos estructuralmente parecidos en cualquier lugar del mundo. A globalización de políticas, globalización de efectos. La ausencia de una política clara, donde se escamotean perversamente los objetivos finales, no tiene necesariamente otra salida que la violencia, que por consecuencia es difusa, persistente y empobrecedora de los pasivos participantes.

AFRONTANDO LA HISTORIA

Desde distintos lugares: desde la cultura popular y desde la política hemos sido advertidos sobre los efectos del fin de siglo. Enrique Santos Discépolo, en lo que ya podría ser un segundo himno nacional: su contundente y veraz Cambalache nos advierte que el mundo fue y será una porquería en el 506 y en el 2000 también. Por otra parte Juan Domingo Perón nos decía en su ya clásica admonición que El año 2000 nos verá unidos o dominados.

Es interesante observar, que mas allá de los lugares desde los que estos hombre hablaron, hay algo de profético en estas dos citas. Uno nos previene acerca del mal que conlleva la condición humana. El otro nos advierte de la necesidad de organizarnos social y políticamente frente a los efectos de ese mal. También es importante señalar, que junto al valor universal de estas premisas, ambos hablaban desde su lugar de argentinos, y de las características tan particulares de nuestra cultura. Cultura Argentina, que siempre se caracterizó por adoptar sin crítica alguna los valores que venían desde fuera de nuestro continente.

No podemos olvidarnos que las premisas neoconservadoras que estamos viendo, son también una adaptación salvaje de doctrinas que vienen de los centros internacionales del poder, y aquí son tomadas como verdades substanciales y objetivas, purificadas de todo interés y se les otorga por lo tanto el carácter de necesarias. También lo fueron en los sesenta y setenta, las doctrinas de la seguridad nacional, cuyos archivos recién abiertos por el Pentágono, confirmaron oficialmente lo que siempre supimos: el enemigo de entonces debía ser torturado y matado, para sacarle información que permitiera seguir torturando y matando a los enemigos de la paz social y de nuestro estilo de vida.

De esa adaptación acritica y feroz de imperativos externos, llevamos en el alma las tremendas heridas que dejó la llamada guerra sucia. Por imperio de la incapacidad de pensar sensatamente, que necesitábamos como Nación que reclamar un destino en la memoria colectiva. Ahora bien si esta catástrofe nacional, estuvo originada entre otras cosas por la adopción de políticas importadas, ¿que consecuencias nos dejarán la prosecución de esta guerra en el ámbito socio económico?

Se podrá alegar que tenemos democracia. Es cierto. También es cierto que como comunidad disponemos de un relativo grado de libertad de expresión pocas veces conocido con anterioridad, pero también es cierto que gran parte de esta democracia es formal. Y es precisamente esta formalidad, la que permite el vaciamiento de sus contenidos. Salud, Educación y Justicia, pilares básicos en un sistema democrático eficiente, son sistemáticamente sacrificados por medios sutiles algunas veces, groseros las más, a los imperativos del ajuste

ENFRENTANDO AL 2OOO

Finalmente, y a pesar de la globalización las formas que esta asume en nuestro país, no son ajenas a los determinantes históricos previos. Somos hijos de una cultura orientada al exceso. Desde la conquista española a las letras del tango. Desde la corrupción a la pasión futbolera. Será en este terreno donde deberemos movernos lúcidos de nuestro estilo, que como cualquier otro tiene limitaciones y posibilidades. Al mismo tiempo, deberemos reconocer que todos los tiempos de la humanidad han sido tiempos duros, algunos con mas espacio para la utopía, otros como este con mas certeza del mal. Pero las preguntas que deberíamos hacernos ante este fin de milenio, son de otra índole. Podríamos así preguntarnos ¿quienes somos? ¿que podemos ser? ¿hasta donde nos afecta la marcha del tiempo? ¿que es lo que nos rescata?

Quisiera traer a la memoria, algunas reflexiones de un pensador francés, Georges Bataille, quien en 1933, en un trabajo titulado El Estado y el Problema del Fascismo, en donde proféticamente denunciaba a las ferocidades del nazismo, y las brutalidades del stalinismo dice:

    La conciencia revolucionaria que se despierta en este mundo de la coacción, es forzada a considerarse a ella misma históricamente como un sin sentido: se ha convertido, para emplear las viejas fórmulas de Hegel, en conciencia desgarrada y conciencia desdichada.

Mas adelante dice:

    En esta toma de conciencia del peligro que se aproxima a la humanidad entera, desaparece la vieja concepción geométrica del porvenir. El viejo porvenir regular y honesto cede su sitio a la angustia.

También afirma que:

    Desde un punto de vista práctico, la desesperación no es mas que el comportamiento afectivo con mayor valor dinámico. Constituye el único elemento dinámico posible - y necesario - en las circunstancias actuales, cuando los supuestos teóricos se cuestionan. Sería imposible, en efecto, tambalear suficientemente un aparato teórico que tiene el defecto de ser la fe común - y ciega - de un número elevado de personas, sin recurrir a la justificación de la desesperación, sin el beneficio de un estado del espíritu desorientado y ansioso.

Mas allá del valor estratégico que tengan estos conceptos, el dato principal es, que determinadas circunstancias sociales generan angustia y desorientación en distintos tiempos históricos. Al mismo tiempo, esa angustia y desesperación, puede aparecer como motor del cambio. Añadiría acá, que si, que ello es posible en tanto esa angustia pertenezca a un sujeto consciente de su lugar dentro de un sistema. Cuando esto no ocurre, nos encontramos, que como en los tiempos que nos convocan con expulsión de los sujetos de sus redes de pertenencia. Esta expulsión opera no solo por la vía de la miseria y la desocupación, sino también por el miedo al porvenir, y a perder lo poco que se tenga. En este lugar se pierde la conciencia crítica y la angustia queda evacuada, tras los caminos del actuar afuera.

Sería pues, tarea de los sujetos pensantes identificar a la angustia y a sus circunstancias. Queremos decir que esto es necesario, como una política de lo cotidiano, de las pequeñas cosas, incluir la angustia como una angustia calculada del oficio de vivir, y no como un efecto del dispositivo del gozar de quienes detentan el poder, que genera efectos mortales en el resto de la comunidad.

En tiempos como los que corren, es necesario sustituir creencias que ya no sirven, pues las mismas alientan falsas identidades. La creencia de que el progreso emana de la buena voluntad individual y la contracción al trabajo no es hoy algo verificable. Oscura conciencia de ello tienen los jóvenes, que intuyen que lugares como la educación, no son una salida por si misma para programas de vida, sino lugares de tránsito hacia un futuro dudoso. Otros optan por la salida desgarrante del exilio. Y una gran mayoría se encierra en un letargo intimista y aislado que solo es un síntoma de la desazón y desesperanza.

En los que ya no son tan jóvenes, aparecen también otros fenómenos, tales como el aislamiento, la fragmentación de la vida social, el aislamiento defensivo en el interior del hogar, pero no como espacio de desarrollo de la intimidad, sino como lugar de refugio ante la amenaza invisible pero certera. Y si quisiéramos posar nuestra mirada sobre los ancianos, veríamos la desgarrada conciencia que tienen de haber sido inmolados, porque a través del ajuste, les han robado un derecho inalienable, el de tomar previsiones sobre la calidad del fin de sus vidas. Pero esta amenaza, retorna como algo extraño, muchas veces a través del lenguaje del cuerpo. Pérdida de placer y enfermedades raras, son cada día mas moneda corriente donde se expresa esa angustia sin sujeto, esa muerte sin verdugo, esa vida sin placer.

Quizás lo que englobe a todos los sectores de la población, es el aplastamiento de la subjetividad, y con ella la muerte de la ilusión y el desvanecimiento de la pasión. Pero para seguir viviendo, en cualquier momento de la Historia fue y será necesario, alguna ilusión que motorice las empresas humanas. También es necesario espacios que motoricen las pasiones que surgen de la vida. Hoy en nuestra Argentina ese espacio aparece esporádicamente ligado a reivindicaciones puntuales, aunque por cierto de carácter novedoso y creativo. Por ejemplo vemos las luchas de las mujeres del campo por la conservación de la propiedad de sus tierras. Aparecen también grupos humanos que buscan rescatarse de la carencia, reinvindicando el valor del trabajo a través de clubes de trueque. Hay algunas más.

Pero el gran espacio de la pasión, está en este momento representado por el fútbol. Pero no es el fútbol como legítima pasión popular, sino un deporte capturado por la exigencias de la industria del show televisivo. Hacen falta pues, políticas y lugares de encuentro que puedan agrupar a los hombres, en lo que tienen de común: su pasión por la vida y la necesidad de hacer su historia. La imposibilidad de concretar ese encuentro con el semejante nos lleva a desgarrarnos en la fatalidad. La Historia nos espera.


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